La candidata de Bush al Supremo de EE UU renuncia para no ser "una carga" para la Casa Blanca

Harriet Miers ha renunciado a ocupar la plaza en el Tribunal Supremo para la que le había postulado el presidente de Estados Unidos, puesto que en su opinión supone una "carga para la Casa Blanca que no beneficia al país". La nominación de Miers, hasta entonces asesora legal de George W. Bush, para ocupar un asiento vitalicio en el máximo organismo judicial del país (que dirime cuestiones tan trascendentes como el derecho al aborto, la eutanasia o la pena de muerte), mereció críticas feroces tanto por parte de los demócratas como desde los sectores más conservadores del Partido Republicano.

La Casa Blanca ha hecho pública hoy una carta dirigida a Bush en la que Miers muestra su preocupación porque su proceso de confirmación en el Senado constituya un problema para el presidente. Además, argumenta para motivar su decisión la necesidad de mantener la privacidad de los archivos internos de la Casa Blanca, que los senadores quieren ver antes de decidir sobre su candidatura. Bush ha señalado que puso muchos reparos antes de aceptar la renuncia de Miers, y ha precisado que se tomará su tiempo antes de decidir por quién la sustituye.

Miers, de 60 años, asesora jurídica de la Casa Blanca y abogada de prestigio (aunque nunca ha ejercido como juez), estaba destinada a convertirse en la tercera mujer en la historia en ocupar una plaza en el Supremo. Sería además el segundo nombramiento de Bush para este tribunal, después del de John Roberts, que además fue nominado (y aceptado por el Supremo) para presidirlo. Miers debía ocupar la plaza de Sandra O'Connor, una moderada orientada hacia el centro político del tribunal.

Miers fue abogada de Bush durante años y estuvo en el equipo que le asesoró en 1994, cuando el ahora presidente fue elegido gobernador de Tejas. "Es una asesora de confianza que me ha proporcionado consejos muy fiables", señaló el presidente el día en que la nominó, el pasado 3 de octubre. Sin embargo, en seguida recabó el rechazo de los sectores más ultra del Partido Republicano, que no la creían lo suficientemente conservadora. Además, ha recibido las críticas de los demócratas por su falta de experiencia como juez.

En cualquier caso, con su retirada de la escena Bush cierra por el momento uno de los frentes que habían convertido ésta en su peor semana desde que llegó a la presidencia; sigue ahora enfrascado en amortiguar el daño político que le ha hecho la noticia de que ya son más de 2.000 los soldados estadounidenses muertos en Irak. Y en las próximas horas se conocerá el asunto de mayor relevancia para su futuro en la Casa Blanca, cuando el fiscal anuncie si va a haber procesamientos y si éstos afectaran a personal de la Casa Blanca por la filtración a la prensa del nombre de una espía de la CIA.