El reencuentro del desertor y la profesora de espías

Cerca de dos años después de abandonar Corea del Norte, dejando atrás a su marido y a sus dos hijos — Mika, de 21, y Belinda, de 18—, la japonesa Hitomi Soga se ha reencontrado hoy con su familia en el aeropuerto de la ciudad indonesia de Yakarta. Soga, de 45 años, fue secuestrada por el Gobierno de Pyongyang en 1978 para dar clase de lengua y cultura a los espías que luego habrían de infiltrarse en Japón. Su marido, Charles Robert Jenkins, de 64 años, es un antiguo soldado estadounidense, que Washington quiere juzgar por desertar a Corea del Norte en 1965.

Soga pudo volver a Japón junto con otros cuatro secuestrados en octubre de 2000, merced a un acuerdo entre el primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, y el máximo mandatario norcoreano, Kim Jong Il. El pasado mes de mayo, Koizumi volvió a visitar Pyongyang, y el Gobierno de Corea del Norte dejó marchar a los hijos de los secuestrados; pero Jenkins decidió quedarse, junto a sus hijas, por miedo a ser entregado a las autoridades estadounidenses si viajaba a Japón. Así que, tras largas conversaciones, y a dos días de las elecciones al Senado en Japón —lo que ha llevado a la oposición de ese país a acusar a Koizumi de electoralismo—, el reencuentro se ha producido al final en Indonesia, país que no tiene tratado de extradición con EE UU.