El derrumbe de las 'pirámides'
Una persona muere en las protestas de miles de estafados en Colombia por empresas que captaban dinero con la promesa de intereses exorbitantes
"Por estúpidos y creer en brujas tendrán que trabajar mucho para reponer esa plata". Así rezaba un aviso colocado en las puertas de la oficina de Proyecciones DRFE (Dinero Rápido, Fácil y en Efectivo) en la localidad colombiana de Santander de Quilichao, una de las 61 filiales que esta empresa, que se dedicaba a captar dinero ilegalmente, posee en el país. Y de esa forma sus clientes conocieron la noticia: el sueño de multiplicar sus ahorros se había esfumado.
Es otra tragedia anunciada: a pesar de las advertencias, millones de personas, la mayoría de clase media y baja, perdieron los ahorros de toda la vida al creer que obtendrían los rendimientos del 100% ofrecidos por estas pirámides, como se las conoce popularmente. El anuncio de la quiebra y cierre de esta firma originó tal pánico, que en los dos últimos días los estafados se han agolpado frente a las oficinas exigiendo su dinero en varias poblaciones, entre ellas cuatro capitales regionales. En muchas ocasiones, las protestas degeneraron en vandalismo y en la imposición del toque de queda. Algunos empleados trataron de fugarse con maletas repletas de billetes; otros quedaron atrapados y tuvieron que pedir protección para evitar ser linchados. En Buesaco, una pequeña población de Nariño, departamento al sur del país, fue asesinado el Defensor del Pueblo, porque los desesperados inversores pensaron que se escapaba con sus ahorros.
¿Por qué el Gobierno no intervino antes? Desde hace más de un año la prensa venía denunciando el peligro de esta ruleta rusa. En abril se derrumbaron las primeras pirámides. "¡La esperanza de un pueblo quedó muerta por culpa del Gobierno, que no supo manejar esto!", gritaba un hombre en medio de uno de los tumultos.
Suspensión de las oficinas de DRFE
El Ejecutivo ordenó el miércoles por la noche la suspensión de la actividad de todas las oficinas de DRFE y desde ese momento la policía empezó a sellar los locales. Hasta el mediodía de ayer se habían incautado de más de 14.000 millones de pesos (unos siete millones de dólares). Nadie sabe qué pasará con ese dinero.
El Gobierno defiende su actuación: asegura que estaba investigando para atajar el problema y que la demora se debe a la necesidad de tener elementos probatorios y jurídicos.
En Colombia hay al menos 200 empresas que ofrecen intereses millonarios. Al menos dos billones de pesos están en juego en estas arriesgadas pirámides. Operan siempre igual: abren locales, encargan publicidad seria, cumplen con los primeros clientes y mediante este gancho atrapan nuevos inversores... Después, desaparecen. Muchos empiezan invirtiendo sus ahorros; luego venden la casa, el coche, las vacas... Los más ambiciosos incluso solicitan préstamos bancarios. Y así, de la noche a la mañana, se quedan sin nada y endeudados. "No tengo con qué darle de comer a mis hijos", se lamentaba ayer uno de ellos.
Los afectados
Las historias de los damnificados son dramáticas: Jesús, un limpiabotas de La Hormiga, un pueblo de Putumayo, al sur del país, pidió un préstamo de cinco millones de pesos. "Como a todos les iba tan bien, yo quería ganar; ahora debo trabajar más para pagar", dice resignado. María vendió su motocicleta con la que trabajaba haciendo entregas a domicilio de un restaurante, y Juan vendió "dos animalitos", por lo que se quedaron sin herramientas para trabajar. Patricia, una joven de Pereira, soñaba con los dividendos prometidos, pagar sus estudios en la universidad, comprar regalos de Navidad y hacer una fiesta grande de fin de año. Y Martha, una taxista de Bogotá, planeaba ver el mar por primera vez en su vida.
DRFE nació en septiembre de 2007 en Pasto, capital de Nariño. Su director, Carlos Suárez, un hombre de 28 años, era conocido hasta ese momento como celador de un aparcamiento. Según el asesor jurídico Víctor Bastidas, la empresa llegó a tener más de dos millones de clientes. En sólo cinco meses —de abril a septiembre de este año— captó en cinco sucursales unos 200 millones de dólares. El viernes pasado, mediante un comunicado, se anunció la quiebra de la empresa debido a la "crisis económica mundial". Y se advirtió que los intereses prometidos del 100% y el 150% se reducirían al 70%. "Quienes no estén de acuerdo con las nuevas políticas pueden solicitar la devolución total de su inversión", añade el comunicado.
El alto coste de los servicios financieros frente a la rentabilidad irrisoria para los ahorradores y la mentalidad de "dinero fácil" generada por el narcotráfico han creado el terreno abonado para que estas compañías crezcan y logren el apoyo y casi la veneración de los incautos.
Algunos estafados opinan que "lo que sucede es culpa del pánico financiero alimentado por los bancos y los medios".
Ayer en Bogotá, en un barrio popular, miles de personas esperaban entregar sus ahorros a DMG, otra gigantesca pirámide,que tiene millones de clientes y adoradores en todo el país. Hay varias investigaciones abiertas sobre su dudosa actividad; el fiscal general, Mario Iguarán, dice que detrás de este entramado está el dinero del narcotráfico.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.