Obama trata de solucionar un problema racial con una 'cumbre de la cerveza'
El mandatario estadounidense invita a la Casa Blanca a un reconocido intelectual afroamericano y un policía, protagonistas de un rifirrafe que desató un debate racial en el país
El presidente de EE UU, Barack Obama, ha decidido tratar de curar las heridas raciales con cerveza. A las seis de la tarde de hoy (medianoche en España), el presidente tomará un botellín en el patio de la Casa Blanca con los dos hombres que convirtieron un rifirrafe de vecindario en un debate racial a escala nacional, altercado que le ha costado al mismo Obama una disculpa pública.
Uno de los intelectuales afroamericanos más respetados del país, el profesor de la Universidad de Harvard Henry Gates, de 58 años, fue arrestado el pasado 16 de julio tras forzar la puerta de su propia casa. Había pasado una temporada en China, grabando un documental, y al regresar descubrió que la puerta estaba estropeada. Al verle forzándola, una vecina llamó a la policía local, que, pasados unos minutos, envió a la vivienda a un grupo de agentes, liderados por el sargento James Crowley, de 42 años.
El sargento le pidió a Gates que se identificara. Inmediatamente, estalló una agria discusión, en la que el profesor acusó al sargento de racista y éste acabó deteniéndole por "perturbar el orden público". Obama, que normalmente mantiene el temple en asuntos raciales, decidió opinar sobre el asunto en una conferencia de prensa celebrada el pasado 22 de julio. El presidente acusó al agente de "estúpido". "La prueba de su inocencia era que [Gates] estaba en su propia casa", dijo.
En los informes policiales se demostró que la mujer que efectuó la llamada no dijo en ningún momento que la persona que trataba de forzar la puerta fuera negra. Los agentes afirmaron que se había detenido a Crowley por su reacción exagerada, y no por su color de piel. Una encuesta del Pew Research Center reveló que el 41% de los estadounidenses creían que el presidente se había equivocado con estas palabras, frente al 29% que dijo que la suya era la interpretación acertada del incidente.
Dos días después, el presidente tuvo que recular . "Creo que, desafortunadamente, di la impresión de que trababa de infamar específicamente al sargento del Departamento de Policía de Cambridge Crowley. Debería haber calibrado mejor aquellas palabras", dijo.
Para mediar y hacer las paces, Obama decidió invitar hoy a los dos protagonistas del rifirrafe a tomar una cerveza con sus familias frente al Despacho Oval, en un día significativo: se cumplen 90 años del despliegue de la Guardia Nacional de EE UU en Chicago para detener una serie de disturbios raciales. La prensa local ha bautizado el encuentro como la primera cumbre de la cerveza, todo un acto escenificado para curar heridas raciales.
Cada uno, por cierto, ha elegido un tipo de cerveza diferente. Gates beberá Red Stripe, una marca jamaicana; Crowley ha optado por Blue Moon, una cerveza tipo weissbier de estilo belga e importada de Canadá, y el presidente ha optado por una ubicua marca americana: Bud Light.
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