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Los desfiles de las "ecolas de samba" en el llamado "Sambódromo" de Río de Janeiro son escenografías corales, casi operísticas, en los que se representan de forma alegórica los argumentos de las letras de las canciones que acompañan la alegre caminata de los miles de integrantes de cada agrupación.

La letra de la samba "Los siete pecados capitales", que la "escola" Unidos de Viradouro desarrollará en su desfile del próximo día 26, ha provocado la polémica entre indios y religiosos.

Los indios protestan porque la escuela pretende presentarlos como perezosos y vagos, que hacen lo imposible para no trabajar y vivir con la menor preocupación posible, en una evocación del pecado de la pereza.

"Es una mención cariñosa, pues el indio es visto como un cazador que nunca se cansa pero también como una persona que lleva la pereza en el alma", dijo el director de la escuela, Heraldo Faría.

La explicación sirvió de poco para los miembros de etnias representadas en el Consejo Indígena Misionero, un organismo de la Iglesia Católica dedicado a defender las causas de los indios.

"Se trata indudablemente de un prejuicio y eso está previsto en las leyes relativas al racismo", afirmó el secretario adjunto de esa entidad, Roberto Liebgott, quien señaló su intención de tratar de impedir el desfile de la "escola".

Liebgott aseguró que la próxima semana se dirigirá a la justicia y exigirá que, por lo menos, se prohíba el desfile de los cien miembros de la escuela que entrarán al "Sambódromo" disfrazados de indios y representando la pereza que les atribuyen.

El Instituto Socio Ambiental, dedicado al estudio de las etnias indígenas, también protestó y afirmó que la visión de la escuela deforma la imagen de los indios y hace suya "una distorsión que se viene arrastrando desde la llegada de los primeros conquistadores".

Si los indios se sienten ofendidos por ser calificados de perezosos en el Carnaval, la Iglesia Católica no admite que sean representados ni siquiera en broma los siete pecados capitales y ha convocado a sus fieles a un retiro espiritual mientras dure la fiesta.

La Archidiócesis de Río de Janeiro difundió el viernes pasado una lista con 19 iglesias en las que los católicos podrán entregarse a ese retiro espiritual y tomar distancia de una celebración que muchos religiosos consideran como "una fiesta de carne y lujuria"

ajena al espíritu.

Antes de conocerse las intenciones de Unidos de Viradouro, una de las catorce "escolas de samba" que integran la elite del Carnaval carioca, la Iglesia había protestado por una campaña que el Gobierno lanzó esta semana para prevenir el riesgo de contagio de enfermedades de transmisión sexual en los próximos días.

Admitiendo que en el Carnaval las pasiones se desbordan, el Ministerio de Salud anunció que distribuirá gratuitamente 22 millones de preservativos en todo el país, sobre todo para impedir una mayor propagación del sida, que afecta ya a unas 500.000 personas en Brasil, según el Gobierno y organismos internacionales.

La Iglesia Católica, que desde hace décadas critica el Carnaval en general, y en Río de Janeiro en especial, consideró que así el Gobierno "estimula el sexo inconsecuente e irresponsable" y lamentó que las autoridades sólo apelen a los preservativos para prevenir las enfermedades de transmisión sexual.