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Reino Unido presenta su polémico proyecto para introducir el DNI por primera vez en 50 años

La última vez que hubo tarjetas de identidad fue durante la II Guerra Mundial pero Churchill tuvo que retirarlas por la tensión que creaban

El ministro británico del Interior, David Blunkett, ha dado a conocer esta mañana el borrador de un proyecto de ley para introducir el documento nacional de identidad por primera vez en 50 años, con el fin de combatir la amenaza terrorista. El DNI, anunciado el pasado mes de diciembre, será obligatorio para todos los británicos e incluirá detalles de la fisonomía del portador, así como imágenes del iris y huellas dactilares.

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La última vez que el Reino Unido tuvo tarjeta de identidad fue durante la II Guerra Mundial (1939-45), por razones de seguridad, pero fueron retiradas por el Gobierno de Winston Churchill en 1952 por la tensión que creaba entre la Policía y los ciudadanos. El borrador ha sido publicado al tiempo que empiezan los primeros ensayos oficiales sobre la introducción del carné, en los que participan unos 10.000 voluntarios, que servirán para que el Reino Unido disponga de los detalles de hasta 60 millones de británicos.

Frente a las críticas de los grupos defensores de los derechos civiles, el Gobierno británico defiende su proyecto por considerar que es vital para combatir el terrorismo internacional, como también casos de fraude y trabajo e inmigración ilegales. Se espera que el carné contenga, además de huellas dactilares, datos "biométricos" de cada portador, como una radiografía de su cara o del iris de sus ojos. "Tenemos que estar al frente. Necesitamos estar por delante del resto del mundo desarrollado, que ahora se inclina por [los datos] biométricos", ha explicado hoy Blunkett a la cadena BBC.

"No suponen una amenaza"

El viceministro del Interior, Des Browne, ha insistido también en que las tarjetas "no suponen una amenaza para nadie". Blunkett ha dejado claro que el plan tiene que ser efectivo en la práctica antes de que el Parlamento vote a favor de la introducción de estas tarjetas de identidad. "Uno tiene que demostrar que estas cosas son efectivas si la gente va a votar para hacerlo obligatorio. Tengo confianza en que así será", ha agregado el ministro.

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Para tranquilizar a los grupos proderechos civiles, Blunkett ha prometido que el carné no tendrá más datos que, por ejemplo, las tarjetas que dan los supermercados a los clientes para hacer sus compras. "No habrá más información, habrá menos", ha indicado el ministro, quien ha añadido que los supermercados saben "el lugar donde compran los clientes, la hora de la semana y el dinero que gastan". Se espera que los datos "biométricos" se introduzcan por primera vez en las personas que soliciten o renueven pasaportes a partir del año 2007, mientras que se calcula que el DNI será obligatorio hacia el año 2013.

De ser así, el carné será utilizado, por ejemplo, para solicitar diversos servicios públicos, como la atención médica a través del Servicio Nacional de Salud (NHS, siglas en inglés). Se calcula que el coste de la introducción de los documentos será de 3.100 millones de libras (unos 4.340 millones de euros) y que al ciudadano le costará 35 libras esterlinas (alrededor de 56 euros). Por su parte, el portavoz de Interior del Partido Conservador, David Davies, en la oposición, no se ha mostrado contrario al proyecto pero ha señalado que, si las libertades no resultan afectadas, "debería ser introducido pronto, no dentro de diez años".

El viceministro del Interior, Des Browne, muestra su  tarjeta de identidad durante una prueba piloto.
El viceministro del Interior, Des Browne, muestra su tarjeta de identidad durante una prueba piloto.EFE

Un rosario de críticas

El grupo defensor de los derechos civiles Liberty ha criticado el proyecto porque opina que ningún Gobierno ha demostrado ser competente a la hora de manejar los datos de las personas.

Además, el experto en terrorismo Paul Wilkinson, profesor de la Universidad de St. Andrew's (Escocia), ha reconocido no estar convencido de que el carné ayude a combatir el terrorismo: "La mayoría de los secuestradores del 11-M viajaban con sus propios nombres, de modo que no hubieran sido detectados por el sistema de documento de identidad y, por supuesto, Al Qaeda es particularmente buena en encontrar maneras de hacer pasar personas por las fronteras".

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