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Reportaje:

Y Lula, una vez más, conquistó el PT

El III Congreso Nacional del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil, que tuvo lugar en São Paulo el pasado fin de semana y cuya celebración fue anticipada tras los escándalos de corrupción que concluyeron en 2005 con la dimisión de toda la cúpula, acabó siendo dominado por Luiz Inácio Lula da Silva, presidente de la República y fundador del partido.

Lula logró dos grandes victorias: que el congreso aprobase una resolución según la cual se compromete a discutir con los partidos aliados del Gobierno el posible candidato a la presidencia en 2010 —que podría ser o no del PT— y que el congreso no entrase a discutir una reciente sentencia del Supremo que abre la puerta al procesamiento de dos ex presidentes del partido —José Dirceu, quien fuera ministro y mano derecha de Lula en su primer mandato, y José Genoino—, acusados de corrupción directa y asociación ilícita. La sentencia del Supremo afecta también a otros cinco personajes importantes del partido.

Lula temía que, si el partido se enzarzaba en una discusión para condenar internamente a los acusados de corrupción por la fiscalía del Estado, podría acabar dividido entre buenos y malos. Y eso, sin duda, repercutiría en su Gobierno. El congreso aprobó por unanimidad, después de haberla rechazado en un primer momento, la creación de un código deontológico para poder juzgar, sólo en el futuro y no retroactivamente, a quienes quebranten las normas éticas de comportamiento.

Con todo, a Lula no le resultó fácil conseguir que el partido renunciase a presentar en el año 2010 una candidatura propia. De hecho, durante la mañana del domingo el congreso divulgó una nota en la que se afirmaba que era voluntad del partido "conducir el proceso sucesorio presidencial en 2010", con la construcción de "una candidatura del PT, junto con otros partidos y vencer las elecciones de 2010". Sin embargo, el mismo día por la tarde, tras haber recibido el presidente del partido, Ricardo Berzoini, una llamada de teléfono de la Presidencia de la República, fue presentado un nuevo texto en la línea del discurso pronunciado el sábado por Lula a los congresistas. En el nuevo texto se afirma que el PT está en condiciones de presentar un candidato propio, pero "necesita dialogar con los partidos aliados". Según Berzoini, "si el PT parte de la idea de presentar un candidato propio, estaríamos enviando un mensaje negativo para poder construir alianzas".

Lula manifestó su deseo de que el candidato a sucederle en 2010 sea el resultado de una decisión de los 11 partidos que hoy apoyan al Gobierno, según lo acordado en una reciente reunión con los gobernadores que pertenecen al PT. Llegó incluso a dar el nombre de un posible candidato, al que él podría apoyar: Ciro Gomes, del Partido Socialista de Brasil (PSB), que ya fue ministro bajo su mandato y que en 2002 compitió con él en las presidenciales y acabó apoyándole en la segunda vuelta.

Entre las otras resoluciones importantes del congreso figura la elección directa de los dirigentes del partido, que tendrá lugar en dos turnos el próximo diciembre. Servirá para saber cómo juzgan las bases a los diferentes personajes del partido y si van a apoyar a quienes se han visto envueltos en escándalos de corrupción o si optan por nombres nuevos capaces de renovar sus filas.

Otra de las resoluciones relevantes del agrado de Lula, y que éste ya había propuesto el año pasado aunque fue abortada por los otros partidos, es la de la convocatoria de una Asamblea Constituyente, aunque restringida a la reforma política. Entre los puntos que abordaría la Constituyente están la fidelidad a los partidos para evitar el transfuguismo, la financiación pública de los partidos, las listas cerradas en las elecciones para votar a partidos y no a individuos y el fin de la reelección indefinida del presidente de la República y de los gobernadores, así como la extinción del Senado para crear un sistema unicameral.

Y en un gesto simbólico que quiere ser una concesión a la militancia de izquierdas del PT, el partido ha decidido abrir un plebiscito para la nacionalización de la famosa empresa Vale do Rio Doce, privatizada en 1997 por el entonces presidente, Fernando Henrique Cardoso, y que hoy es una compañía pujante. El congreso, sin embargo, ya ha advertido de que el resultado del plebiscito no influirá en la decisión del Gobierno al respecto.

Por último, el congreso ha dejado constancia de que el PT aspira a "resucitar la bandera del socialismo, con la finalidad de una vuelta a la izquierda en toda América Latina".

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