Fernando Alonso: “Yo era un chaval de Oviedo, el mundo de la Fórmula 1 era muy sofisticado para mí”
Tras la sorpresa que fue la milagrosa trayectoria de Fernando Alonso en la Fórmula 1 hace dos décadas, el piloto que ganó dos Mundiales planea lo impensable: su regreso al ruedo que le hizo gigante
Dinamarca es una potencia en balonmano. Kosovo, en judo. Pocos países viven la natación como los australianos. O Cuba, el béisbol. Casi cada territorio tiene un deporte fetiche, que, gracias a los éxitos cosechados por sus estrellas, mueve a los más jóvenes a practicarlo. Nada arrastra como el éxito. A principios de este siglo, la Fórmula 1 era un deporte que en España conocía una minoría y cuyo devenir el país vivía como lejano espectador, con curiosidad y placer, pero sin pasión. Entonces irrumpió en el circuito un joven asturiano llamado Fernando Alonso (Oviedo, 40 años). Otros españoles habían conducido en el circo de la Fórmula 1 antes que él, pero cuando, el 22 de marzo de 2003, al volante de un Renault, se convirtió en el piloto más joven en lograr una pole position, algo cambió. España ya no tenía solo otro conductor en Fórmula 1, tenía uno que podía ganar.
“Yo no esperaba nada de todo eso”. Alonso, al otro lado de una llamada de Zoom, se encoge de hombros y sonríe. Está presentando la segunda temporada de Fernando, la serie documental de Amazon Prime Video producida por The Mediapro Studio que se estrenará el 27 de agosto y que cuenta su trayectoria más reciente. “Cuando empecé en la Fórmula 1 pensé que, a pesar de desearlo mucho, ese no era un mundo para mí. Era algo muy sofisticado, muy difícil, muy competitivo. Yo era un chaval de Oviedo sin apoyos ni patrocinador, mi padre no había sido piloto, los rivales tenían un caché que yo no tenía. Todo fue rápido, gané un Gran Premio, gané dos Mundiales, pensé que duraría cinco años y ya, porque a pesar de los éxitos yo seguía creyendo que no pertenecía a ese mundo, que me quedaba aún grande. Mira, fueron pasando los años, mi amor por el deporte del motor fue creciendo, me fui encontrando mejor...”.
Se enfrentó a la reticencia de los británicos, que en ocasiones parecen comportarse como si la Fórmula 1 les perteneciese. Se apoyó en Flavio Briatore, el magnate italiano que capitaneaba entonces Renault, escudería con la que ganó sus dos Mundiales, y en un equipo de personas afines que no solo le protegieron sino que, mientras lo hacían, estaban cuestionando el statu quo que hasta la fecha había gobernado la Fórmula 1.
El segundo episodio de esta segunda temporada de la serie afronta su funesto 2007. Alonso había abandonado Renault y se había enrolado en la mítica escudería británica McLaren. Era el líder del equipo. El segundo piloto era un joven Lewis Hamilton. Inglés. Ambos protagonizaron una lucha que quebró los límites del deporte, la moral y el estatus. Y mientras se peleaban, Kimi Raikkonen, un finlandés apodado El Hombre de Hielo, les ganó el Mundial en la última carrera en Brasil. “Yo tengo otra opinión de ese año”, recuerda Alonso hoy. “Se lo comentaba a la gente de Amazon cuando arrancamos eso de 2007. Es que sale este periodista inglés y dice la suya, habla Pedro de la Rosa y dice la suya... Pero yo no digo la mía. Ellos me comentaban que eso era lo bueno para el documental, que debían contar otros puntos de vista porque si no era solo mi verdad”.
La primera temporada de la docuserie se centró en las aventuras de Alonso tras abandonar la Fórmula 1 en 2018. Sus éxitos y fracasos en el Dakar, Le Mans, las 500 millas de Indianápolis o el Mundial de Resistencia. Esta segunda temporada narra su vuelta al deporte. Ha fichado por Alpine, equipo con el que actualmente corre y cuyas aspiraciones en el ecosistema actual de la Fórmula 1 son modestas. “Supongo que el día en que quedo séptimo y tras el Gran Premio dé una entrevista exultante, algunos van a alucinar, pero es que en mi cabeza quedar en esa posición es un éxito, pues seguramente había pensado que todo lo que fuera mejorar el décimo puesto era bueno”, apunta.
Su parrilla ha cambiado mucho desde sus inicios. “Aquí nadie pide consejo, cada uno va por su camino y piensa que está haciendo las cosas muy bien. Todo se ha profesionalizado mucho, los pilotos vienen ya con muchos entrenos, mucho simulador, llegan muy preparados. No me veo reflejado en ellos, porque cuando yo aterricé aquí no tenía esa experiencia. Yo llegaba a un circuito nuevo y su recorrido era totalmente nuevo para mí. Me plantaba allí el jueves. Caminaba por el asfalto y ahí veía por dónde eran las curvas. Ahora, con la tecnología y los simuladores, un piloto nuevo llega conociendo el circuito casi mejor que yo”.
Las prioridades de Alonso no han cambiado pero sí las ha acomodado a la realidad. Aspira a volver a ganar un Mundial. “Hace 15 años te hubiera dicho que seguro que voy a volver a ganar, pero ahora sé que eso no es seguro. Lo deseo, claro, pero no quiero que de aquí a unos años lea esta entrevista y me vea que solté que iba a ganar”. Quiere ganar pero sabe que igual no sucede. Y quiere seguir, pero sabe cuándo va a parar. “Mira, yo me levanto la mañana de Gran Premio y pienso en llamar al ingeniero para decirle que si bajamos la presión aquí o allí, igual en la segunda curva adelantamos a este o aquel. El domingo que me despierte y no piense en eso, sino en que tengo un vuelo a las siete de la tarde para volver a casa y espero no perderlo para así poder cenar en casa... ese día lo dejaré”.
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