Al menos once policías iraquíes muertos en un atentado suicida en Ramadi

Once miembros de las fuerzas de seguridad iraquíes muertos es el balance provisional de la explosión, ayer, de un coche bomba conducido por un terrorista suicida empotrado contra un puesto de control en Ramadi, según fuentes militares estadounidenses. Otras 19 personas resultaron heridas, dos de ellos soldados de EE UU y otros dos civiles.

Fuentes de la Marina estadounidense han afirmado que el conductor suicida detonó la carga en un puesto de control situado al este de la ciudad, situada a unos 110 kilómetros al oeste de Bagdad. Ese puesto fue instalado a la entrada de la ciudad de Ramadi el pasado mes, para frenar la entrada de las guerrillas con fuerte presencia en la zona.

Ramadi es la capital de la provincia de Al-Anbar, la más extensa del denominado triángulo suní, corazón de la insurgencia en Irak. La ciudad permanece cercada y sellada por la Guardia Nacional y el Ejército norteamericano desde que el pasado febrero se iniciara una campaña para acabar con los focos insurgentes, que habían llegado a apoderarse de gran parte de la urbe.

Mientras, en la ciudad septentrional de Kirkuk, hombres armados han asesinado esta mañana a dos oficiales de la Guardia Nacional iraquí.

Asesinadas cinco mujeres

Mientras tanto, fuerzas de seguridad han encontrado los cadáveres de cinco mujeres en el interior de un vehículo tras ser acribilladas a balazos. Cuatro de las fallecidas trabajaban para el Ejército de Estados Unidos en una base en Bagdad.

Fuentes estadounidenses no han aportado más datos de lo sucedido, aunque todo apunta a que se trata de un ataque de los insurgentes suníes, que en numerosas ocasiones toman como objetivos de sus atentados a iraquíes que trabajan para las fuerzas estadounidenses.