Mónaco renuncia a su sueño de ampliarse hacia el mar
El príncipe Alberto asegura que la crisis y el impacto medioambiental aconsejan suspender el proyecto de contrucción de una península artificial en el Mediterráneo
La crisis económica ha tumbado, de momento, el sueño de Mónaco de extenderse hacia el mar. Así lo ha anunciado este martes el príncipe Alberto, que asegura que ha suspendido el millonario proyecto que preveía la construcción de una península artificial para ganar al Mediterráneo una decena de hectáreas, alrededor del 5% del territorio de este pequeño Estado de poco más de dos kilómetros cuadrados.
"En las condiciones financieras actuales, no sería responsable lanzar un proyecto de esta envergadura", ha declarado el soberano, que además asegura que necesita más garantías medioambientales para seguir adelante.
El coste del proyecto, comparado con las islas artificiales construidas en Dubai, estaba estimado entre 5.000 y 10.000 millones de euros, con una extensión de alrededor de 20 campos de fútbol y espacio para viviendas, tiendas y recursos turísticos.
Para el diseño arquitectónico ya había dos finalistas, el estadounidense Daniel Libeskind, responsable de las obras de reconstrucción del World Trade Center de Nueva York, y el británico Norman Foster, autor entre otras obras del edificio del Parlamento alemán, cuyas propuestas competían en un concurso que tenía previsto resolverse el próximo mes de febrero, con idea de comenzar las obras en 2011.
El príncipe Alberto ha destacado que esta renuncia no significa que esté en riesgo la economía monegasca, basada fundamentalmente en el turismo y la banca.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.