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El régimen sirio aprueba un modesto plan de reformas democráticas

El Baaz, en el poder, relaja la ley de emergencias, liberaliza la prensa y permite con limitaciones la creación de otros partidos

Tal y como auguraban los más pesimistas, el décimo congreso del Partido Baaz —en el poder desde 1963—, que concluye hoy en Damasco, sólo servirá para poner en marcha un modesto programa de reformas, que "no significarán un gran cambio en la vida política" de Siria, según ha interpretado la televisión oficial. El cambio más importante es el que se refiere a la ley de partidos, que permitirá la creación de formaciones políticas, aunque estarán prohibidas aquellas de carácter étnico o religioso. Además, se liberalizará la prensa y se relajará la ley de emergencias, en vigor de 1963 y que muchos esperaban que fuera derogada.

El ala reformisa del Baaz interpreta que el presidente del país y líder del partido, Bachar el Asad, no ha querido abrir demasiado la mano para no poner en peligro su reelección en 2007; de esta forma, la verdadera apertura política podría producirse después de esos comicios. Sin embargo, los sectores tradicionales opinan que la reforma ha ido demasiado lejos.

Los cambios de mayor calado habrá que buscarlos sin embargo no en el terreno político sino en el económico, como una profundización en el programa para instalar el capitalismo en el país que inauguró El Asad tras su llegada al poder en julio de 2000. El Baaz ha recomendado en este su primer congreso en los últimos cinco años que el país se abra a la economía de mercado, aunque manteniendo el papel social del Estado.

El Asad, aseguró al inicio del congreso, ante los 1.231 delegados del Baaz, que debían "ampliar la participación popular en la toma de decisiones y los valores de apertura", y "combatir la corrupción". El Asad insistió en que "las ideas y los preceptos del Baaz siguen de actualidad y responden a los intereses del pueblo y de la nación".

La clave para evaluar la sinceridad de la iniciativa radicaba en ver qué pasaba con el artículo 8 de la Constitución. Dicho apartado da al partido Baaz el control de todas las instituciones del Estado, desde el Gobierno al Ejército, pasando por los múltiples órganos de seguridad. Aunque se trate de un liderazgo teórico, está en la base de la confusión entre el Estado y el partido. Su separación abriría la puerta a un verdadero diálogo político con otras fuerzas, según informa Ángeles Espinosa. Sin embargo, el congreso ha aprobado sólo un modesto paquete de medidas para flexibilizar el régimen.

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