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LA POSGUERRA DE IRAK

Bush defiende la invasión de Irak porque Sadam "podía" producir armas

El presidente estadounidense concede que la información que llevó a la guerra pudo ser incorrecta

El presidente de EE UU, George W. Bush, no lamenta haber desencadenado la guerra de Irak, salvo por la muerte de sus soldados. En una entrevista al presidente en el programa Meet the press de la NBC, Bush afirma que no se arrepiente de la invasión, lanzada por la supuesta existencia de arsenales de destrucción masiva que no se han encontrado, porque ha terminado con el derrocamiento de Sadam Husein, que suponía "un peligro" porque "tenía la capacidad" de producir armas de destrucción masiva, más allá de que las tuviera en su poder en el momento de la invasión.

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Las armas, ha especulado Bush, "pudieron ser destruidas antes de la invasión, escondidas o enviadas a otro país". En todo caso, Bush cree que los soldados americanos que han muerto hasta la fecha en Irak no han muerto en vano, dado que Sadam tenía capacidad para desarrollar armas de destrucción masiva, si no las armas en sí. "Sadam tenía la capacidad de tener armas, de desarrollarlas. La comunidad internacional y EE UU pensamos que las tenía. Pero sí tenía la capacidad de construir armas y dejar que cayeran en manos de una red terrorista", ha insistido el presidente. Bush ha añadido que cualquier pérdida de vidas humanas es lamentable -en referencia al goteo de muertes estadounidenses en Irak- pero ha indicado que "no tenía en el fondo ninguna duda de que Sadam Husein representaba un peligro para América", por lo que no se arrepiente de su decisión.

Pese a que el presidente tuvo que plegarse la semana pasada a las presiones de sus adversarios políticos y conceder una investigación independiente sobre los servicios de inteligencia, cuya información condujo a la guerra al asegurar la existencia de arsenales no convencionales en Irak, Bush sigue agarrándose al argumento de las armas para legitimar la invasión. "Pudieron ser destruidas durante la guerra. Sadam (Husein) y sus esbirros pudieron destruirlas cuando entrábamos en Irak. Pudieron ser escondidas. Pudieron ser transportadas a otro país y lo averiguaremos", ha dicho el presidente en la entrevista, dedicada en su mayor parte a defender su decisión de entrar en guerra.

En cuanto a la información que condujo a la guerra, Bush concede que pudo no ser del todo exacta. "Esperaba encontrar las armas. Basé mi decisión [de lanzar la ofensiva] en la mejor información confidencial posible, información que había sido recopilada durante años, que no sólo nuestros expertos pensaron que era fiable, sino también los expertos de otros países", ha dicho. Por ello, ha defendido el trabajo del jefe de los servicios de inteligencia, el director de la CIA, George Tenet.

La comisión

Con respecto a la comisión de investigación para investigar los supuestos fallos de inteligencia que llevaron a la conclusión de la existencia de las armas de destrucción masiva en Irak, Bush ha dicho que no testificará ante ella. En este punto, Bush ha ofrecido una de cal y otra de arena. Implícitamente, se ha comprometido a asumir sus responsabilidades si se demuestran errores en la información que condujo a la guerra, aunque también ha dicho que, para ello, los electores tendrán que darle la reelección en noviembre, dado que los resultados de la investigación no se conocerán hasta después de la cita electoral. Bush ha justificado la decisión de dar tanto plazo a la comisión porque "es importante que la comisión se tome su tiempo". Los demócratas pretendían que los resultados de la investigación estuviesen disponibles antes de las elecciones, con la esperanza de que erosionaran las posibilidades de reelección del presidente.

Con esta entrevista, Bush trata de relanzar sus opciones de reelección y contrarrestar el difícil momento político que atraviesa. La entrevista fue realizada ayer en el despacho oval de la Casa Blanca por el periodista Tim Russert, director del programa dominical de análisis político Meet the Press. Es la primera vez en sus tres años de presidencia que Bush accede a ir a este programa, cuyo director se prepara exhaustivamente e interpela a sus entrevistados con declaraciones del pasado que contradicen sus actuales puntos de vista.

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