“Ni se te ocurra contactarme”: así te define tu mensaje de fuera de la oficina
No todos los correos que advierten de que uno está de vacaciones son iguales. Los hay que dejan abierta la posibilidad de responder a cuestiones “urgentes” y otros que la cierran por completo. Y, al parecer, eso es un asunto generacional
“Como se te ocurra intentar contactar conmigo voy a hablar con recursos humanos”, “De vacaciones. Espero que me toque la lotería y nunca volver” o “Error 404: trabajador no encontrado”. Son algunos de los mensajes automáticos que aparecen en un vídeo viral de TikTok, donde una mujer muestra las curiosas respuestas automáticas que sus compañeros han programado al irse de vacaciones. Ella lo atribuye a que sus colegas son centennials, porque, al parecer, mientras los mileniales, X y boomers tienden a apostar por respuestas educadas y complacientes en las que rara vez cierran la posibilidad de responder si hay una “urgencia”, la generación Z ¿bromea? con no responder jamás a un correo en sus días de descanso. Y, a pesar de que parezca una parodia tiktokera, sí hay una lectura matizada que hacer del abismo generacional.
La respuesta automática como certificado de pertenencia a una generación
“Todas las personas seguimos un mismo patrón en la comunicación. A través de nuestros sentidos, captamos información del exterior que llega al cerebro. Es allí donde entra el filtro personal y surgen muchas de las diferencias que podemos encontrar entre las diferentes generaciones”, explica Javier Giménez Divieso, directivo freelance experto en liderazgo, equipos y recursos humanos, que asegura que el mensaje out of the office que se emplea en los ambientes laborales no es más que una extensión del sistema de comunicación particular de cada individuo.
Según recoge un informe de InfoJobs, el 62% de los profesionales responde llamadas, mensajes o correos electrónicos durante los días destinados a la desconexión laboral. “El perfil que menos desconecta: hombre, de entre 45 y 65 años, con cargo de responsabilidad y más de cinco años en la empresa”, dice el informe. En el lado opuesto, “el perfil del profesional que más consigue desconectar es el de una mujer joven (de 25 a 34 años), que cuenta con menos de un año de antigüedad, tiene un cargo de empleada o especialista y trabaja de forma presencial”. Pura lucha de clases generacional basada en criterios reales. ”La generación Z prefiere los empleos con un propósito en la vida, un impacto que les ilusione, lo que dista mucho del monótono esquema fordista. Pero nada más lejos de romantizar un cambio cultural que tiene raíces en la precariedad que sufren”, escribía Estefanía Molina en EL PAÍS.
“Si tomamos algo de distancia, es evidente que hemos avanzado mucho en la flexibilidad en el puesto de trabajo en sentido positivo. De la misma manera, cuando estamos en modo descanso personal, si algo extraordinario o urgente ocurre, debemos de haber pensado en fórmulas de solución o actuación para que nos localicen y podamos ayudar si nuestra intervención fuera la única solución. No es más que pensar en las obligaciones aparejadas a los derechos. Tengo el derecho de poder quedarme en casa a trabajar si tengo un tema personal que resolver, pero de la misma manera, tengo la obligación de interrumpir mi descanso ante un tema realmente extraordinario que requiera de mi participación”, opina Agustín Peralt, experto en productividad directiva.
Pero volvamos a esas respuestas jocosas que en tantas ocasiones proceden de miembros pertenecientes a la generación Z… ¿Realmente estos mensajes repletos de ironía y humor dan buena imagen? Fernando Calvo, director de people & culture del sur de Europa en la consultora Hays, está convencido de que sí. “A priori, todos empatizamos y sonreímos al leer un mensaje gracioso de alguien que se va de vacaciones. Además, un texto gracioso puede aumentar la atención del receptor y, de alguna forma, romper la rutina de la persona que está leyendo el correo electrónico. Aumenta la empatía entre compañeros e incluso es algo anecdótico que, al cabo de un tiempo, merece la pena recordar”, asegura antes de matizar la pertinencia de no olvidar que se trata de una acción meramente informativa, por lo que el objetivo principal es que el receptor sepa que, durante unos días, el trabajador no tendrá acceso al correo electrónico.
