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Lula pierde fuelle en las encuestas

La popularidad del presidente brasileño cae 4,7 puntos tras varias polémicas

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, está acusando los efectos de las últimas polémicas que han salpicado a su Gobierno, como las acusaciones sobre una hipotética reunión turbia entre su favorita como candidata en las próximas elecciones presidenciales, Dilma Rousseff, y la ex secretaria de la agencia tributaria brasileña, Lina Vieira.

El desembarco de la gripe A en Brasil, que se ha convertido en el país con más muertes confirmadas por el virus, y algún que otro disparate en la estrategia de comunicación de Lula también han contribuido a hacer mella en la popularidad del líder brasileño y de su Gobierno. Resultado: la última encuesta difundida por la Confederación Nacional de Transportes (CNT) y el instituto estadístico Sensus refleja una caída de 4,7 puntos en la valoración positiva de Lula y una penalización estimada en 4,4 puntos para su Ejecutivo.

El opositor Serra suma el doble de apoyos que la ministra Rousseff

El dato es importante si se tienen en cuenta dos factores: la figura de Lula como presidente viene manteniendo cotas de aceptación inusitadas en la más reciente democracia brasileña, que alcanzaron su cúspide el pasado mes de enero, con un 84% de aprobación de su gestión personal. Esta tendencia ascendente, que ya registró un bache el pasado mes de marzo, se ve de nuevo interrumpida con los datos que se acaban de difundir, algo que equivale a un toque de atención al ex tornero para que no baje la guardia en la recta final de su segundo y último mandato. No obstante, Lula y su Gobierno siguen contando con unos holgados 76,8% y 65,4% de aprobación, respectivamente.

En segundo lugar, e íntimamente relacionado con lo anterior, la campaña electoral ante las elecciones de octubre de 2010 ya ha comenzado a desarrollarse en los bastidores de la política brasileña. Así lo muestran los permanentes anuncios por parte del Gobierno de megainversiones en el desarrollo del boyante negocio petrolífero, los aumentos de las partidas presupuestarias destinadas a programas sociales, como la Bolsa Familia, o los acuerdos con Francia para la compra de submarinos, cazas de combate y helicópteros, todo con la mirada puesta en apuntalar el liderazgo brasileño en la región.

La caída de la popularidad de Lula indica que esta estrategia ha surtido poco efecto en los últimos meses y que los brasileños están más preocupados por el problema de la corrupción, enquistada en la clase política brasileña, y la percepción de que existe un cierto descontrol sanitario en la gestión de la gripe A.

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Lula le está preparando el terreno a la que a todas luces será la candidata del Partido de los Trabajadores (PT) en las próximas elecciones, la actual ministra de la Casa Civil y mano derecha del presidente, Dilma Rousseff, que actualmente lucha contra un cáncer linfático. Militante de grupos de izquierdas y guerrillera durante la dictadura militar brasileña, Rousseff no ha demostrado grandes dotes comunicativas por el momento y da la sensación de ser mucho menos carismática que Lula. Por ello, los datos difundidos por CNT-Sensus reflejan que la candidata del PT no acaba de despegar en las primeras proyecciones de intención de voto.

Entre los diversos escenarios electorales, el más realista coloca en la disputa por la presidencia a Rousseff frente al actual Gobernador del Estado de São Paulo, José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). Las diferentes simulaciones de voto muestran que Serra doblaría a Rousseff en número de sufragios, dato nada halagüeño para el PT. Una vez más se confirma que los éxitos del actual Gobierno están personalizados en demasía en la figura de Lula, algo que representa un lastre casi insalvable para la candidata de su partido.

Los resultados de la encuesta también parecen disipar cualquier género de duda sobre quién será el candidato de la oposición, que aún no se ha pronunciado formalmente sobre los dos nombres que están sobre la mesa: José Serra y el actual gobernador del Estado de Minas Gerais, Aécio Neves. En todas las proyecciones de voto, Serra aparece como el ganador indiscutible de las elecciones, mientras que Neves perdería si tuviese que competir con Rousseff.

EFE

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