La revista que desveló las torturas afirma que Rumsfeld las aprobó el año pasado en secreto
Bush estaba al tanto de la existencia de un plan que permitía la coerción física, según 'The New Yorker'.- El Pentágono niega las acusaciones, que califica de "extrañas y conspirativas"
Las torturas a presos iraquíes en la cárcel de Abu Ghraib no son casos aislados y espontáneos como defiende el Gobierno de Estados Unidos, sino que forman parte de un plan "altamente secreto" elaborado por el Pentágono y que fue aprobado en agosto del año pasado por el secretario de Estado de Defensa, Donald Rumsfeld, según afirma la revista The New Yorker en un reportaje que publicará el lunes y que el semanario adelanta hoy en su página web. El Pentágono niega la noticia en un comunicado, en el que califica las acusaciones de "extrañas y conspirativas".
La revista ha adelantado hoy en Internet los pormenores del supuesto plan aprobado por Rumsfeld, que se enfrenta a fuertes presiones de la oposición demócrata para que presente su renuncia pero que ha recibido en varias ocasiones el espaldarazo del presidente, George W. Bush. Según el semanario que desveló el escándalo de los malos tratos a los prisioneros iraquíes, no se trata de las inclinaciones delictivas de unos cuantos reservistas como defiende Washington, sino de un plan sistemático y secreto conocido por varios nombres, entre ellos Copper Green. Según el reportaje, de 17 páginas y firmado por el periodista Seymor Hersh, el plan daba luz verde al uso de la coerción física y la humillación sexual como métodos para obtener información sobre la insurgencia en Irak.
Citando a fuentes anónimas, la revista explica que estas torturas eran las mismas que se usaron inicialmente en la búsqueda de miembros de Al Qaeda en Afganistán y que, con la venia de Rumsfeld, fueron aplicadas después de la cárcel de Abu Ghraib. El relato de los hechos detalla cómo Rumsfeld, "molesto" por las trabas de índole legal o administrativo, autorizó el plan tras los atentados a la sede de Naciones Unidas en Bagdad en agosto del año pasado para conseguir un permiso "amplio y por adelantado" para interrogar, capturar o matar a blancos de alto interés en la lucha antiterrorista. Así se creó, en una zona de seguridad del Pentágono, el denominado Programa de Acceso Especial (SPA) -similar a los usados durante la Guerra Fría- que se convertiría en el secreto mejor guardado de las autoridades castrenses de EE UU.
Bush y Rice estaban al tanto
El propio Rumsfeld afirmó la semana pasada ante el Congreso estadounidense que, si bien debía guardar silencio sobre asuntos considerados secretos por ley, había contado todo lo que sabía sobre lo ocurrido en la prisión de Abu Ghraib, que albergaba las antiguas cámaras de tortura del derrocado presidente iraquí, Sadam Husein. La decisión de Rumsfeld, siempre según el semanario, "causó un gran malestar en la Agencia Central de Inteligencia (CIA), dañó la eficacia de las unidades de elite y perjudicó las posibilidades de EE UU en la lucha antiterrorista". Según un alto cargo de la CIA no identificado, el plan de Rumsfeld encajaba con su "perenne plan de arrebatarle a la CIA el control de las operaciones clandestinas y paramilitares de EE UU".
Este proyecto contó además con el visto bueno de la consejera de seguridad nacional, Condolezza Rice, y hasta el presidente Bush estaba al tanto, según explicó a la revista un ex miembro de los servicios de espionaje. Sin embargo, según otro ex funcionario de inteligencia, Rumsfeld y el general Richard Myers, aprobaron el programa de interrogatorios pero "posiblemente" no estaban al tanto de los abusos que se cometieron posteriormente. Así, Rumsfeld dejó los detalles del plan en manos de su subsecretario para Asuntos de Inteligencia, Stephen Cambone, según dijo a la revista un consultor del Pentágono.
El Pentágono se ha apresurado a emitir un comunicado para desmentir a la revista. Sólo una hora y media después de que The New Yorker colgara la noticia en la Red, el Pentágono ha señalado que se trata de "conjeturas anónimas" sin fundamento. El departamento que dirige Rumsfeld niega la existencia de ningún plan sistemático de torturas. La divulgación de fotos que muestran a prisioneros desnudos, esposados, obligados a masturbarse o en otras posiciones humillantes, han mancillado la imagen de EE UU en la comunidad internacional en general y entre los árabes y musulmanes en particular. A raíz de la divulgación de las fotos, el Pentágono ha prohibido algunos métodos coercitivos, como la privación del sueño y la adopción de posiciones incómodas. Además, Bush ha asegurado al pueblo iraquí que castigará a los responsables de los abusos y, de momento, siete soldados han sido acusados y el primero se enfrenta a una corte marcial la semana próxima.
La justicia británica juzgará a seis militares por torturas
Seis soldados británicos serán juzgados en "los próximos días" por torturar y matar a un prisionero iraquí, informa en su edición de hoy, domingo, el periódico británico The Independent. Es la primera vez desde el comienzo del conflicto en Irak que se enjuiciará a soldados británicos. Uno de ellos será acusado por la muerte de un recepcionista de un hotel, Baha Musa, de 28 años, quien sufrió una paliza en su detención, precisa el periódico.
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