Turquía abre su espacio aéreo a los aviones estadounidenses y entra en territorio iraquí
Rumsfeld reitera a Ankara su negativa a la entrada de tropas turcas en el norte de Irak
Tras interminables horas de negociaciones, Turquía ha cedido por fin y ha abierto su espacio aéreo a los aviones estadounidenses que participan en la invasión a Irak, según ha anunciado el ministro turco de Defensa, Vecdi Gonul. Los detalles del pasillo aéreo se han retrasado mucho más de lo previsto, tras la traumática aprobación parlamentaria en la que también se dio luz verde a la entrada de tropas turcas en el norte de Irak, algo que EE UU rechaza tajantemente.
Pese a ello, un reducido destacamento turco ha entrado esta noche en territorio iraquí, según informa la agencia Reuters citando fuentes militares.
Entrada de tropas
La entrada de tropas turcas en el norte de Irak fue aprobada ayer por el Parlamento para impedir el flujo de refugiados, proteger a los turcomanos y evitar que los kurdos tomen los centros petroleros y proclamen su independencia. Un total de 332 diputados votaron a favor de la moción en un debate a puerta cerrada que duró más de dos horas, mientras que 202 lo hicieron en contra y uno se abstuvo.
Sin embargo, EE UU rechaza tajantemente que tropas turcas entren en territorio iraquí. Hoy mismo, el secretario de Defensa de EE UU, Donald Rumsfeld, reiteraba las advertencias en este sentido que ya se hicieron ayer a Turquía. "Hemos informado al Gobierno turco y a sus fuerzas armadas que será claramente molesto que penetraran en gran número en el norte de Irak".
Desgarrada durante meses entre su oposición a la guerra y el miedo a EE UU, Turquía optó ayer por una fórmula salomónica. A instancias del Gobierno del líder islamista moderado Recep Tayyip Erdogan, el Parlamento autorizó el paso de aviones de guerra estadounidenses por el espacio aéreo turco.
En todo caso, se trata de un mero "pasillo aéreo", que permitirá a los aviones de EE UU atravesar Turquía para bombardear Irak o para transportar tropas al norte de ese país. Miles de comandos de las Fuerzas Especiales y de paracaidistas podrán así operar desde el norte de Bagdad, tomando el control de los centros petroleros de Kirkuk y Mosul y hostigando a la retaguardia de Sadam.
Así, estos aviones no podrán aterrizar en territorio de Turquía, ni tan siquiera para repostar. Turquía tampoco autoriza el uso de los aviones de las bases estadounidenses existentes en su territorio, los que vigilan la zona de exclusión aérea del norte de Irak, para operaciones de bombardeo en esta guerra. Y ya el 1 de marzo cerró las puertas a la llegada de 62.000 soldados estadounidenses, incluidos los de la 4ª División de Infantería que, con sus tanques M1-A2, es una de las más poderosas unidades mecanizadas del Pentágono.
Así, de las tres concesiones que el presidente de EE UU, George W. Bush, quería de Turquía (tránsito por su espacio aéreo, uso de las bases existentes y despliegue de 62.000 soldados) sólo ha obtenido la primera. Es muy poco y demasiado tarde para EE UU, que retiró a comienzos de esta semana la oferta de un paquete de ayuda de hasta 30.000 millones de dólares. Anoche, el portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer, confirmó que la ayuda turca no tendrá una contrapartida económica. Esto complica el futuro económico del país, muy endeudado y en una grave recesión.
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