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La marea petrolera de Chávez arrastra a Costa Rica

La caída del petróleo no merma los deseos de Arias de unirse a Petrocaribe

Petrocaribe, el proyecto que el presidente venezolano, Hugo Chávez, creó en 2005 como "la plataforma energética del Alba", está a punto de ganar otro socio. Costa Rica ha formalizado su petición de ingreso, maravillada por las facilidades de pago que Caracas ofrece a sus 18 miembros de Centroamérica y el Caribe. Ni siquiera la bajada del precio internacional del petróleo ha restado interés al Gobierno que preside Óscar Arias, que confía en obtener la credencial en diciembre.

"Es urgente", dijo el viernes Arias, el mismo mandatario que hace sólo un año y medio tildaba de "negación de la democracia" las maniobras políticas internas de Chávez. El discurso crítico contra el proyecto bolivariano y sus aliados, sin embargo, ha ido girando y el pasado septiembre llegó a sus antípodas: "Caracas es cuatro o cinco veces más generoso que Estados Unidos", dijo el presidente costarricense durante una conferencia de prensa en el Parlamento Europeo, sin que nadie le pidiera que matizara su reflexión. Sus enormes reservas de petróleo se lo permiten, agregó.

Arias pensó que quedar al margen de esa "generosidad" sería una pena para un país que proyecta cerrar este año con un gasto de 2.200 millones de dólares en petróleo, en compras que debe ejecutar casi con la bolsa del efectivo en la mano. Petrocaribe, visto como el brazo político de la petrolera venezolana Pdvsa o la tarima energética de la Alternativa Bolivariana para las Américas (Alba), garantiza el abastecimiento nacional (unos 20.000 barriles diarios) y, lo más atractivo para estos tiempos de aridez crediticia, vende el crudo en condiciones asequibles. Con los actuales 60 dólares por barril, Costa Rica podrá pagar en 90 días el 60% de cada embarque y en 25 años, el 40% restante al 1% de interés. Si el barril vuelve a superar los 100 dólares, se invertirán los porcentajes.

Así es como las autoridades costarricenses intentan convencer a la población de la necesidad de aliarse con uno de los proyectos de Chávez, en un país donde el líder venezolano cala poco. Sólo uno de los 57 diputados del Congreso aplaude los proyectos bolivarianos, a pesar de que la mayoría ha aceptado, más o menos, la posibilidad de convertirse en el socio número 18 del club Petrocaribe.

Algunos sólo preguntan qué hará el Gobierno con el dinero en los 25 años que pasarán desde el momento en que un taxista deberá pagar 665 colones (1,2 dólares) por el litro de gasolina que vierta en su auto y el momento en que Costa Rica tendrá que saldar su deuda con Caracas.

Una debilitada economía

Ésta es una de las palancas que Arias pretende mover para activar una economía cuyo crecimiento, al cerrar 2008, podría ser sólo la mitad del 7,3% registrado en 2007, con un leve aumento del desempleo y un estancamiento en la reducción de la pobreza, en 17,7%. La inflación está lejos de bajar a un dígito. La recaudación de impuestos permite al Gobierno mostrar superávit, pero la coyuntura internacional aprieta al turismo y las exportaciones. Un crédito con Petrocaribe beneficia hasta a quien no necesita crédito, dijo uno de los economistas que en estos tiempos dedican la mitad de su tiempo a atender a periodistas.

Si Chávez y su proyecto antiyanqui no fueran los dueños de Petrocaribe, la polémica quizá sería poca. Pero lo son. "No hay almuerzo gratis" ha sido una de las frases favoritas de los críticos de Arias en este proyecto de adhesión, ya sean expertos o ciudadanos de a pie. La suspicacia también provino del embajador de Estados Unidos en San José, Peter Cianchette: "Esperamos que Petrocaribe sea sólo trato comercial", manifestó en el diario La Nación, donde dos meses después su homólogo venezolano escribió que Petrocaribe es una de la evidencias del "nuevo orden social" pretendido por Caracas para el continente.

Los socios de Venezuela en Petrocaribe son Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Cuba, Dominica, Granada, Guyana, Jamaica, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam, Haití, Nicaragua y Guatemala, según la página de Internet de Pdvsa.

Los opositores venezolanos a Chávez consideran a esos países socios en "la diplomacia del soborno" chavista, pero para Arias los negocios son los negocios y no es su responsabilidad lo que Chávez haga con la chequera de Pdvsa ni con las necesidades de su población. La solicitud formal está presentada y la cumbre de Petrocaribe programada para diciembre servirá de bautizo, casi de manera simultánea con la probable entrada en vigor del tratado de libre comercio (TLC) entre Costa Rica y Estados Unidos. ¿Será el Alba el siguiente paso de Arias? Ha dicho que no. Que también contiene algo de generosidad, pero que no piensa adherirse a él.

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