Una Francia dividida y en crisis decide en las urnas el futuro de la Constitución europea
Los partidarios del 'sí' ganan terreno en el último sondeo, publicado en Suiza en la jornada de reflexión
En medio de una inusitada expectación que parece haber dividido a Francia en dos mitades, 42 millones de franceses deciden mañana el futuro de la Constitución europea. Si las urnas confirman una victoria del no, supondría un auténtico terremoto en el mapa político francés, además de un duro golpe al proyecto europeo. Los últimos sondeos apuntan a una mínima ventaja del bando contrario al Tratado, mientras los países que ya han ratificado el texto confían en otro milagroso petit oui de los franceses.
ESPECIAL La Constitución de la UE |
La ventaja de diez puntos de la que gozaba el no a tres días de la cita, parece haberse evaporado con el sprint final de los partidarios del texto. Un sondeo publicado hoy por el diario La Tribune de Genve de Suiza -los diarios franceses no pueden divulgar encuestas en la jornada de reflexión- otorga todavía una mínima ventaja del no, del 51% contra el 49%. El mensaje del presidente, Jacques Chirac, del pasado jueves, cuando recordó a los franceses la "responsabilidad histórica" que tendrán este domingo, ha invertido la tendencia y ha reducido la amplia distancia de que gozaban los detractores del tratado. De hecho, la parte del sondeo hecha ayer, muestra una distancia de un 49% frente a un 51%.
Repercusiones en Europa
Un no de Francia, uno de los países fundadores de la Unión Europea (UE) y en el origen de la Constitución, abrirá una grave crisis política en la Unión, que perdería influencia en la escena internacional, así como mucho tiempo y energía en levantar cabeza, según diferentes analistas. Si los franceses rechazan el texto, la UE no dejará de funcionar de un día para otro, pues seguirá vigente hasta 2009 el Tratado de Niza, pero el proceso de construcción europea se detendrá o ralentizará, al tiempo que producirá una importante avería en el tradicional motor franco-alemán. Esto podría abrir paso a un nuevo eje Londres-Berlín, atlantista y liberal, si los conservadores alemanes se hacen con el poder en septiembre próximo.
Prueba de la importancia que Bruselas concede el veredicto francés es que el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, y el presidente en ejercicio del Consejo, el luxemburgués Jean-Claude Junker, han previsto una declaración oficial mañana por la noche si la Constitución es rechazada. Se sabrá entonces si continúa el proceso de ratificación del Tratado, ya ratificado por nueve de los 25 Estados miembros, entre ellos Alemania y España, y si existe o no el famoso plan B. Un sí, aunque sea pequeño y por los pelos, despejaría, por el contrario, los nubarrones que se ciernen sobre esta UE ampliada desde hace poco más de un año, que se dispone a abrir en octubre las negociaciones de adhesión con Turquía y a acoger en 2007 a Rumanía y Bulgaria.
Aunque también puede producirse un eventual no de Holanda el próximo 1 de junio o del Reino Unido en otoño de 2006, no tendrá el mismo peso y transcendencia para el futuro de la Unión. Concebida como un útil para permitir un mejor funcionamiento de la UE a 27, la Constitución debe entrar en vigor a finales de 2006 o principios de 2007. Además de las consecuencias del referéndum para Europa, el resultado del escrutinio tendrá repercusiones en Francia, donde a lo largo de la campaña ha quedado patente la profunda fractura que esta cuestión ha creado en la opinión pública y en el seno de las fuerzas políticas, especialmente en el Partido Socialista y los Verdes.
Repercusiones en Francia
Quien más se juega es el presidente Chirac, de 72 años, muy implicado en esta campaña y para quien un no pondría serios palos en sus ruedas para rodar hacia un tercer mandato al Elíseo. Diez años después de su llegada al poder, su lugar en la Historia también quedaría empañado si la consulta acaba en fiasco, pues fue él quien optó por esa vía en lugar de la parlamentaria, mucho más cómoda y segura. Por el contrario, si gana el sí, Chirac recibirá un nuevo balón de oxigeno y podrá ir con la cabeza alta a la próxima cumbre europea de junio, así como barajar ser candidato por tercera vez a su propia reelección.
A tan sólo dos años de las legislativas y presidenciales de 2007, el resultado de mañana pesará, y mucho además, no sólo en la estrategia de Chirac, sino en la de todos los líderes políticos. Quien parece abocado a perder su puesto sea cual sea el resultado del escrutinio es el primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, tras tres años en ejercicio, pues el propio Chirac lo avanzó implícitamente anteayer al prometer un "nuevo impulso" gubernamental. Otro de los perdedores de la coalición por el sí (UMP, UDF, PS y Verdes) sería el líder socialista, Francois Hollande, que vería sus aspiraciones presidenciales cuestionadas y tendría que someter su puesto al aval del partido en el próximo congreso previsto a finales de año. En cambio, el número dos socialista, Laurent Fabius, quien ha hecho campaña a contracorriente de su partido, vería reforzada su posible candidatura al Elíseo para 2007.
El voto de ultramar
Aunque la mayoría de los franceses no votará hasta mañana, cuando se habran las urnas a las 9.00 horas, los territorios franceses de ultramar, de la Polinesia al Caribe, han comenzado ya a acudir a las urnas. Los primeros han sido los residentes de San Pedro y Miquelón (un grupo de islas situadas al sur de Terranova, en Canadá).
Estas islas suponen el último enclave de Francia en Norteamérica. Otros territorios que votan con antelación son Martinica y Guadalupe, en el Caribe, y Tahití y Nueva Caledonia, en el Pacífico Sur.
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