Suramérica da un histórico apoyo a la democracia boliviana
Nueve países de la región, con Brasil al frente, respaldan Morales pero le exigen que pacte con los gobernadores rivales
La Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) salió airosa de su primera prueba de fuego al acordar en la cumbre extraordinaria de jefes de Estado de la región realizada el lunes en Santiago una contundente respuesta de apoyo al Gobierno democrático del presidente de Bolivia, Evo Morales, y al rechazar todo intento de golpe de Estado en el país andino.
Por primera vez en la historia, los países suramericanos logran una posición común, clara y contundente en defensa de la democracia, respecto de un conflicto regional. El pacto también es un hito porque ha puesto de acuerdo a gobiernos enfrentados como los de Venezuela y Colombia, o este último con Ecuador; y ha mostrado a una Suramérica con capacidad de iniciativa sin la tutela de países desarrollados.
La cumbre arrancó con un Morales denunciando un golpe de Estado, con un Hugo Chávez encendido contra el imperialismo estadounidense y la verborragia dio paso a un acuerdo concreto con la intervención del mandatario brasileño Lula, que sin ambigüedades le dijo a Morales que si optaba por el diálogo con sus rivales contara con el apoyo de Brasil y la Unasur, y que si se inclinaba por la confrontación que se olvidara de cualquier respaldo.
El mensaje de Lula fue el que finalmente recondujo la reunión al resultado que alumbró. Fueron más de seis horas de debate en el palacio de La Moneda para dar con una declaración de nueve puntos que comienza con una alusión al golpe militar contra el presidente Salvador Allende en septiembre de 1973, pero sin nombrarlo, al recordar "los trágicos sucesos que hace 35 años en este mismo sitio conmocionaron a toda la humanidad".
Unasur condenó los ataques a instalaciones gubernamentales y a la fuerza pública por parte de grupos que buscan desestabilizar a la democracia boliviana y pidió "a todos los actores políticos y sociales involucrados que tomen las medidas necesarias para que cesen inmediatamente las acciones de violencia". Tras condenar la masacre en Pando, donde hubo 30 muertos y al menos 100 desaparecidos, Unasur anunció la formación de una comisión que hará una investigación imparcial para esclarecer los hechos y evitar que queden impunes.
La Declaración de La Moneda, como llamaron los nueve presidentes de los 12 países de la Unión que asistieron a la cumbre, insta a los bolivianos a preservar la integridad territorial de su país, algo que Morales resaltó después ante los periodistas.
Como querían Chile ?que preparó el borrador? y Brasil, la declaración no menciona a Estados Unidos en ninguna de sus líneas. La comisión para el diálogo que se anunció estará abierta a todos los miembros de Unasur y será coordinada por la presidencia de turno del organismo, que ejerce la presidenta de Chile, Michelle Bachelet.
Mientras cientos de personas se manifestaban en las afueras del palacio con pancartas y consignas en apoyo a Morales y Chávez, en el interior se reunían los presidentes a puerta cerrada. Después de una introducción de Bachelet, Morales intervino durante casi una hora para explicar la crisis en su país, mostró un vídeo con escenas de la violencia en los días recientes y calificó a los opositores de "intransigentes". Siguió Chávez con un enérgico discurso antiimperialista, en el que criticó la intromisión de Washington en la situación boliviana.
El presidente de Brasil, Lula da Silva, hizo después una intervención decisiva. Para enfrentar la violencia, el presidente brasileño le recomendó a Morales que "aplique la ley". Se preguntó si el presidente boliviano quería "mano dura" o si prefería la vía del "diálogo". En el primer caso, se respondió, Unasur y Brasil no tenían nada que hacer; en el segundo, sí tendrían un papel importante. "¿Qué es lo que quiere?", pregunó con énfasis, dirigiéndose al presidente boliviano.
La disyuntiva así descarnada facilitó los acuerdos posteriores, aunque igualmente hubo más discusiones y abundante retórica.
Anoche, desde La Paz, el vicepresidente boliviano, Álvaro García Linera, informó que había habido un significativo avance hacia un acuerdo con el gobernador de Tarija, Mario Cossío, que ejerce de portavoz de sus colegas autonomistas del Oriente. En la mesa de negociaciones está la controversia sobre el reparto de la renta petrolera a las regiones, el proyecto de nueva Constitución que impulsa el presidente y los estatutos autonomistas de Santa Cruz, Beni, Pando y Tarija. Morales, al regresar hoy a Bolivia, dijo que estaba estudiando el pacto con las bases sociales.
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