El Gobierno chino reconoce que ayer murieron 108 personas en un "atentado criminal"
Hasta ahora, las autoridades cifraban los fallecidos en 18 y eludían hablar del hecho
"Las explosiones fueron provocadas por criminales", ha admimtido por primera vez la agencia estatal Xinhua, que hasta hace poco se negaba a aceptar el alcance de la tragedia -ocurrida en los dormitorios de dos fábricas de ropa, una vivienda con 60 personas y una empresa de ferrocarriles- y afirmaba que sólo hubo 18 víctimas mortales.
La nota oficial, que sigue sin ofrecer datos sobre los presuntos autores de esta masacre, añade que "las investigaciones siguen su curso y que se ha movilizado a la policía y al Ejército de Liberación Popular (ELP) dentro de una operación destinada a garantizar la seguridad y a rescatar a los damnificados".
Con esta confirmación de última hora, Pekín se acerca de forma explícita a los comunicados del Centro de Información de Derechos Humanos y Democracia, quien atribuyó el viernes el atentado a presuntos obreros que decidieron cometer una masacre para llamar la atención sobre las injusticias que sufren los parados.
Según el citado Centro de Información, con sede en Hong Kong, las explosiones en cadena pudieron causar más de doscientos muertos ya que, según testigos presenciales, "se produjo una auténtica carnicería".
Este sábado, el presidente chino, Jiang Zemin, ha enviado sus condolencias a los familiares de las víctimas, al tiempo que el secretario general del Consejo de Estado, Wang Zhongyu, se ha desplzadp a Shijiazhuang para supervisar las labores de rescate.
El Centro de Información, que se ha convertido en el principal portavoz de los obreros desempleados y disidentes pro democráticos perseguidos por la justicia china, asegura que se ha emitido una orden de busca y captura contra Jin Ruchao, un hombre sordomudo de 40 años, como presunto autor de la masacre.
Sin embargo, la citada organización considera que Jin, por cuya captura se ofrece una recompensa de unos 6.000 dólares, es sólo la "cabeza de turco" elegida por la policía para acallar las protestas populares, que han empezado a pedir la dimisión de las autoridades locales y provinciales.
Una de las bombas explotó a sólo una manzana de la sede del Partido Comunista de la ciudad, lo que puede indicar que se apuntara al corazón del Gobierno provincial, en una denuncia contra la corrupción, problema que está minando la confianza del pueblo en sus dirigentes, así como las bases ideológicas del comunismo.
"Esto es un acto contra el Gobierno. El Partido es demasiado corrupto", dijo un ciudadano llamado Liu, quien acusó a los altos funcionarios de "robar el dinero de las empresas estatales", que luego tienen que cerrar, despidiendo a cientos de trabajadores.
Un acto de venganza de algún obrero en paro con intenciones suicidas, un atentado de la etnia separatista uigur (musulmana)que busca la independencia de la provincia de Xinjiang (oeste de China), o incluso un "golpe" de las tríadas(mafias) que organizan la inmigración ilegal, podrían ser los móviles de la tragedia.
Este es el segundo atentado de envergadura ocurrido en la capital de Hebei, provincia cercana a Pekín, después de que el pasado mes de septiembre, cinco bombas de fabricación casera estallaran en diversos lugares públicos.
El responsable de aquellas explosiones, que costaron la vida a 28 personas, fue ejecutado con un tiro en la nuca tres meses después.
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