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Batalla contra la corrupción en el Senado brasileño

10.000 funcionarios atienden a sólo 89 senadores

El nuevo presidente del Senado de Brasil, José Sarney, ex presidente de la República y con medio siglo de presencia en la política, ha querido levantar las alfombras de la Cámara Alta, donde 83 senadores representan a los Estados del país. Y el resultado ha sido desolador, dado el grado de corrupción de la institución.

Para empezar, ha descubierto que existen 136 directores ejecutivos, casi dos para cada senador. Para tener una idea, las empresas Petrobras y Vale do Rio Doce, las dos mayores del país, tienen seis y siete ejecutivos respectivamente. El Senado tiene 10.000 funcionarios -más de mil por cada parlamentario-, muchas veces con sueldos superiores a los de los senadores. De ellos, 3.400 han llegado a través de concurso público, 3.100, a dedo, y 3.000 están subcontratados.

Sarney ha comenzado con una acción drástica: ha pedido el alejamiento del cargo de los 136 directores y ha encargado a la prestigiosa Fundación Getulio Vargas un estudio para llevar a cabo una amplia reestructuración administrativa del Senado con el fin de reducir gastos, sobre todo en un momento de crisis como el actual.

Uno de los estudios analizará la situación de los más de 3.000 funcionarios empleados por las empresas subcontratadas, a través de las cuales han vuelto a entrar muchos de los familiares de los senadores que tuvieron que salir tras la aprobación de la ley contra el nepotismo en el Parlamento, como reveló el diario O Globo el domingo pasado.

El Senado ya fue zarandeado el año pasado por un escándalo de corrupción que obligó a su entonces presidente, Renan Calheiros, a abandonar el cargo ante la acusación de que empresas que trabajaban para el Estado pagaban presuntamente la pensión de una hija fruto de la unión con su amante. Todo ello es producto, según los analistas políticos, de la falta de la gran reforma política que Brasil necesita. Existen más de 30 partidos. Los más de 500 diputados suelen ser muy sensibles al soborno para apoyar una u otra ley, lo que hizo tambalearse a la misma presidencia en 2005, cuando el presidente Luiz Inácio Lula da Silva estuvo a punto de tener que dimitir.

Los diputados han ido acumulando tantos privilegios que llegan a ganar, entre unos y otros conceptos, cerca de 40.000 euros mensuales.

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Tanto el Parlamento como el Senado han sido hasta ahora lugares donde sus miembros colocaban a toda su familia con sueldos superiores a los de que cualquier empresa importante.

Luiz Inácio Lula da Silva, ayer, durante una visita a una planta de gas natural en el Estado de Río de Janeiro.
Luiz Inácio Lula da Silva, ayer, durante una visita a una planta de gas natural en el Estado de Río de Janeiro.AFP

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