Lula exhibe su liderazgo en el debate televisado del cierre de la campaña
Unos 50 millones de brasileños han seguido las intervenciones de los cuatro candidatos
Los cuatro candidatos a la presidencia de Brasil han finalizado la campaña electoral con un debate televisado seguido por 50 millones de espectadores. El favorito, Luis Inácio Lula da Silva, ajeno a las peleas de sus rivales, concluyó sus intervenciones instando a creer en el futuro del país.
Un optimista Luiz Inácio Lula da Silva, el favorito según todos los sondeos, afirmó anoche que estas palabras de San Francisco de Asís sintetizan su pensamiento: "Comienza haciendo lo que es necesario, luego haz lo que es posible y, de pronto, te encontrarás haciendo lo imposible".
Además del líder del socialista Partido de los Trabajadores, que tiene un 48% en intención de voto, han participado en el debate el oficialista José Serra (con un 20%), el abanderado del Partido Socialista, Anthony Garotinho (en empate técnico con Serra), y el del Frente Liberal, Ciro Gomes (11%).
En realidad, parecía que había dos debates en los estudios de la televisión Globo, la más influyente del país. Uno, en el que los candidatos se han enfrentado al oficialista Serra, y otro en el que Lula se ha dedicado a exponer lo que piensa hacer en caso de una victoria que dan por segura banqueros, empresarios, analistas políticos y todas las encuestas.
El futuro de Brasil
Sobre la mesa fueron puestos asuntos cruciales para el futuro de Brasil, desde la pesada carga de una deuda pública que suma unos 500.000 millones de dólares entre obligaciones externas e internas, hasta la posible flexibilización de las leyes laborales.
Gomes y Garotinho, y en menor pero más irónica medida Lula, se aliaron para atacar a Serra por los flancos más débiles del gobierno de Cardoso, como son el alto desempleo, el aumento de la deuda y su apuesta en políticas de corte neoliberal. Serra, que fue ministro de Planificación y Salud en la gestión de Cardoso, defendió al gobierno de su amigo e intentó descalificar a sus adversarios afirmando que sólo discutían "el pasado".
Lula, ajeno a las peleas de sus rivales, concluyó sus intervenciones instando a creer en el futuro del país. "Brasil no va a quebrar nunca, tiene potencial y espero que Dios ilumine a cada elector", declaró en un claro mensaje al 10 por ciento de indecisos que aún quedan según las encuestas.
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