Berlusconi dimite para formar otro Gobierno y agotar legislatura

El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, ha anunciado esta tarde a la prensa la dimisión en bloque del Gabinete que dirige momentos antes de comparecer en el Senado, donde ya la ha hecho oficial. Ahora corresponde al presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, al que ha presentado posteriormente la carta de dimisión, abrir consultas para encargar la formación de un nuevo gobierno. Salvo sorpresas de última hora, esta tarea recaerá de nuevo en Berlusconi, una vez compruebe Ciampi que Il Cavaliere sigue contando con el respaldo de la mayoría parlamentaria. La duda está ahora en la Liga Norte.

"Esta vez no habrá sorpresas. Hoy dimito y voy a ver al jefe del Estado", ha subrayado con ironía Berlusconi a la entrada del Senado, minutos antes de subir a la tribuna para hacer oficial el anuncio. Berlusconi, que ha comparecido ante la cámara por exigencia de Ciampi, se refería a la confusión generada el pasado lunes, cuando durante toda la tarde sus socios de Gobierno alimentaron el rumor de la dimisión. La formación de un nuevo ejecutivo, con un cambio radical de la línea programática, era la principal exigencia de la Unión de los Demócratas Cristianos (UDC) para volver a la coalición de Gobierno tras su salida la semana pasada, que ayer formalizó Berlusconi ante Ciampi. La presión aumentó ayer con la amenaza de los cinco ministros de Alianza Nacional (AN) de seguir el ejemplo de los demócratacristianos.

Ya en la tribuna del Senado, Berlusconi ha confirmado su decisión de dimitir, al tiempo que se ha ofrecido a encabezar un ejecutivo Berlusconi bis a un año de las elecciones generales y tras cuatro en el poder, para el que dice contar con el apoyo de sus socios del bloque de centroderecha, La Casa de las Libertades. Il Cavaliere ha justificado su renuncia en el descalabro sufrido por los partidos de su coalición ante la oposición progresista en los comicios regionales de los pasados 3 y 4 de abril. "He entendido esa señal y pretendo dar una respuesta", ha subrayado el magnate de la comunicación.

"Nadie ha percibido un cambio en la mayoría"

Berlusconi ha admitido que su Ejecutivo "ha entrado en crisis", aunque ha apuntado que "son los electores los que deben decidir y nadie ha percibido un cambio en la mayoría" que gobierna Italia. El primer ministro ha indicado que todas las fuerzas que integran el bloque de centroderecha le han pedido que "dé vida" a un nuevo Gabinete presidido por él y ha añadido que acepta "ese desafío". "Superaremos las dificultades", ha sentenciado, para añadir que cree en la estabilidad y que tiene la intención de relanzar y dar cohesión a su coalición para llegar hasta el final de la legislatura, previsto para mayo de 2006.

Tras su breve intervención, Berlusconi ha reunido en el mismo Senado a su Gabinete para dar paso a la apertura formal la crisis y ha acudido al Palacio del Quirinal, sede de la Jetatura de Estado, para presentar su dimisión a Ciampi y poner así fin al Gobierno más duradero de la historia republicana de Italia. El presidente tiene que abrir mañana un período de consultas entre las diversas fuerzas políticas para encargar la formación de un nuevo gabinete. Si Berlusconi tiene como afirma el respaldo de sus socios de coalición, Ciampi volverá a encargarle la formación de un nuevo gabinete, lo que evitaría la celebración de las temidas elecciones anticipadas.

Con este rocambolesco escenario de fondo, típico de la política italiana y que se ha superpuesto a la proclamación del nuevo Papa, parece que la crisis del Gobierno italiano camina hacia una salida, aunque no se pueden descartar nuevos golpes de efecto en los próximos días. El dimisionario jefe del Ejecutivo ha hecho saber que hay un "acuerdo de máximos" en el seno de la Casa de las Libertades, pero que no está cerrada la composición del nuevo Consejo de Ministros, en el que "habrá pocos cambios". Falta por ver cómo encajará la Liga Norte los cambios en el programa que quieren introducir la AN y la UDC para dar una respuesta al electorado, sobre todo sureño, que les ha dado la espalda. Para la Liga, una transformación federal de las estructuras del Estado, mal vista en el centro y en el sur del país, es sagrada.