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Castro regresa a Argelia tan sólo cinco meses después de su primera visita

La estancia del presidente cubano en Argel carece de contenidos

La amistad de Cuba con Argelia es "indestructible", según afirmó en Argel el presidente cubano, Raúl Castro, de 77 años de edad. Hace cinco meses ya era "muy fuerte". Ahora existe, según él, una "convergencia" entre las posiciones de ambos países sobre numerosas cuestiones internacionales. Antes ambas capitales "tenían muchos puntos en común". Sus declaraciones fueron recogidas por la agencia de prensa oficial argelina APS.

Cinco meses después de su primer viaje a Argelia, Castro regresó el domingo allí y pronunció este lunes prácticamente las mismas palabras que en febrero después de entrevistarse en el palacio de La Mouradia con su anfitrión, el presidente Abdelaziz Buteflika, de 72 años. Su visita, anunciada como la anterior con escasas horas de antelación, durará nada menos que tres días, una estancia larga para un jefe de Estado.

Pese a su prolongada duración y a la nutrida delegación que le acompaña -incluye al vicepresidente Ricardo Cabrisas y al ministro de Informática Ramiro Valdés-, la estancia de Castro carece de contenidos comparada con lo que sería la visita de un presidente occidental. Durante su viaje La Habana y Argel no firmarán ningún acuerdo y ni siquiera está previsto que se publique un comunicado final.

"Hemos trabajado mucho", aseguró, no obstante, Castro mientras que su anfitrión rehusó hacer declaraciones a la prensa. Su conversación con Buteflika sirvió, según los diarios argelinos, para preparar la cumbre del Movimiento de los No Alineados que preside Cuba y que empezará este martes en Charm el Cheikh (Egipto).

En realidad, como recordaba el fin de semana el diario gubernamental argelino El Moujahid, la relación Argel-La Habana tiene sobre todo un "carácter histórico". La Cuba castrista mostró su solidaridad con los independentistas argelinos a principios de los sesenta acogiendo en sus hospitales a guerrilleros en lucha contra Francia. Su apoyo fue aún más decisivo en 1963 cuando envió a un batallón de carros de combate para ayudar al embrionario Ejército argelino en su guerra contra Marruecos. Ahora La Habana es su fiel aliado del Frente Polisario.

De esa estrecha amistad en tiempos de la Guerra Fría sólo queda, desde un punto de vista práctico, una cooperación sui generis y muy aireada por los medios de comunicación públicos argelinos, pero de menor cuantía que la que proporcionan a Argelia los principales países europeos. El proyecto más vistoso fue inaugurado el año pasado. Consiste en una clínica oftalmológica, en Djelga, atendida por médicos cubanos. Unos 120 trabajan en Argelia. Otras tres clínicas similares están en construcción en lugares remotos del país.

El presidente cubano conversa con su homólogo Buteflika el domingo en Argel.
El presidente cubano conversa con su homólogo Buteflika el domingo en Argel.REUTERS

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