La sombra de un tercer mandato de Lula
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, que fue reelegido para el cargo con más de 60 millones de votos en las elecciones del pasado octubre y que tomó posesión de su cargo el 1 de enero, está encontrando muchas dificultades para formar un nuevo Gobierno, aún sin rostros definidos. Y sin embargo, al mismo tiempo, se habla ya de la posibilidad de que, en 2010, Lula pueda optar a un tercer mandato. Lo conseguiría mediante una enmienda constitucional aprobada en plebiscito popular ?al estilo de Hugo Chávez en Venezuela?, sin necesidad de someter la decisión a la aprobación del Parlamento.
Las dificultades en la creación de un nuevo Gabinete se deben a que, al contrario que en su primer mandato, en el que más de 20 de los 34 ministerios fueron a parar a las manos de su partido, el Partido de los Trabajadores (PT), esta vez Lula quiere formar un verdadero Gobierno de coalición que le permita controlar el Parlamento con tranquilidad. Once son los partidos que se han comprometido a apoyarlo, pero es sabido que la fidelidad de los diputados y de los partidos a la hora del voto depende mucho de las prebendas recibidas. Y esta vez, todos quieren ministerios y todos quieren los más rentables.
El PT, que acaba de conquistar la presidencia del Parlamento con Arnildo Chinaglia ?un candidato que no era el de Lula?, se siente de nuevo fuerte, quiere olvidar los escándalos pasados y trata de volver al poder con el mismo equipo que sufrió los golpes de los casos de corrupción. Para ello, aspira a mantener el poder en el Gobierno ocupando los ministerios más importantes.
Siempre se ha dicho que el PT no es nada sin su carismático líder Lula da Silva, aunque éste se encuentre cada día más resentido con su partido. Aunque también parece cierto que Lula jamás hubiese podido conquistar la presidencia de la República sin la fuerza popular del PT y de los movimientos sociales que el partido aglutina. Ahora, sin embargo, se habla del lulismo, una nueva corriente fundada más bien en el carisma popular de Lula que en la fuerza del PT. Sin embargo, a la hora de la verdad, Lula necesita de los movimientos sociales, que son los que mueven las masas y arrastran el voto popular, para afianzar su fuerza ante la opinión pública.
Prácticamente, aún no ha comenzado el segundo mandato de Lula, que, según la Constitución, debería ser el último. Pero, para hacer posible una segunda reelección, algunos círculos barajan la posibilidad de una reforma constitucional, aprobada mediante un plebiscito popular sin pasar por el Parlamento. El rumor se ha extendido desde hace unas semanas en los ambientes políticos y lo ha sacado a la luz con autoridad Elio Gáspari, considerado el analista político más prestigioso e independiente del país. Para confirmarlo, la prensa brasileña tuvo acceso la semana pasada a un documento del sector mayoritorio del PT, preparado en vísperas del tercer congreso del partido celebrado en julio, en el que por primera vez se plantea la posibilidad de que el presidente de la República pueda obtener poderes para poder convocar plebiscitos populares sin pasar por el Parlamento. Los responsables del documento niegan que estén pensando en la posibilidad de un tercer mandato para Lula, pero es difícil negar que la puerta queda abierta. Y la polémica, servida.
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