El Pentágono se plantea trasladar a Guantánamo a más de 300 paramilitares detenidos en Irak

La base militar de Guantánamo (Cuba) podría ser el destino final para los fedayin (paramilitares) detenidos durante la ofensiva de las tropas de la coalición en Irak, según fuentes militares de EE UU que cita el diario The Washington Post en su edición de hoy. En esta instalación estadounidense se encuentran desde hace más de un año más de 600 detenidos durante la campaña militar en Afganistán. Sin jucio ni asistencia legal, Estados Unidos se niega a dar a estos arrestados el estatus de prisioneros de guerra, lo que ha suscitado denuncias de organizaciones como Amnistía Internacional o Human Rights Watch.

Según informa este rotativo, durante los combates en Nasiriya (sur de Irak) han sido arrestados cerca de 300 presuntos integrantes de los fedayin y de las milicias del partido Baaz, vestidos de civil para ser confundidos con la población y atacar con más facilidad a los soldados aliados.

Estas fuentes reconocen que efectuar olas de arrestos de civiles sólo por sospechar que pueden ser milicianos puede suscitar gran controversia en el exterior y revueltas en el interior, pero los mandos estadounidenses y británicos consideran que acabar con los paramilitares supondría un progreso muy significativo para evitar incidentes como las emboscadas tendidas por grupos de milicianos que simulan rendirse.

"Son mala gente y sería de locos dejarles rondar por el campo de batalla, y si cogemos a unos pocos que son inocentes, pues lo siento, pero no podemos dejar que vayan por ahí disparando contra nosotros", ha justificado uno de los oficiales citados por el rotativo. Otro militar ha afirmado que "son ellos los que nos han obligado a hacer esto".

Cómo identificar a un paramilitar

En todo caso, apuntan, los soldados aliados siguen un patrón de identificación: pueden ser paramilitares aquellos jóvenes que parezcan especialmente bien alimentados y que sigan moviéndose por sectores peligrosos que los demás civiles han dejado. Además, aunque desprovistos de uniforme, muchos de ellos siguen conservando las botas militares o alguna placa de identificación. Existen otros indicadores, apuntan, pero se mantienen en secreto.

Estos sospechosos son matenidos aparte de los demás prisioneros de guerra, "en parte porque pueden haber sido de los que acosaron a los soldados regulares" para obligarles a combatir. Según estas fuentes, serán tratados también como prisioneros de guerra pero sin el estatus oficial hasta que se celebre una audiencia especial sobre el caso para determinar si son "combatientes ilegales".

En tal caso, serán enviados a la base de Guantánamo o a otras instalaciones militares, tal y como ocurrió con los presos talibán o de la red terrorista Al Qaeda durante la campaña afgana de finales de 2001. En cuanto a los militares regulares -con excepción de quienes hayan violado las leyes de guerra-, serán liberados cuando acabe el conflicto.