El complejo mapa rural argentino

La reciente huelga rural de tres semanas contra el Gobierno argentino, presidido por Cristina Fernández, ha dejado al descubierto que el campo argentino es tan diverso en paisajes como en propietarios. Los hay desde latifundistas y pequeños granjeros, que participaron juntos en las recientes protestas contra la subida de los impuestos a la exportación de soja —y que ayer continuaban las negociaciones con el Gobierno—, hasta campesinos que no se adhirieron a ellas porque lo suyo no es el negocio de la soja, sino la subsistencia.

De los más de 170 millones de hectáreas dedicadas a la agricultura y la ganadería, 74,3 millones están en poder de "tan sólo 4.000 dueños" de más de 7.000 hectáreas cada uno, según advierte un estudio de la huelguista Federación Agraria Argentina, que agrupa a los llamados pequeños productores (en este país se considera así a los que tienen de 20 a 300 hectáreas, porque con menos no serían rentables), a partir del censo oficial de 2002. Ese año se contabilizaron casi 300.000 productores, 100.000 menos que en 1998.

En Argentina viven 39 millones de habitantes y sólo uno de cada 10 en el campo. Unos 2,4 millones son empleados en haciendas: 900.000 ilegalmente, según admitió el sindicato al periódico Crítica de la Argentina. Unos 200.000 niños trabajan en la agricultura.

Eduardo Azcuy Ameghino, investigador de la Universidad de Buenos Aires, señala que la mitad de los 84 millones de hectáreas de soja está en manos de un 2,2% de productores, algunos propietarios y otros, los nuevos arrendatarios que surgieron en la década pasada (fideicomisos, fondos de inversión y grupos de siembra). Muchos pequeños productores optaron por arrendarles sus tierras y se mudaron a los pueblos o a las ciudades, cuenta Azcuy.

Más de 24.000 grandes productores

Además, enumera algunos de los terratenientes actuales, que ya no son tanto familias tradicionales, sino grupos extranjeros, como Adecoagro (entre cuyos socios figura George Soros) y Benetton; arrendatarios argentinos, como Gustavo Grobocopatel, o ex firmas industriales nacionales, como Fortabat y Bemberg. Hay 24.800 grandes productores con entre 1.000 y 7.000 hectáreas cada uno y 61,8 millones en total. Los 21.500 medianos —entre 500 y 1.000 hectáreas— suman 15,2 millones.

Pedro Peretti es uno de los 143.300 pequeños dueños de granjas de entre 25 y 500 hectáreas, que totalizan 22 millones de hectáreas. Tiene 235 en la provincia de Santa Fe (centro), con 155 buenas para la ganadería, la soja, el trigo y el maíz, y 80 malas porque están llenas de cañadas.

"Somos los típicos chacareros [granjeros] de la región pampeana, que vivimos en el campo con nuestra mujer y dos hijos, que ayudan en las tareas, después van a la universidad. Algunos tenemos un empleado, como yo, y otros no."

Más allá de estos campesinos de clase media o dueños de perqueñas y medianas empresas, están los agricultores pobres de fuera de la región de la Pampa que también viven en tierras propias (de una a 20 hectáreas) o públicas y producen solos o en comunidad para el autoabastecimiento o para el mercado de la zona; suelen enfrentarse con grandes propietarios o funcionarios por la tenencia de la tierra o el acceso al agua, según describe Diego Montón, del Movimiento Nacional Campesino Indígena.

Montón tiene en la provincia de Mendoza (oeste) cinco áridas hectáreas plantadas con hortalizas, maíz y uva, y comparte con otras 22 familias 600 hectáreas en las que pastorea sus cabras. "También estamos descontentos con la política agrícola", aclara.

Un millón de hectáreas de Argentina están en manos de 103.500 dueños de menos de 25 hectáreas (106.000 pertenecen a 41.000 propietarios con menos de cinco), aunque no todos ellos son campesinos pobres, porque la ubicación de la tierra ya supone su riqueza.