Más vendedores de armas que gasolineras
En Alaska, Montana, Idaho, Oregón y Wyoming es más fácil conseguir una pistola que combustible para el coche
Estados Unidos contaba a comienzos de la pasada década los noventa con más vendedores de armas que gasolineras, situación que aún se mantiene en cinco estados del país, según un estudio de la organización "Violence Policy Center".
Alaska, Montana, Idaho, Oregón y Wyoming cuentan con un número de licencias federales para el comercio de armas que supera al de sus estaciones de venta de combustible, y en el caso de los dos primeros estados, la relación es notablemente desproporcionada. No obstante, el número de individuos con permiso para comerciar con armas de fuego ha descendido un 78% entre 1994 y 2005, según el estudio de esta organización, que trata de frenar la proliferación de armas automáticas en este país.
En Alaska hay 844 licencias de armas y sólo 229 gasolineras
En un estudio difundido en 1992, titulado: "Más comerciantes de armas que gasolineras", la entidad daba ya la voz de alarma sobre el elevado numero de individuos con licencia para adquirir, almacenar y vender esos objetos, muchos de los cuales acaban en manos de criminales y fuera del control de las autoridades. Entonces la organización calculó que había 245.000 licencias federales de armas en manos de particulares, frente a 210.000 puestos de venta de combustibles a nivel nacional. Además, la mayoría de los permisos los poseían individuos que no tenían tiendas deportivas o locales para la venta, y que operaban por tanto de manera ambulante.
Sistema de control
La Ley de Control de Armas de 1968 estableció normas sobre fabricación, importación y comercio de dicho producto, y requería la obtención de un permiso de la Oficina para el Control de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos ATF). La flexibilidad de la normativa, y el reducido coste de la solicitud -por 30 dólares se podía obtener un permiso para tres años-, incrementó de manera notable la circulación de licencias, que pasaron de 146.429 en 1975 a 245.000 en 1992, según el grupo.
Con la entrada de un gobierno demócrata en ese año, bajo la presidencia de Bill Clinton, se aplicó un control más estricto a la concesión y tenencia de licencias, se exigió a los solicitantes fotografías y huellas digitales, y se aumentaron las tarifas. También se incrementó la cooperación entre la ATF y las autoridades locales y estatales para verificar que las licencias se utilizaban acorde con lo que establecían las normas.
Como resultado, la emisión de permisos para comerciar con armas descendió de forma notable hasta el total de 54.902 del pasado año. La mayor reducción se ha dado en California, donde se ha pasado de 20.148 licencias en 1994 a 2.438 en 2005, lo que representa un descenso del 88%.
En Texas, el estado que en 1994 contaba con el mayor número de licencias después de California, se ha registrado un descenso del 76% en los últimos once años, al pasar de 18.041 a 4.261. En Nueva York, el descenso ha sido del 79% y se ha pasado de 9.726 permisos en 1994 a 2.037 en el pasado año.
En contraste con esos estados -y pese a que se ha reducido en un 73% el número de licencias-, en Alaska las 844 existentes en 2005 superaban todavía con creces el número de gasolineras, que únicamente era de 229. Y en el caso de Montana, la relación es de 1.017 licencias frente a 597 estaciones de servicio.
"El fuerte descenso en comerciantes de armas es una de las más importantes -y menos percibidas- victorias en el esfuerzo por reducir la violencia con armas de fuego en EE UU", resaltó Marty Langley, analista de VPC, al difundir los datos. La organización recomienda que se hagan aún más estrictas las normas para la obtención y tenencia del permiso federal, que la ATF tenga autoridad para revocarlos y establecer sanciones, y que se aumenten los controles periódicos de las autoridades.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.