Aznar aboga por una mayor integración que respete las diferencias entre estados
Durante un año, los 105 miembros de la Convención deberán preparar el proyecto que en 2004 será definido por los Gobiernos de la UE
El presidente del Gobierno, José María Aznar, que hoy ha inaugurado los trabajos de la Convención para el Futuro de Europa, ha apostado en su discurso por la "progresiva asunción, por parte de la Unión, de políticas que hasta ahora recaían en la exclusiva esfera estatal", pero sin que suponga "una marcha atrás del proyecto europeo ya realizado y consolidado", y ha abogado por una constitucionalización pluralista", que tenga en cuenta las especificidades de cada Estado, para el futuro europeo.
Como presidente de turno del Consejo Europeo, Aznar ha inaugurado hoy la Convención sobre el "futuro de Europa", que preparará la próxima reforma de las instituciones de la UE, y ha destacado que el traspaso progresivo de competencias estatales a la Unión es uno de los dos principios básicos de la integración europea.
El otro será hallar el equilibrio "entre la unidad cultural profunda de Europa y su evidente diversidad histórica". Por ello, ha afirmado que "el mañana político europeo ha de ser el de una constitucionalización pluralista, respetuosa con los múltiples ordenamientos de sus Estados miembros".
En este sentido, ha destacado que "es el desarrollo de un Derecho, el derecho comunitario, que la Declaración de Laeken describe como el 'camino hacia una Constitución para los ciudadanos europeos".
Delimitación de competencias
Aznar ha declarado que "sin duda hay que clarificar y delimitar mejor las competencias si queremos definir qué es lo que queremos hacer juntos, de modo que el ciudadano perciba con mayor facilidad quién hace qué en la Unión y pueda, de esta forma, exigir responsabilidades", y ha subrayado que este ejercicio no debe "desembocar en una marcha atrás" de la construcción europea.
Así, ha afirmado que la entrada en vigor del euro "debe ser entendida como un punto de partida y no de llegada" por lo que la UE debe dirigir sus trabajos "hacia aquellas áreas en las que los ciudadanos y la situación internacional aguardan una acción más intensa", perfeccionar el espacio de libertad, seguridad y justicia; modernizar "el modelo social europeo para conseguir el pleno empleo" y el desarrollo de una "verdadera política exterior y defensa común".
En este sentido, ha destacado que la integración europea "no es un fin en sí misma, sino un medio al servicio de los valores más positivos de la cultura europea: derechos fundamentales para todos, sin discriminaciones, democracias pluralistas, prosperidad compartida y competencia económica", y ha dicho a los miembros de la Convención que los trabajos de este órgano deben tener como objetivo "proyectar una Europa sostenible y eficaz".
Crisis existencial
Aznar dice no compartir "las opiniones que perciben una crisis existencial en el proceso de integración" europea, sino que "la unidad europea conseguida hasta hoy es la victoria de una experiencia histórica", que "descansa sobre las políticas comunes y los cimientos sólidos de un mercado y una moneda únicos".
"Tal supuesta crisis coincide, por el contrario, con una fase especialmente dinámica del proceso unitario, como lo atestigua la rapidez de la puesta en circulación del euro, los rápidos avances registrados en el nuevo espacio de libertad, seguridad y justicia, el comienzo efectivo de una política común de defensa y el impulso del proceso de modernización y reforma económico y social", ha dicho.
Por ello, la necesidad de reformas no se debe a una crisis, sino a que "la situación mundial hace que la Unión deba acelerar su avance". Por ello, ha dicho, "la voluntad europea del presente debe sentir la urgencia de redefinir su papel en un mundo hondamente transformado".
Aznar ha negado también que la necesidad de una Convención para debatir las próximas reformas se deba al fracaso de la Cumbre de Niza, en diciembre de 2000, que elaboró la última reforma de los Tratados, sino que "han sido nuestros éxitos los que permiten ahora enfrentarnos a metas más ambiciosas".
"La nueva etapa pide formas nuevas de funcionamiento y deliberación para seguir haciendo más Europa, como dice el lema de la presidencia española de este semestre", ha explicado el presidente de turno de la UE, recordando que la Cumbre de Niza logró "un laborioso acuerdo" para reformar las instituciones de cara a la ampliación de la UE, "un poderoso objetivo político, como es la reunificación del continente".
Funcionamiento de la convención
Aznar ha destacado que la creación de la Convención, con 105 miembros de los Gobiernos y Parlamentos nacionales de los Quince y los países candidatos, el Parlamento Europeo y la Comisión Europea, responde al mandato de la Cumbre de Laeken, de preparar la próxima reforma "bajo criterios de amplitud y transparencia".
Su éxito, según Aznar, dependerá de su "capacidad de ser receptiva ante las inquietudes y expectativas que la sociedad exprese". El presidente español considera fundamental que tenga una "relación de sinergia con el Consejo Europeo", que será quien decida la reforma definitiva en 2004, y que se respete el plazo de los trabajos.
"El desafío al que se enfrenta esta Convención va más allá de la tarea, exigente y difícil, de preparar las reformas", ha dicho Aznar, sino que también debe "confirmar la validez de este procedimiento", usado ya para redactar la Carta Europea de Derechos Fundamentales y cuya consolidación "supondría un paso de enorme trascendencia" en la toma de decisiones.
Igualdad entre los Estados
En su intervención, el presidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, ha insistido en la igualdad de los estados que componen y compondrán la UE, reclamando hoy una Constitución "que señale el nacimiento de la Europa política", en la que "ningún Estado domine a los demás".
"La Unión Europea es una unión de minorías en la que ningún Estado debe dominar a los demás", ha remarcado Prodi en la inauguración de la Convención sobre el futuro de Europa. "Por eso no puede edificarse sobre la ley de unos pocos porque sean más grandes, más fuertes o miembros más antiguos del club europeo".
Para hacer viable esa Europa que desea, debe dotarse de una Constitución, sin perder de vista lo ya construido en nuestras democracias: "la separación de poderes, el voto por mayoría, el debate público y la votación de todas las leyes por los representantes del pueblo, y la aprobación de los impuestos por el Parlamento".
Prodi confía en que se mantenga la "originalidad de la integración europea", que "reside en el hecho de que la UE es una unión de pueblos y de Estados" y "no es nuestra ambición construir un superestado".
El presidente del Ejecutivo comunitario ha propuesto también "revisar el sistema de toma de decisiones de la Unión", de tal forma que sean "más sencillos y transparentes". Para ello, la Comisión Europea dará ejemplo y ha dicho que "está dispuesta a redefinir sus cometidos, e incluso, si es conveniente para el bien común, a ceder parte de sus competencias para asumir nuevas responsabilidades".
Aznar y Prodi se han mostrado de acuerdo, junto con el presidente del Parlamento Europeo, de buscar fórmulas para una mayor cooperación entre los tres organismos de la UE que representan. Para ello, han acordado, tras una reunión, la creación de grupos informales integrados por representantes de los tres órganos comunitarios para analizar mecanismos concretos de cooperación.
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