Carlos Therón, el hombre que atrae a millones de espectadores: “Ahora hay que tener mucho cuidado para hacer humor”
Ama hacer cine y teme ver una sala vacía, de ahí que firme muchas veces de las películas más taquilleras del cine español. Su nueva propuesta: ‘Operación Camarón’
Con diez años cogió la videocámara de su tía, realizó un corto de stop motion (moviendo muñecos fotograma a fotograma) y aprendió los fundamentos del cine. En su adolescencia devoraba libros sobre el séptimo arte y la primera película que estrenó, Fuga de cerebros 2, en 2011, tuvo casi un millón de espectadores. Después dirigió más taquillazos: 1,5 millones de espectadores fueron a ver Es por tu bien en 2017, y Lo dejo cuando quiera, en 2019, cosechó 1,8.
Carlos Therón (Salamanca, 43 años) es uno de los cineastas que mejor maneja el cine con encanto masivo. Le gustaría tocar otros géneros, pero confiesa que al final todo le sale en tono de comedia. Ahora estrena Operación Camarón, un remedo de la italiana Song’e Napule protagonizado por Julián López y Natalia de Molina, sobre tráfico de drogas y trap flamenco de fondo. Therón espera que la gente vuelva a las salas de cine a pasar un buen rato. “Se iba a estrenar el 13 de marzo del 2020 y al día siguiente se declaró el estado de alarma”, cuenta. “Es mi película más optimista. Me gusta pensar que somos el símbolo del regreso a la normalidad o lo que sea que venga ahora”, dice.
¿Cómo se fabrica un taquillazo? ¿Cuál es la fórmula? Si la hay no la conozco. Yo intento hacer la mejor película posible y si veo que algo ha funcionado una vez procuro no repetirlo.
¿Tiene miedo de que la gente no se ría en sus películas? Siempre. Una carcajada no se puede forzar y cuando un chiste no funciona, dan ganas de meterse debajo de la butaca. Por eso yo meto los suficientes chistes como para que uno sí funcione.
Cuando estudiaba, ¿qué tipo de filmes quería hacer? Soy de la generación que se crio con Regreso al Futuro y E.T. y lo que más me gusta del mundo es un cine lleno de gente disfrutando a la vez. Siempre he buscado la manera de conseguirlo con una historia bien contada. La comedia es lo más rápido para mí.
En Fuga de Cerebros 2 actuó David Hasselhoff. ¿Cómo pasó? Queríamos un gran cameo y Chuck Norris nos dijo que no. Tras explicarle la propuesta por correo, su representante nos respondió: “Chuck will pass on this” (Chuck pasa de la propuesta). Solo eso. Escribí una carta a Hasselhoff explicándole que para nosotros era un elemento tan americano como la Coca-Cola. Y con su sentido del humor y abriendo bien el billetero nos dijo que sí.
¿Y cómo le dio por Nacho Vidal para Impávido en 2011? Le había visto en entrevistas e intuía que podría ser un interesante villano de película. Es todo un personaje. Algún día harán su biopic, pero como lo supervise él no pondrá ni la mitad de las cosas, bastante tiene con lo suyo...
¿Había algún cameo pensado para Operación Camarón que se haya truncado? Queríamos cameos musicales y, como Natalia canta muy bien, convertimos el Volando voy en trap.
Uno de los personajes piensa que tiene tatuado a Camarón cuando en realidad es la cara del Ché. ¿Está inspirado en algo real? Cosas así suceden en el trap todos los días. Aquí lo hemos convertido en chiste, pero cuando estudiamos a los traperos vimos que se tatúan la cara y se pueden poner un Mickey Mouse y al lado la hoz y el martillo. Tienen algo de poscapitalismo. Son muy punkis.
Desde que usted empezó, ¿se ha perdido libertad a la hora de hacer humor? Ahora hay que tener mucho cuidado y eso siempre coarta un poco. Nosotros hemos decidido no meternos en jardines aunque es imposible no tener siempre a alguien enfadado. Tengo la sensación de que la siguiente generación va a ser muy osada. Todo es cíclico y pronto va a tocar una época de mucha provocación.
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