Bush viaja por tercera vez a la zona arrasada por el Katrina acosado por las críticas
La OTAN inicia la operación de ayuda a EE UU con el envío de un primer avión con mantas y camillas
Acosado por su bajón de popularidad en las encuestas y con el fin de contrarrestar las críticas, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, emprende hoy viaje por tercera vez a la zona afectada por el Katrina. El huracán ha dejado en un segundo plano los actos del cuarto aniversario del 11-S, a cuya conmemoración Bush ha dedicado una pequeña parte de la jornada. El presidente no estará en el acto central, que se celebrará en Nueva York en el momento en el que el primer avión se estrelló contra una de las Torres Gemelas. Mientras tanto, la OTAN ha iniciado hoy la operación de ayuda humanitaria, aprobada el viernes pasado, con el envío de un Boeing 707 desde Alemania a la República Checa, donde se cargará con mantas, camillas y tiendas de campaña y partirá rumbo al Golfo de México.
Tras participar en una modesta ceremonia -un minuto de silencio- en los jardines de la Casa Blanca, Bush tiene previsto salir a primera hora de la tarde hacia Misisipi y dormir en Luisiana, en un viaje en el que pasará revista a las operaciones de socorro y se reunirá con algunos de los afectados. Con esta visita, el mismo día que se cumple el cuarto aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001, el presidente quiere demostrar que es un líder sobre el terreno y hacer frente a las acusaciones de lentitud e indecisión que han llovido sobre la gestión de la crisis por parte del Gobierno federal. Esas acusaciones han dejado por los suelos sus índices de popularidad que, según las últimas encuestas, se encuentran en los niveles más bajos de todo su mandato, por debajo del 40%.
Una encuesta publicada en las últimas horas por la revista Newsweek deja la popularidad de Bush en el 38%. Pero quizá más preocupante para el presidente sea el dato que apunta a que el 52% de los encuestados no se fía de su capacidad para adoptar las decisiones correctas en un momento de crisis nacional. El sondeo pone de manifiesto una fuerte caída en el número de ciudadanos que considera a Bush un presidente con cualidades de fuerte liderazgo. En la actualidad, sólo un 49% de los ciudadanos cree que el presidente muestra una gran aptitud como líder, mientras que esa cifra alcanzaba el 63% inmediatamente después de las elecciones de noviembre del año pasado. El 40% de los estadounidenses, según la revista, considera que la respuesta del Gobierno ha sido deficiente, el 32% la ve suficiente, el 21% la considera buena y el 5%, excelente. Ayer sábado, Bush mantuvo una reunión en la Casa Blanca para tratar sobre la respuesta al Katrina.
En vías de controlar la situación
En el acto recibió los informes de, entre otros, el secretario de Seguridad Nacional, Michael Chertoff; su jefe de Gabinete, Andy Card; su asesora de Seguridad Interna, Fran Townsend, y de su consejero de Seguridad Nacional, Stephen Hadley. Además, Bush envió a la zona afectada a su vicepresidente, Dick Cheney, por segunda vez en tres días. Durante una visita a un centro de gestión de urgencias de Austin (Texas), Cheney aseguró que el Gobierno ya tiene bajo control el despliegue de asistencia y dijo creer que "nos encontramos en vías de tener controlada" la situación. Sin embargo, reconoció el vicepresidente, "queda mucho trabajo por hacer". Cheney expresó también su apoyo a la defenestración de uno de los personajes más criticados en la crisis, el director de la Administración Federal para la Gestión de Emergencias (FEMA), Michael Brown, quien ha regresado a Washington tras ser destituido el viernes como coordinador de la operación sobre el terreno.
Le ha reemplazado el almirante Thad Allen, quien en una rueda de prensa pudo comunicar ayer una buena noticia: el proceso de drenaje de Nueva Orleans quedará finalizado mucho antes de lo que se esperaba, para principios de octubre. Hasta ahora, los cálculos de las autoridades contaban con dejar la ciudad seca dentro de tres meses. La diferencia, según Allen, se debe a un aumento del número de las bombas de drenaje en funcionamiento "y a un poco de suerte por parte de la madre naturaleza", que ha evitado más lluvias y ha dado un "tiempo seco". Para el almirante, el principal desafío es "aumentar la capacidad de bombeo". Hasta el momento se han confirmado más de 360 muertes en los tres estados afectados (Luisiana, Misisipi y Alabama). Más de un millón de personas han quedado desplazadas y 160.000 se encuentran alojadas en 675 albergues de la Cruz Roja repartidos por todo el país.
La Cruz Roja efectuó ayer una llamada urgente para reclutar a 40.000 voluntarios más para ayudar a albergar, alimentar y asistir a los damnificados. Por su parte, la OTAN ha puesto en marcha su operación de ayuda con un primer avión, de su flota de AWACS, que ha salido desde la base de Geilenkirchen, al oeste de Alemania, hacia Praga, donde recogerá "24.000 mantas, 600 camillas y 14 tiendas grandes de campaña", según una portavoz de la Alianza. Una vez cargado, partirá mañana a Little Rock (Arkansas). Este Boeing 707 puede transportar a 85 personas y de ocho a diez toneladas de carga. Está previsto el envío de dos aviones más, aunque el número "puede variar según las necesidades", ha matizado la portavoz, quien ha añadido que en los próximos días saldrán dos barcos, uno danés y otro noruego.
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