Más de 10.000 personas se manifiestan en Budapest por octavo día consecutivo
Diez personalidades entregarán hoy una carta a la presidenta del Parlamento exigiendo la dimisión del primer ministro.- Gyurcsany asegura sentirse apoyado "mayoritariamente" por la población
Más de 10.000 personas volvieron a reunirse anoche en una manifestación pacífica en la Plaza Kossuth, delante del Parlamento húngaro, para pedir la dimisión del primer ministro, Ferenc Gyurcsany, y de su gabinete socialdemócrata-liberal. Desde el pasado domingo, miles de personas han acudido todas las noches a la citada plaza para manifestarse delante del edificio neogótico del Parlamento y exigir la renuncia de Gyurcsany, tras filtrarse una conversación en la que reconocía que mintió para ganar las elecciones parlamentarias de abril pasado.
Los manifestantes, que al principio se habían reunido espontáneamente, formaron el pasado miércoles el Comité Nacional Húngaro 2006 (MNT), que intenta controlar la violencia con su propio "servicio de seguridad". En cuanto al ambiente, la novedad de esta jornada en la Plaza Kossuth ha sido la actuación de conciertos de grupos de rock.
"Crisis moral"
Un grupo de diez personalidades renombradas, entregarán hoy una carta a la presidenta del Parlamento, Katalin Szili, en la que, según el arquitecto Imre Makovecz, exigen nuevas elecciones "después de la dimisión del gobierno" y la formación de una asamblea constituyente que redacte una nueva Constitución.
La mayor formación conservadora de la oposición, el Fidesz, estuvo presente en las manifestaciones de la noche anterior (sábado) a través de su vicepresidente, Pál Schmitt, quien dijo a los reunidos que "Hungría vive una crisis moral". El presidente del Fidesz, Viktor Orbán, quien exige desde hace días la formación de un gobierno tecnócrata, reiteró anoche en la televisión privada TV2 que no tiene intención de participar en un gabinete de esas características.
Políticos de la coalición socialdemócrata-liberal han publicado un documento en el que llaman a la población a "no participar en actos violentos", mientras que en declaraciones anteriores acusaron al Fidesz de estar detrás de los acontecimientos. El 51% de los ciudadanos encuestados en una muestra representativa de mil personas opina que Orbán desempeñó un papel destacado en la escalada de los acontecimientos violentos de la primera mitad de la semana, después de haber instado a la resistencia de la población frente al gobierno socialdemócrata.
Presos políticos
Según informes de la policía, unas 141 personas se encuentran bajo detención preventiva, mientras otras 20 esperan aún la sentencia. Varios oradores que se pronuncian cada día en el escenario instalado en la Plaza Kossuth opinan que los más de 240 procesados deben ser considerados como presos políticos y han pedido amnistía para ellos.
La situación promete complicarse aún más ante la celebración en todo el país el próximo domingo 1 de octubre, de elecciones municipales. A pesar de la ola de protestas, la mayor desde la caída del comunismo en 1989, el primer ministro ha reiterado que no dimitirá porque se siente apoyado "mayoritariamente" por la población, según aseguró en una entrevista publicada el viernes por el vespertino francés Le Monde. En esa entrevista, Gyurcsany alude a los resultados de encuestas según los que el 57% considera que él no es responsable de la crisis.
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