El informe de la Comisión Europea Los ‘millennials’ y los miembros de la generación Z en el lugar de trabajo: similitudes y diferencias señala que ambas generaciones aprecian recibir comentarios sobre su trabajo, pero, mientras que los Z prefieren los comentarios directos, los mileniales tienden a mostrarse más sensibilizados respecto a la crítica y a responder mejor a los comentarios formulados con estímulos y positividad. Es en este marco en el que en muchas ocasiones sí permiten que su desconexión vacacional no lo sea del todo, algo que los más jóvenes, como indican sus respuestas automáticas, no están dispuestos a permitir.
Javier Giménez Divieso explica que aunque la desconexión digital es un problema para muchos, lo es especialmente para los mileniales, cuya característica fundamental, señala, ha sido la obsesión por el éxito, algo que de alguna forma también ha calado en su educación. “Su nivel de exigencia también les dificulta separar lo familiar y personal, de lo laboral. ¿Hay que dejar la puerta abierta a que nos contacten? Desde luego que no. Nuestro cuerpo y nuestra mente necesitan desconectar para poder recuperar energía, motivación, productividad, iniciativa...”, apunta. Contrapone esta actitud a la de la generación Z, a la que, asegura, caracteriza la irreverencia. “Siendo fieles a sus valores, el humor es simplemente una forma más de expresión y de comunicación. Y así lo hacen, no solo en sus redes sociales, sino también en los mensajes de fuera de la oficina”.
¿Existe un fuera de la oficina informativo, divertido y sin aristas?
Aunque los mensajes con pinceladas de humor y sarcasmo pueden sentar bien a algunos miembros de la generación Z, habrá gente a quienes estos mensajes no sienten bien. ¿Es posible lograr que esas respuestas no funcionen como cuchillos? Fernando Calvo dice que la premisa fundamental ha de ser siempre mantener la profesionalidad. El sentido del humor es siempre positivo, pero es necesario comprender que el mensaje será leído por compañeros, jefes, proveedores o clientes. “Cada persona es completamente consciente del lugar en el que trabaja y sabe cómo minimizar cualquier posibilidad de ofender o crear malentendidos. El humor puede contextualizarse y hay una gran diferencia entre ser gracioso y maleducado o soez. En mi opinión, un mensaje de fuera de oficina no debería de contener mucho más de un par de frases para dejar claro que no se va a responder durante unos días. Si además saca una sonrisa al lector, ¡bienvenida sea!”.
Agustín Peralt alude a la diversidad, que considera debe ayudar a que se respeten también otras formas de enfocar diferentes temas. “Esta diversidad se refleja precisamente en aceptar formas de comportarse que cambian entre generaciones. Hay que hacer un esfuerzo por desarrollar la empatía. Tenemos que ser muy conscientes de las diferencias entre las personas con las que estamos trabajando, y ya no solo por las generaciones a las que pertenecen, sino por sus personalidades. El mundo es diverso. Hay gente mucho más formal que otra, pero no puedes exigirle a los demás que se comporten de la misma manera que tú. Hay que tener flexibilidad. En paralelo, y desde la otra parte, es cierto que no podemos controlar cómo nuestro mensaje va a impactar a los demás, cómo se lo van a tomar o la interpretación que le van a dar, pero sí podemos pensar mínimamente en la verdadera intención con que lo enviamos y anticipar posibles malinterpretaciones”.
¿Existe el out of the office perfecto?
Blanca Sierra, talent acquisition partner de The Adecco Group, considera que el mejor mensaje de fuera de la oficina es aquel en el que se comunica que la persona se encuentra fuera durante un periodo concreto, sin necesidad de explicar la causa. “Es importante dejar un contacto para cualquier urgencia, y si no es así, comentar que en cuanto vuelva se tratará el problema a la mayor brevedad posible”, reflexiona. Sobre la pertinencia de añadir en el correo la fecha de regreso, Patricia Benayas Checa, coach de gestión de tiempo y productividad personal, considera que lo oportuno es dar un margen. Recomienda, por ejemplo, añadir un día por delante, de forma que el último se pueda dedicar a ir dejando todo bien cerrado y otros dos de vuelta para disponer de tiempo de ponerlos al día. En cuanto al mensaje de fuera de la oficina perfecto, tal vez no exista, pero lo importante es que, afortunadamente, las vacaciones sí.
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