Las dolencias de cuatro soldados británicos hacen temer un segundo síndrome del Golfo
Las molestias les impidieron entrar en combate y dos de ellos ni siquiera llegaron a viajar a Irak
Cuatro soldados británicos que fueron vacunados para protegerlos contra las armas químicas en la guerra contra Irak sufren síntomas similares a los del síndrome de la guerra del Golfo, es decir, los problemas de respiración, eccemas y depresión que sufrieron centenares de militares que participaron en el conflicto de 1991. Según publica hoy el diario británico The Independent, las autoridades sanitarias de este país temen que estos cuatro casos sean los primeros del síndrome del Golfo II.
El síndrome, que puede estar causado precisamente por el exorbitado número de vacunas contra enfermedades y agentes infecciones que reciben los soldados, se caracteriza por desórdenes de la piel, pérdida de pelo, dolor de cabeza y muscular, alteraciones del sistema nervioso y dificultad para dormir, además de fatiga, náuseas y fiebre. Las molestias que experimentaron los soldados les impidieron entrar en combate y dos de ellos ni siquiera llegaron a viajar a Irak debido a que tuvieron una mala reacción a las vacunas. Uno de los hombres sufrió importantes alteraciones en la piel después de haber recibido hasta cinco vacunas, incluidas dos contra el ántrax, en un mismo día.
Según informa la cadena BBC, los cuatro soldados han amenazado con demandar por esta causa al Ministerio de Defensa. El abogado Mark McGhee, que representa a esos militares que no han sido identificados, ha indicado que "los síntomas que experimentan esos soldados son idénticos a los de las personas que representó en relación con el primer conflicto en el Golfo". McGhee ha asegurado que conoce los casos de 400 veteranos de la Guerra del Golfo de 1991 que experimentaban ese síndrome.
En los tribunales
En la reciente campaña bélica contra Irak participaron unos 45.000 soldados británicos, que recibieron vacunas contra las armas químicas y biológicas. Mientras tanto, un portavoz del Ministerio de Defensa ha asegurado desconocer esos cuatro casos y ha informado de la puesta en marcha un programa para identificar con rapidez cualquier síntoma derivado de las campañas militares. Según Charles Plumridge, uno de los coordinadores de la Asociación británica de Veteranos de la Guerra del Golfo, la única diferencia entre ambos síndromes es que las dolencias de los cuatro soldados "se han manifestado muy pronto".
Una sentencia judicial relacionó recientemente, por primera vez en el Reino Unido, el llamado "síndrome de la guerra del Golfo" con la inyección de vacunas. Alex Izett, un soldado británico de 33 años que nunca llegó a participar en esa contienda, denunció que las vacunas que le fueron inyectadas antes de la guerra le provocaron fatiga y problemas psicológicos y digestivos. Con el tiempo, Izett desarrolló osteoporosis o fragilidad en sus huesos y quedó incapacitado para seguir como soldado, lo que le condujo a un estado depresivo que le llevó a intentar suicidarse en más de una ocasión. El Gobierno británico siempre ha negado la existencia del síndrome.
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