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El trabajo latino en España goza de una mala salud de hierro

A pesar de la crisis, la afiliación interanual de trabajadores suramericanos a la Seguridad Social hasta el mes de julio subió una media del 3,7%

La economía española puede calificarse de catastrófica o llevadera, de paréntesis o de cambio de rumbo, incluso de tobogán. Y todo ello puede ser contado desde arriba o desde abajo. Pero la situación es, sin duda, negativa.

No hay más que ojear los últimos titulares de prensa, que hablan de la primera caída de beneficios de las empresas desde 2004, de una reducción de las ganancias de los bancos en un 1,15%, de otro descenso igualmente dramático del turismo... Respecto al paro, el peor dato de la última década acaba de añadirse a la colección: 2,5 millones de parados en agosto.

Quizá por eso, que la media anual de afiliación de los principales países latinoamericanos (Ecuador, Colombia, Perú, Argentina, Bolivia, República Dominicana y Cuba) a la Seguridad Social aumentase un 3,7% (ver el cuadro) anima un poco el panorama.

Los datos publicados por el Ministerio de Trabajo e Inmigración en el informe Afiliación media de extranjeros a la Seguridad Social recogían en julio un alza general del 5,06%, detallada por comunidades autónomas, provincias y sectores.

La cifra del paro nacional hecha pública a primeros de agosto es del 24,7%. La diferencia es evidente a favor de los extranjeros. El ministerio fija su clasificación de los extranjeros en trabajadores procedentes de la Unión Europea (UE) y del resto de países. Y de estos segundos, una babel amplia y compleja, los latinoamericanos son el grupo más amplio, con la ventaja de una lengua compartida. De los trabajadores extranjeros ?2.151.880?, los latinoamericanos representan el 37,99% del total y el 57,44% de los que no proceden de la UE.

¿Es que la crisis no les ha llegado? La respuesta y la pregunta están en tierra de nadie, en las tertulias y en muchas barras de bar. Por ejemplo, en un barrio madrileño de clase media con un porcentaje de latinos mínimo. Una cafetería restaurante de las que no son de paso. "Que cómo está la situación, que vienen a quitarnos el trabajo... Esto se oye cada dos por tres. Yo conozco a mis clientes. Y era completamente reacia a contratar a extranjeros. Descartado por completo". Así se expresa Alicia Gutiérrez, que lleva 15 años en este barrio y saluda a sus clientes con una cercanía amistosa; ha estrenado la cuarentena y dirige junto con su marido este negocio. "Tenía una idea negativa de los latinoamericanos: gente superlenta trabajando, una forma de entender la vida distinta... No me interesaban, por imagen", añade.

Sin embargo, uno de sus camareros es Richard Hidalgo, un ecuatoriano de 24 años y un físico y acento inconfundibles. ¿La razón? "Conocimos a Richard de camarero en otro local. Buscábamos una persona y probamos. Y se acabó. Richard se ha ganado a pulso su trabajo. Y el trato con los clientes...". ¿Y cree que vienen a quitarles el trabajo a los españoles? "Quien dice eso está equivocado. Richard hace su trabajo y lo hace muy bien. Ha habido épocas de mucha oferta de trabajo y muchos españoles pasaban de currar. Pusimos anuncios, pero no se presentaban españoles. Se escudan en que les pagamos menos a los extranjeros y no es cierto. En este sector, todo está reglado y estipulado. Los españoles no tienen derecho a quejarse. Moralmente, no lo tienen", recalca la hostelera.

En España, los datos sobre la ocupación laboral extranjera por comunidades van desde el optimismo de Euskadi (18,20%) y Asturias (18,15%), hasta los datos más pesimistas de las únicas tres regiones que registran cifras negativas: Comunidad Valenciana (-1,53%), Murcia (-0,83%) y Canarias (-0,99%). La lista se completa con Aragón (15,27%), Cantabria (13,75%), Galicia (12,89%), Castilla y León (12,61%), Castilla-La Mancha (10,74%), Extremadura (7,14%), Navarra (7%), Cataluña (5,49%), Andalucía (5,32%), Madrid (4,39%), La Rioja (4,21%), Baleares (4,01%) y las tres autonomías con crecimiento negativo ya mencionadas.

Los trabajadores de Ecuador se sitúan en el primer lugar en la clasificación de afiliación de países latinoamericanos. Le siguen Colombia, Perú, Bolivia, Argentina y República Dominicana, entre otros. Pero también consiguen el primer lugar en algunas listas generales: Colombia, en el País Vasco y Canarias; Ecuador, en Asturias, Madrid y Navarra, además de ocupar el segundo y tercer puesto, tras Marruecos y Rumania, únicos países, junto a Portugal en Galicia, que los aventajan.

A pesar de esta aparente buena salud, la cifra en agosto bajó en 40.002 afiliados extranjeros, un mes en el que se añadieron al crecimiento negativo las comunidades de Andalucía, Baleares, Cantabria, Castilla y León, Cataluña y La Rioja, además de la Comunidad Valenciana, Murcia y Canarias, que repiten.

¿Por qué latinos? Responde a la pregunta Marino Durán, un empresario de 51 años, que no afronta problemas laborales en las dos empresas que posee en el sector de la alimentación, con 11 asalariados latinoamericanos. "No es casualidad. Yo soy emigrante extremeño y empecé con trabajos que no querían los de Madrid: de albañil, en la hostelería... Lo que no queremos los españoles son horarios sacrificados. Y como esta gente está necesitada de dinero para ayudar a sus familias, son los que se quedan con estos trabajos. Igual que hacíamos nosotros hace años en Madrid, Barcelona o Alemania", explica.

Ante tanto pragmatismo, se plantea la posibilidad de que esos puestos puedan ser solicitados por españoles a medida que se amplíen las colas del paro. La respuesta de Durán denota la empatía establecida con sus chicos: ninguno llega a la treintena y todos han pasado su periodo de aprendizaje con él. "Con el tiempo conoces a la gente y sabes ?y casi siempre aciertas? quién puede valer y quién no. Tienes que enseñarles a tratar con el público, a ser más activos, a adaptarse. Y lo hacen", comenta.

"El futuro en este sector es de ellos. El día de mañana van a ir con un Mercedes, y el español irá con otro coche y dirá: 'Mira el desgraciado ése con un Mercedes'. Y ese desgraciado está trabajando 20 horas todos los días y tiene un Mercedes porque se lo ha currado, sea de un sitio o de otro". ¿Empresario solidario? "Egoísmo puro y duro", dice.

Franklin Simbaña es ecuatoriano, tiene 28 años, está casado con una compatriota y tiene dos hijos españoles. Lleva siete años en España, y el rumor de cierre de fronteras hizo su viaje más de aventurero o turista que de emigrante: en 2001, Guayaquil (Ecuador), Perú, Venezuela, Amsterdam y España. El primer año sufrió los mismos problemas que afectan a la gran mayoría de los inmigrantes. Pero esa época está olvidada. Ahora es feliz. La suerte llegó con el tiempo y el nuevo trabajo. Es el encargado en el local de Durán y su antigüedad en la Seguridad Social es de seis años.

El ecuatoriano Richard Hidalgo, ayer en su lugar de trabajo, un bar restaurante madrileño
El ecuatoriano Richard Hidalgo, ayer en su lugar de trabajo, un bar restaurante madrileñoÁlvaro García

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