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Reportaje:

Reencuentro en Yakarta

Corea del Norte permite a un ex soldado de EE UU reunirse con su familia

Yakarta será testigo el próximo viernes de un encuentro propio de la guerra fría. Charles Robert Jenkins, un antiguo soldado estadounidense, acusado de desertar a Corea del Norte en 1965, y su esposa, Hitomi Soga, una japonesa que fue secuestrada por el régimen de Pyongyang en 1978, se reunirán el próximo viernes en la capital indonesia, en lo que supone el desenlace de unas largas negociaciones que han eliminado uno de los principales obstáculos que impedían el restablecimiento de relaciones entre Tokio y Pyongyang.

La cita, organizada al más alto nivel, permitirá a Soga, de 45 años, reunirse con su marido y sus dos hijas, Mika, de 21, y Belinda, de 18, a quienes no ve desde que en octubre de 2002 regresó a Japón después de haber pasado un cuarto de siglo en Corea del Norte. Será un reencuentro emotivo para esta mujer, que espera, según dijo ayer en una rueda de prensa televisada, poder comenzar una nueva vida en un futuro cercano en Japón. "El día en que los cuatro nos podamos abrazar se acerca está delante de nosotros. Me siento feliz y aliviada", dijo.

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Soga pertenece al grupo de japoneses raptados en los años setenta y ochenta para dar clases de lengua y cultura a los espías norcoreanos. Cuando hace cerca de dos años pudo volver a Japón junto a otros cuatro secuestrados como consecuencia del acuerdo alcanzado durante la histórica visita realizada un mes antes por el primer ministro japonés, Junichiro Koizumi, a Pyongyang, se vio obligada a dejar la familia detrás. En su segunda visita, el pasado mayo, Koizumi consiguió que Kim Jong Il permitiera la salida de los hijos de los capturados, pero Jenkins, de 64 años, decidió quedarse junto con sus hijas por miedo a ser entregado a las autoridades militares estadounidenses si ponía los pies en Japón. Washington acusa al antiguo soldado de haberse cambiado de bando mientras servía cerca de la zona desmilitarizada que separa las dos Coreas.

Tras descartar otros lugares, como Pekín, la cita tendrá lugar finalmente en Yakarta, ya que, a diferencia de Japón, Indonesia no tiene tratado de extradición con Estados Unidos.

El caso de la secuestrada y el supuesto desertor ha fascinado a los japoneses, y Tokio ha pedido repetidas veces a Washington un trato de favor para el ex sargento, con objeto de que la familia pueda reunirse y vivir en suelo japonés. Pero Estados Unidos ha respondido que será tratado de acuerdo al código militar. Algunos analistas consideran que a pocos meses de las elecciones presidenciales en EE UU, es poco probable que George W. Bush acceda a un perdón, por miedo a perder votos entre los veteranos de guerra. Mientras tanto, el Gobierno indonesio ha asegurado que será flexible sobre la duración de la estancia de la familia en su territorio. Soga tiene previsto llegar a Yakarta mañana, jueves, mientras que Jenkins y sus dos hijas lo harán el viernes en un avión fletado desde Pyongyang por las autoridades japonesas.

La celebración del cónclave familiar dos días antes de importantes elecciones al Senado japonés, el próximo domingo, ha provocado las críticas de la oposición, ya que se prevé que dé un impulso al Partido Democrático Liberal de Koizumi. "Ambos asuntos no tienen ninguna relación. Hemos estado diciendo desde el principio que queríamos que tuviera lugar lo antes posible (...) Seguiremos trabajando para que la señora Soga pueda vivir en Japón como es su deseo", se defendió ayer el primer ministro.

El secuestro de ciudadanos japoneses ha sido uno de los principales obstáculos en las complejas relaciones entre Pyongyang y Tokio. Sin embargo, en los últimos años Corea del Norte se ha mostrado dispuesta a devolver a los raptados, en lo que parece un esfuerzo por mejorar su imagen y normalizar intercambios con su vecino con la esperanza de lograr una ayuda económica que precisa desesperadamente.

Charles R. Jenkins, antiguo soldado al que EE UU acusa de desertor.
Charles R. Jenkins, antiguo soldado al que EE UU acusa de desertor.AP

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