Desolación y muerte tras la última tormenta
Olga arrasa República Dominicana y deja decenas de muertos, 10 días después del fin de la época ciclónica
En medio de los escombros, cientos de personas rebuscan en el lodo. Otros, que ya buscaron, se han sentado sobre las ruinas de su hogar. El barrio Bella Vista de la ciudad dominicana de Santiago tiene poco de lo que significa su nombre. Las aguas de la tormenta Olga lo han arrasado y sus vecinos se acercaban ayer, un día después de la tragedia, para comprobar que a sus vivencias se las tragaron las aguas que Olga descargó sobre República Dominicana durante la madrugada del miércoles. Aunque continúa la búsqueda, se han contabilizado 25 víctimas mortales.
El fenómeno climatológico se cebó con Santiago, la segunda ciudad más grande del país, y sus alrededores. La tromba de agua caída en la presa de Tavera obligó a las autoridades a abrir sus compuertas y dejar que el caudal rompiera la noche a 5.300 metros cúbicos por minuto durante varias horas.
El río Yaque del Norte creció y se desbordó, y sus aguas penetraron en la ciudad. Inundaron varios de sus barrios, arrastraron viviendas y se llevaron la vida de por lo menos 20 personas.
"El río estaba subiendo poquito a poquito. Nos habían avisado de lo que pasaba como dos horas antes, pero no nos dio tiempo a nada. Cuando estábamos saliendo de la casa, Mariluz Beltré, La Gorda, se devolvió a buscar la leche de su hijo. Le chillamos: 'Mujer, deja esa vaina', pero insistió en que su niño no tenía leche. Entonces, el río la arrastró, y aunque su hermano quiso sacarla, no pudo". Ignacio Vargas, vecino de la victima, lo explica a EL PAÍS con ansiedad, como si lo estuviera volviendo a vivir. "Ella dejó cinco niños huérfanos, todos menores de 12 años. Su tío se los ha llevado a la capital [Santo Domingo] con dinero recolectado entre todos nosotros. No les quedó nada".
Quilino, uno de los fundadores de la comunidad, fue otra de las víctimas de Olga. Este anciano se resistió a salir de su casita cuando se lo ordenaron. No quería abandonar sus pertenencias. Ahora, no queda rastro de dueño y casa. Y Yuleimi, de 20 años, quiso más a su televisor que a su propia vida. Vecinos de Bella Vista recuerdan haberla visto por última vez en el techo de su casa, a orillas del río, antes de que la crecida la arrastrara.
Miguel Antonio Collado se salvó; pero tres miembros de su familia, no. "Perdí a mi padre, a mi madre, a mi hermano y a mi sobrino de tres años". Él mismo recuperó los cadáveres de sus seres queridos varios kilómetros río abajo. Recuerda que el agua "llegó de un pronto. Hubo gente que se tuvo que subir en las matas de coco". Cerca de él, Jaime Páez está sentado contra una columna de lo que hace unas horas era su hogar. Se lamenta y queja. "Estamos necesitados. Lo hemos perdido todo y hay gente que viene a mentir, a aprovecharse haciendo política y negocio".
Los relatos dan una idea de la tragedia causada por Olga, una tormenta formada 10 días después de terminada la temporada ciclónica en el Caribe. Dejó menos agua que Noel, el fenómeno meteorológico que hace apenas seis semanas inundó gran parte del país y dejó un saldo de 87 muertos y poco más de 40 desaparecidos, a quienes las autoridades aún no reconocen como fallecidos. Pero sus precipitaciones han caído sobre terrenos muy saturados de agua, principalmente en las zonas central y norte del país, donde nacen los ríos más grandes y donde las autoridades continúan las labores de evacuación para evitar una desgracia mayor.
El coronel Juan Manuel Méndez, al frente de Operaciones de Emergencia, insistía ayer en la necesidad de que los ciudadanos entren en razón y hagan caso a los militares y miembros de la Defensa Civil involucrados en las evacuaciones. Lamenta las víctimas que ha causado la tormenta hasta ahora, sobre todo en Santiago.
El informe presentado ayer daba cuenta de 22 muertos, 20 de ellos ahogados por el desbordamiento del río Yaque. También se incluía un herido, ningún desaparecido —algo que tiene confundida a la población—, casi 40.000 evacuados, 137 comunidades incomunicadas y casi 7.600 viviendas afectadas en mayor o menor medida.
En menos de mes y medio, la naturaleza le ha pasado factura a un país que está inmerso en la precampaña electoral para las elecciones presidenciales de mayo. Por eso, Noel y Olga no han sido desaprovechadas para intentar buscar ganancia en río revuelto.
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