El 'subcomandante' Marcos decreta la "alerta roja" en la zona rebelde zapatista

La "alerta roja" decretada el pasado lunes por el subcomandante zapatista Marcos, que supone la militarización de todas las actividades en las comunidades indígenas rebeldes del Estado mexicano de Chiapas, ha sembrado el desconcierto en el país. Un comunicado del líder guerrillero advierte de "acciones futuras", que podrían ser bélicas. El Ejército mexicano ha respondido a las medidas de emergencia de los zapatistas con un informe en el que se afirma que en la zona rebelde se cultiva marihuana. Por su parte, el Gobierno federal asegura que Chiapas está en calma, aunque se declara "abierto al diálogo" con el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

En algunas zonas se percibe ya la aplicación estricta de la alerta decretada. "Cerramos por alerta roja", anuncia un letrero escrito sobre un viejo tablón en la comunidad indígena de Oventic, sede de uno de los cinco Caracoles, los puestos de mando civil y militar del EZLN. Quienes llegan al lugar, localizado en las montañas de Los Altos de Chiapas, notan la ausencia de milicianos zapatistas, que, armados con viejos fusiles, cierran el paso a los no autorizados a estar en el lugar. Y ven también que la leyenda adorna las puertas de tiendas y de la escuela, pero no de la clínica médica La Guadalupana.

En los alrededores, donde las bases de apoyo zapatistas tienen sus casas, la normalidad reina, el silencio es la ley y nadie rompe con las órdenes llegadas de la selva, desde donde Marcos y la comandancia general indígena del EZLN decretaron "en todo el territorio rebelde una alerta roja general". Por esta orden militar, se ha decidido el cierre de los Caracoles y las oficinas de las Juntas de Buen Gobierno de las comunidades zapatistas de Oventic, La Realidad, La Garrucha, Morelia y Roberto Barrios.

El subcomandante mandó que las "autoridades autónomas" fueran puestas a resguardo "por un tiempo indefinido", durante el cual estarán cobijadas en la clandestinidad, pero afirmó que el Gobierno autónomo se mantendrá trabajando, "aunque en condiciones distintas a las que ha habido hasta ahora".

La alerta roja ha provocado incertidumbre en círculos políticos, sobre todo por la amenaza implícita que contiene en uno de sus puntos: "Han sido llamados a filas todos los elementos de nuestro EZLN que se encontraban haciendo labor social en las comunidades zapatistas". Además, advierte de que se encuentran "acuarteladas nuestras tropas regulares. De la misma forma, se han suspendido por un tiempo indefinido todas las transmisiones de Radio Insurgente, la voz de los sin voz, en frecuencia modulada y en onda corta".

Abandono de hogares

La alerta roja ha provocado que dejen sus hogares los mandos civiles y militares de los Caracoles, donde, según informes recibidos por las ONG, la gente ha salido y se ha refugiado en caseríos cercanos. Los comandantes rebeldes pidieron "a las sociedades civiles nacionales e internacionales que se encuentran en trabajos de campamentos de paz y en proyectos en comunidades (...) que abandonen territorio rebelde o, si es su decisión libre y voluntaria, permanezcan a su cuenta y riesgo concentrados en los llamados Caracoles. En el caso de menores de edad, la salida es obligatoria".

Desde hace semanas se vivía un estado de intranquilidad en ciertas comunidades de la selva y la montaña chiapanecas, que creció después de que, en mayo, tropas del Ejército mexicano comenzaran a abandonar algunas bases. Paradójicamente, la salida de los soldados del cuartel de Bochil, en Los Altos, fue recibida como una provocación entre los indígenas rebeldes, ya que desde ese punto controlaban el poblado de Los Chorros, principal base de operaciones de un grupo armado al que los zapatistas consideran paramilitar. Esa comunidad tzotzil fue el principal centro de operación de la banda armada que en diciembre de 1997 asesinó a tiros a 47 indígenas en Acteal. Las víctimas eran en su mayoría mujeres y niños.

En su comunicado, el EZLN afirma que "deslinda a todas las personas y organizaciones civiles, políticas, culturales, ciudadanas, no gubernamentales, comités de solidaridad y grupos de apoyo que se han acercado a él desde 1994 de cualesquiera de nuestras acciones futuras", que no especifica. Los zapatistas y el Gobierno mantienen una tregua desde el 12 de enero de 1994, cuando pusieron fin a 12 días de choques armados que dejaron un saldo de unos 200 muertos en ambos lados.

El EZLN se ha declarado en alerta roja en varias ocasiones. La primera y más importante se dio en marzo de 1994, cuando fue asesinado el candidato presidencial del PRI Luis Donaldo Colosio y Marcos temió que los militares arrasaran a los rebeldes indígenas. Otras han sido decretadas para impedir el voto en la zona rebelde y prevenir tensiones en acontecimientos políticos que afectan a la vida nacional.

La primera respuesta del Gobierno a la presente declaración de alerta roja ha sido un informe del Ejército sobre su campaña contra las drogas en Chiapas, en el que resalta que por primera vez en más de una década se han destruido cultivos de marihuana, 47 en total, en la zona de influencia zapatista, concretamente en los municipios de Pueblo Nuevo, Tapilula y Rayón, todos fuera de lo que el EZLN considera "zona rebelde" pero muy cercanos al territorio que domina el Caracol de Oventic y que están bajo control de las tropas militares acantonadas en Rancho Nuevo, próximo a San Cristóbal de las Casas.

Luis H. Álvarez, coordinador gubernamental para el diálogo con los rebeldes, minimizó la alerta roja y dijo que en las comunidades todo funciona con normalidad. Mientras, Rubén Aguilar, portavoz del presidente, Vicente Fox, dijo que la situación en Chiapas es de normalidad y, por eso, cree que no existe ninguna razón para la alerta roja del EZLN. Sobre una posible provocación, sostuvo que las autoridades no han hecho nada que hubiera dado lugar a la posición adoptada por los comandantes rebeldes. Con todo, precisó que "la puerta al diálogo [del Gobierno con el EZLN] ha estado siempre abierta".