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La Corte: así es el programa donde Óscar Casas se siente “el puto amo” y Mariang habla de iglesias y McDonald’s

En este proyecto digital conviven arte, gastronomía y testimonios de famosos alucinados, y ya empieza a hacer méritos para conseguir el título de las entrevistas más atrevidas

Óscar Casas posa en el quinto capítulo de 'La Corte'.
Óscar Casas posa en el quinto capítulo de 'La Corte'.Fotografía cedida por 'La Corte'

Por unos segundos, Óscar Casas pudo ver la Sagrada Familia terminada. Eso fue, claro, antes de que una bomba hiciese saltar la basílica por los aires. Cuando se refugió del ataque, no pudo parar de cantar su villancico favorito, Los peces en el río. Entonces el único que consiguió callarlo con una bofetada fue su amigo de la infancia Saúl. Nunca se llevaron bien, una lástima porque Saúl era en realidad su alter ego en otra dimensión. “Hay infinitos planos, todo ha ocurrido ya. El tiempo es nuestra percepción como observadores en un mundo físico y de expansión”, admite serio el actor mientras devora un muffin aplastado entre dos panes.

Normalmente, el hermano de Mario Casas se reservaría unas declaraciones así de bizarras para su círculo más íntimo. Algunas partes incluso se las quedaría para lo más profundo de su conciencia. Sin embargo, el actor acaba de compartirlas con todo internet. La culpa es de La Corte, un proyecto digital de entrevistas que se ha propuesto desvelar el lado más desconocido y alucinado de los talentos preferidos de la generación Z. La excusa no podía ser otra que la gastronomía, una de esas sobremesas interminables en las que es imposible no acabar desvariando. Aunque no todo el mundo sirve para eso, alargar una sobremesa es casi un arte. De ahí el nombre del programa, La Corte, un grupo selecto de personalidades dispuestas a compartir y profundizar en sus pensamientos más extraños.

Óscar Casas posa con el delicioso banquete que caracteriza cada capítulo.
Óscar Casas posa con el delicioso banquete que caracteriza cada capítulo.

Todo empezó con una pesadilla de C. Tangana. En una entrevista de hace años, el artista reconoció que le perseguía un sueño en el que aplastaba con la mano unas ceras oscuras de dibujo. El periodista que lanzó la pregunta, Iago Fernández, guardó la respuesta en algún lugar de su subconsciente hasta que hace meses, mientras daba un paseo, la conectó con el video viral de un camarero que explicaba su experiencia con el LSD. “En lo inconsciente, la fantasía y el exceso hay un terreno inexplorado en el que sembrar relatos inéditos con personajes relevantes en un registro en el que nunca se les ha visto”, cuenta Fernández, director creativo de La Corte y responsable de Fina Estudio.

Mariang inauguró el programa con una mezcla de chándal y traje.
Mariang inauguró el programa con una mezcla de chándal y traje.

Inspirado por las redes, La Corte nació con una clara vocación digital. Nacho García Martín, director del proyecto, y Iago Fernández lo concibieron con la intención de distanciarse del resto de entretenimiento digital y la estructura típica de videopodcast. “Necesitábamos hacer algo que se pudiese enmarcar en el Museo del Prado”, afirma el creativo. Por eso, desde el vestuario de los invitados al estilo fashionfilm de las piezas de vídeo, todo esta diseñado para crear una atmósfera onírica que permita a los invitados mostrar su lado más transgresor.

“Cuando los representantes tienen dudas sobre si sus artistas deben participar o no en La Corte, son los propios talents los que insisten en que quieren venirse. Imagino que porque les abre una fisura para dar rienda suelta a su imaginación, anhelos o reflexiones”, explica Fernández. La primera en inaugurar el formato en septiembre fue Mariang de La pija y la Quinqui con su obsesión por un McDonald’s dentro de una iglesia de Moldavia. Desde entonces, y a lo largo de los cinco capítulos disponibles hasta la fecha, han pasado artistas como nusar3000 o Ben Yart a darse el atracón lisérgico que asegura La Corte.

El punto en común entre este selecto club lo explica a la perfección el último invitado, Óscar Casas. “Somos gente sin ningún tipo de uso importante en la sociedad pero que somos capaces de contar historias y que la gente crea que son importantes. Como esas personas que acuden a las fiestas monárquicas pero realmente no hacen nada, simplemente comen rico y visten muy lujoso y son muy elocuentes. No tienen ningún tipo de función pero sé creen los putos amos”, razona el intérprete.

La bendita manía de comer

¿Por qué nos atrae tanto acudir como espectadores a este tipo de banquetes? Eva Güimil, periodista experta en televisión, sostiene que la clave está en la identificación con las celebrities. “Todos comemos. Tal vez no todos hemos cantado en el Radio City Music Hall o marcado un gol en el Bernabéu, pero comer comemos todos y nada gusta más que comprobar que las celebridades son humanas”, explica. La afición por este tipo de formatos atiende a una moda general hacia las entrevistas más informales. “Hay cierta satisfacción en ver a un personaje conocido fuera de su medio. La sensación de vulnerabilidad humaniza y eso favorece a personajes cuya imagen está estereotipada. Al final el contexto es casi un mero macguffin, lo que importa es la calidad de la conversación y eso es común para todos”, aclara.

Nusar 3000 ICON
Fotografía cedida por 'La Corte'

Sin embargo, a Güimil le cuesta encontrar algo parecido a la propuesta de La Corte. “Es como un anuncio del Banco Sabadell en un bodegón de Caravaggio con barra libre de la mejor marihuana de Jamaica”, confiesa. Para Alberto Fernández, director de RTVE Play, el valor de la propuesta no está únicamente en el tipo de contenido sino en su estrategia de distribución. “En internet vale lo mismo algo cutre y mal hecho que un contenido más pensado. La Corte es valiente porque pone sobre la mesa una propuesta arty con vídeos de cinco o siete minutos que se salta las supuestas leyes del audiovisual digital y desafía a un algoritmo que penaliza la creatividad”, comenta Fernández.

Esta valentía es sin duda el sello de identidad del programa y sus invitados. Aunque su lugar ahora son las redes, Güimil no descarta que formatos así de rompedores puedan llegar a hacerse un hueco en la televisión convencional. “Hace años tampoco habríamos imaginado a Ana Belén lanzándole un polvorón a la boca a un beatboxer mientras habla de sus gominolas favoritas”, advierte. Que lleven cuidado en La Revuelta, porque entre atracones y alucinaciones La Corte empieza a hacer méritos para conseguir el título de las entrevistas más atrevidas.

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