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El empeoramiento de Arafat desata una lucha por el control de la sucesión

Israel prepara un plan de emergencia para que el presidente palestino no sea enterrado en Jerusalén

Pese a que desde las altas esferas del poder palestino no dejan de llover desmentidos sobre la gravedad del estado de salud del presidente palestino, Yasir Arafat, tampoco cesan los encuentros y reuniones de aquellos destinados a pilotar la transición. El primer ministro, Ahmed Qurei, se ha desplazado hoy a Gaza para participar en las reuniones urgentes convocadas por Al Fatah y el Comité Ejecutivo de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) y ha asumido parte de los poderes que ostentaba Arafat, en especial los relativos a seguridad y finanzas.

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Nada se sabe de estos encuentros, excepto que "la situación de Arafat está bajo control de los médicos franceses: no está en coma y sí bajo tratamiento". El ex ministro de Información, Yaser Abed Rabbó, ha admitido sin embargo que "existe una gran preocupación" por su estado de salud, pues "situación es crítica aunque su vida no corre peligro". De hecho, según Yaser Abed Rabbó el desplazamiento de Ahmed Qurea se ha debido a "una reunión para discutir la situación económica y social de Gaza".

El ex primer ministro israelí, Simon Peres, ha afirmado hoy que "ya está formando un nuevo liderazgo palestino", que según ha dicho en la radio militar parece estar "más firmemente asentado y tiene una gran determinación para poner fin al terrible problema de la nación palestina".

Un suceso sin peso específico

La Ley Básica Palestina estipula que el sucesor legal en caso de muerte de Arafat es el presidente del Parlamento, que heredaría el cargo durante los 60 días que se tardaría en preparar y celebrar elecciones. Este cargo lo ostenta en la actualidad un amigo del líder palestino, Rouhi Fatouh, diputado de Rafah y miembro del aparato político de Al Fatah, pero con escaso peso específico.

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Sin embargo, la posibilidad de que Rouhi Fatouh pilote la transición disgusta a diversos clanes políticos palestinos, y entre ellos a la vieja guardia de la OLP, que en las primeras horas tras el agravamiento de Arafat, a finales de octubre, pergeñó un triunvirato para heredar el poder: Ahmed Qurei; el ex jefe de Gobierno Mahmud Abbas, Abú Mazen; y el presidente del Consejo Nacional Palestino, Saalem Zaanun.

Esa posibilidad apenas duró un suspiro, la hora que tardó en ser desmentida por todos los actores de esta tragedia tras ser difundida por la cadena de televisión qatarí por satélite Al Yazira. Esta maniobra fue denunciada especialmente por el general Mohamed Dahlan, el jefe militar de Gaza y líder de la joven guardia, amén de aspirante infatigable a la presidencia palestina y hombre de confianza de Estados Unidos.

Pero la vieja guardia sigue maniobrando para, pese a que nominalmente no se pueda impedir que Rouhi Fatouh se convierta en presidente en funciones, al menos tornarle en títere de un liderazgo real bicéfalo ostentado por Abú Mazen y Abú Alá.

¿Dónde será enterrado Arafat?

El empeoramiento de la salud de Arafat también ha puesto en marcha algunos engranajes en el campo israelí. El Ejército se encuentra en estado de alerta en los territorios palestinos, y la cúpula militar israelí se reúne esta tarde con el ministro de Defensa, Shaúl Mofaz, para concretar las medidas a adoptar en las próximas horas.

La cúpula militar ha mantenido hoy precisamente su reunión semanal, durante la cual se ha tratado entre otros temas la posible muerte del presidente palestino. Arafat quiere ser enterrado en Jerusalén, en concreto en la mezquita de Al Aksa, en la Explanada de las Mezquitas —lugar sagrado del islam, el tercero en importancia de esta religión después de La Meca y Medina—. Israel parece dispuesto a hacer todo lo posible para impedirlo, según ha reiterado su primer ministro, Ariel Sharon. El Ejército ha diseñado un plan especial para evitar disturbios y acallar las protestas que podría provocar esta negativa.

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