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Vincenzo Angileri: “En su discurso de su segundo mandato Ada Colau admitió sus debilidades y eso es de admirar”

El escritor italiano ha publicado ‘No tengas miedo a tener razón’, un ensayo que a través de entrevistas con personalidades como Ada Colau, Bad Bunny o Rita Indiana intenta tejer un discurso que explique por qué siempre debemos manifestarnos y también cómo, a través de la protesta, está el camino hacia el éxito

El escritor Vincenzo Angileri.
El escritor Vincenzo Angileri.MANUEL ZÚÑIGA

Las nuevas generaciones están cuestionando y derribando mitos y verdades antes absolutas con movimientos raciales, sexuales y feministas en todo el mundo. Surgen cientos de voces jóvenes con discursos rupturistas. Este hecho, o mejor dicho estas acciones, son la verdadera esencia de los movimientos sociales que ayudaron a Vincenzo Angileri a escribir No tengas miedo a tener razón.

Vincenzo Angileri es director creativo y escritor. Nació en Sicilia y actualmente vive entre Barcelona y Ciudad de México. Angileri, que ha dirigido piezas para Gucci o Youtube e imparte clases en escuelas como IED, Acid House o NABA, escribió No tengas miedo a tener razón con la intención de transmitir, mediante conversaciones con Ada Colau, Bad Bunny, José Andrés, El Guincho, Nadya Tolokónnikova (de Pussy Riot), Yalitza Aparicio o Rita Indiana, entre otros, la importancia que tiene ser uno mismo en cualquier ámbito profesional y las consecuencias que surgen al escoger un camino.

En la introducción explica que el libro es una oda a ir en contra y a no bajar la cabeza ¿Qué le llevó a este pensamiento? El verdadero significado de desobediencia y de rebelión es el punto de apoyo del libro. Quería arrojar luz sobre estos dos adjetivos en diferentes ámbitos de la vida y dar a conocer otras caras del prisma. Puedo decir que este es el fin del libro. No tengas miedo a tener razón pretende que el lector conozca cómo diferentes personas se rebelaron ante sus padres, sus jefes o la sociedad y mostraron una nueva forma de entender la vida sin miedos. Así consigo relatar las dificultades que puede tener subir una montaña, luchar contra el régimen del Kremlin en Rusia o decir a un padre determinadas cosas para ser libre.

¿Cree que hay que tener un icono o una inspiración para rebelarse? Los iconos y las referencias ayudan mucho para comprender que otros caminos son posibles. Es lo mismo que estamos haciendo cuando leemos, viajamos o nos cruzamos con una opinión distinta: en ese momento, nos damos cuenta que hay múltiples formas de ver un mismo camino. Al leer la historia de Bad Bunny o Ada Colau, el lector sabrá cómo han construido su camino y han logrado éxito desde la política, la música o la cultura. El poder de contar historias permite abrir sendas a otros juicios y se llegará a lograr una mayor concentración para adquirir una finalidad.

¿Cómo fue el proceso de selección de los personajes? Comenzó con un listado muy extenso de personajes con personalidades atípicas. El libro está construido alrededor de un eje y después fui tejiendo los alrededores para cubrir las diferentes áreas. Hubo un gran trabajo de producción, tanto por la gran cantidad de entrevistas como por la concentración de la información.

¿Cree que políticos con el perfil de Ada Colau, que surgieron como respuesta a un electorado desengañado y harto, están desapareciendo? Creo que sí. En el libro traté de no tomar partido por una ideología, pero al final lo personal es político. Ada Colau es política, es sociedad y es humanidad. Valora la empatía, la visión del otro y el establecimiento de los derechos e igualdades. La parte que quiero destacar de Ada es su forma de comunicar. En su discurso de su segundo mandato, admitió sus debilidades y eso es de admirar. Este tipo de políticos que viene de abajo nos está enseñando que se puede hacer política de manera distinta, aunque sea difícil.

Impacta la historia de Rita Indiana, el antihaitianismo y ese racismo globalizado, donde el migrante es un agresor. Conocer la historia de Rita y de otras personas como ella es la única cura que tenemos para curar el cáncer de la sociedad: el racismo. No creo que haya diferencia entre racismo y la discriminación, es un contenedor que nace de muchas ideas negativas cocinadas y mezcladas con ignorancia profunda. Esta incultura o negación hacia el otro nace del desconocimiento en términos geopolíticos o emocionales. El racismo se puede curar con cultura y conocimiento.

Uno de los capítulos más esclarecedores es el titulado Lucha con compasión. ¿Hay actos solidarios sin beneficios políticos, sociales o económicos? Es un tema complicado, aquí no se puede tener una opinión blanca o negra. Creo que hay estructuras en sociedades que hacen el esfuerzo de mejorar la vida de personas ante dificultades en catástrofes económicas, situaciones pandémicas o crisis financieras. Hay que analizar que vivimos en un sistema donde se premia a los grandes capitales que generan grandes riquezas y, en consecuencia, se tiene que conocer cómo se realiza y a quiénes llega el dinero cuando se meten en asuntos filantrópicos.

¿Hay demasiados casos de gente rebelde de cara a la galería pero que, cuando llega el momento, hace poco? Eso ocurre. No hay ninguna diferencia con la gente que en la década de los sesenta llevaba una camiseta del Che Guevara. Hay muchas formas de pertenecer o dar apoyo a un colectivo en la era de las redes sociales. El único peligro es que nos demos por satisfechos con estas simples acciones y, cuando tengamos que demostrarlo, no se haga.

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