Los ecuatorianos eligen hoy una Asamblea Constituyente
De ganar, el presidente Correa pretende redactar una Constitución que impulse un Estado más presidencialista
Más de nueve millones de ciudadanos de Ecuador eligen hoy a los 130 representantes de la Asamblea Constituyente que ha de transformar las instituciones y redactar una nueva Carta Magna para el país. Si los candidatos del presidente, Rafael Correa, obtienen la mayoría de los asambleístas, algo bastante probable según los sondeos, propondrán un Estado descentralizado, muy presente en la economía y con un régimen más presidencialista.
Al cierre de los colegios electorales, a las 17.00 hora local (medianoche, hora española), se han anunciado varias encuestas a pie de urna con avance de los resultados y, tres horas después, la organización Participación Ciudadana ofrecerá un recuento rápido con proyección de resultados sobre datos reales. Los resultados oficiales definitivos, no obstante, pueden tardar en proclamarse hasta treinta días.
Correa mide en estos comicios sus fuerzas con la oposición en un nuevo pulso. El presidente, un economista de izquierdas, ha depositado en la Constituyente su estrategia de gobierno, por lo que ha advertido de que dimitirá si los partidos políticos tradicionales (partidocracia) le vencen en las urnas. Sin embargo, para la partidocracia, la de hoy es también una elección crucial, pues de ella depende su existencia, después de haber dirigido los destinos del país en los últimos 28 años. Los partidos tradicionales, coaligados ahora en la oposición, podrían incluso perder el último bastión institucional que les queda, el Parlamento, si fracasan en los comicios de este domingo.
El grupo político de Correa, Alianza País, ha insistido en que si logra obtener el control de la Constituyente, el Parlamento podría terminar, anticipadamente, su actividad.
Correa parte con ventaja en esta elección, pues llega como impulsor de la Constituyente, cuya creación fue aprobada con un histórico triunfo electoral en el plebiscito del 15 de abril pasado, cuando el 83% del electorado apoyó la iniciativa del gobernante. La oposición, en principio renuente a la Asamblea Constituyente, tuvo que embarcarse en el proceso para no quedarse fuera de la decisión popular, tras la abrumadora victoria de Correa.
De todas formas, el panorama post-electoral debería ser de tranquilidad y el vencedor tendría en sus manos la posibilidad de convocar a un diálogo de todas las fuerzas políticas y sociales en la construcción de un solo proyecto nacional. Ese clima de tranquilidad dependerá de la buena marcha del proceso electoral y, por ello, el Tribunal Supremo Electoral (TSE) ha garantizado su transparencia. Además, observadores internacional de la Organización de Estados Americanos (OEA), de la Unión Europea y del Centro Carter, así como de algunas organizaciones ecuatorianas, vigilan que se respete la voluntad ciudadana.
Desde el jueves pasado y hasta mañana rige en Ecuador la ley seca, que prohíbe la venta y consumo de alcohol en público. Más de 30.000 policías y 45.000 militares vigilan que el proceso electoral se desarrolle con normalidad.
Baja participación de los ecuatorianos residentes en España
Más de 90.000 ecuatorianos estaban llamados hasta las 17.00, hora española, a votar en España, donde las elecciones han transcurrido con normalidad y una participación más bien baja debido, sobre todo, a la falta de información de los votantes.
Esta previsible baja participación contrastaría con el 67% que hubo en la elección presidencial de noviembre. Las razones de este resultado pueden ser varias, según el embajador de Ecuador en España, Nicolás Issa, quien ha citado el hecho de que se trata de unos comicios diferentes y que es la primera vez que se vota en el exterior por "candidatos pluripersonales".
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