Alfredo Palacio envía al Congreso de Ecuador un nuevo proyecto de referéndum
El presidente de Ecuador, Alfredo Palacio, ha remitido al Congreso un proyecto de consulta popular para que el pueblo se defina entre la instauración de una Asamblea Constituyente con plenos poderes o una Constitucional con atribuciones limitadas. Ecuador vive desde hace dos semanas una dura pugna política entre el Ejecutivo, que promueve la primera opción, y el Parlamento, que defiende la segunda.
La solución ecléctica del Gobierno pide al pueblo que dirima el conflicto a través de su voto en las urnas, aunque primero el Congreso deberá calificar la urgencia de la consulta del Gobierno, requisito legal para llevarla adelante.
La mayoría de la población, según las encuestas, apoya la iniciativa del Gobierno y rechaza la del Congreso, cuyos integrantes, cien diputados, son blanco de las críticas de la mayoría de grupos sociales que les acusan de "corruptos" y de casi todos los problemas que afronta la nación.
Los congresistas temen que la todopoderosa Constituyente termine por disolver la Cámara y hasta el propio Ejecutivo. Palacio, consciente del riesgo, ha asegurado que pondrá su cargo a disposición de esa Asamblea. El Ejecutivo ha decidido someter el asunto a la ciudadanía con la seguridad que le da saber por las encuestas que la Constituyente tiene un 45% de apoyo, mientras que la Constitucional suma apenas el 17%. Un 35% de los encuestados no comprende de qué se trata la polémica.
Pese a que la solución del Ejecutivo podría destrabar la pugna con el Parlamento, el presidente de la Cámara, el socialdemócrata Wilfrido Lucero, ha acusado a los movimientos sociales e indirectamente al Gobierno de la controversia. Lucero, en una tensa sesión del Parlamento celebrada el martes en la ciudad de Cuenca, al sur del país, dijo que ni la Constituyente ni la Constitucional son soluciones y pidió diálogo en lugar de confrontación.
"Estamos permitiendo que nos invada y nos corrompa una cultura maniquea, que se ha expresado con todo desparpajo" en los últimos días, señaló Lucero, quien no acepta que los grupos sociales promuevan la consigna de "que se vayan todos", referida a los miembros del Parlamento. Según Lucero, "el Congreso nacional y otros sectores han sido los blancos preferidos de las frenéticas descargas de la pasión maniquea, especialmente a raíz del anuncio presidencial de la convocatoria de una Asamblea Constituyente, con poderes supremos".
El jefe de la Cámara y un grupo de sus colegas diputados sintieron en carne propia esas "frenéticas descargas" cuando un grupo de activistas de organizaciones sociales lanzó huevos y calificó de "ratas" a los legisladores que acudían a la sede del Ayuntamiento de Cuenca, donde celebraron una sesión en honor a la fundación de esa urbe andina. Los manifestantes exigían la instauración de una Asamblea Constituyente que tenga el poder de echar a los diputados del Parlamento.
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