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Ama de casa ultraconservadora con perfil en Onlyfans: el paradójico reinado de las ‘MAGA’ que se desnudan en sus redes

El caso de Anya Lacey es solo un ejemplo: suma más de un millón de seguidores gracias a fundir un discurso de extrema derecha con contenido sexual explícito

‘MAGA’ women
Marita Alonso

“Estética tradwife, preppy y conservadora con cuenta de OnlyFans”, dice en X Noelle, que se define en la red social como “la chica más tonta, sexi y medianamente ingeniosa que jamás conocerás. Mujer STEM [acrónimo de los términos Science, Technology, Engineering y Mathematics, o sea, ciencia, tecnología, ingeniería, y matemáticas] y exalumna de la Universidad Estatal de Ohio”. Junto a su descripción, aparece un link a su perfil de OnlyFans. Forma parte de una nueva vertiente de mujeres que defienden valores conservadores y abrazan con orgullo el rol de la diosa doméstica perfecta... pero con un giro.

En el giro entra Onlyfans, una plataforma que ya contiene un giro en sí misma: nació como una posibilidad para que influencers y creadores de contenido diesen a sus seguidores un contenido extra o más cuidado a cambio de una suscripción mensual. Pero (este es el giro) el extra se convirtió, rápidamente, en contenido sexual explícito. Esta plataforma, pues, debería ser considerada a priori por esas mujeres conservadoras como el infierno digital. Sin embargo, figuras como Anya Lacey forman parte de un nuevo espectro de tradwives con cuentas de OnlyFans. O sea, amas de casa conservadoras que enseñan su cuerpo desnudo en sus redes sociales y ganan muchísimo dinero con ello.

“¿Sabe tu padre de tu trabajo? ¡Eres cristiana pero tienes OnlyFans!”, escribe Lacey en un vídeo de TikTok en el que queda claro que es consciente de la contradicción que encierra su figura. “Vivimos en una nueva era en la que todos tenemos teléfonos y redes sociales. Y si puedes ser tradicional y, al mismo tiempo, generar ingresos mostrándolo y promocionándolo al mundo, mucho mejor”, explicó en una entrevista a Mashable. Lacey, que además ha creado una web de citas (ojo, para salir con ella). “Soy Anya Lacey, una exrepartidora de pizzas que se convirtió en una creadora de contenido de primer nivel y que consiguió una audiencia masiva ofreciendo consejos de citas sin complejos. Soy una mujer conservadora que lleva los labios rojos y cree en Dios, en la patria, en el matrimonio y en los roles de género tradicionales. Y sí, me gusta verme sexi al decirlo”, explica en su web. “Cuando los hombres se presentan como proveedores y protectores, las mujeres se relajan en su feminidad, y todos ganan”, asegura el texto que acompaña a una fotografía en la que posa con un bikini adornado con la bandera americana.

En otra imagen posa con ese modelo de baño con una metralleta ante un inmenso todoterreno y en otra reza arrodillada junto a la cama junto al mensaje “rezamos antes de jugar”. A sus potenciales parejas les deja claros sus principios e ideología. “Soy una conservadora acérrima que cree en la agenda de América primero. El género no es una vibra, es biología. Tanto la masculinidad como la feminidad son buenas. No divido la cuenta en una primera cita. Si quieres un amigo, busca un compañero de gimnasio. La monogamia antes que la intimidad es mi regla. Fronteras seguras, familias seguras”, asegura.

Comenzó a publicar fotos desnuda en OnlyFans y a finales del año pasado dejó su trabajo como camarera. Precisamente son muchas las personas que hablan hoy del caso contrario: creadoras de contenido de OnlyFans que han pasado a ser tradwives, como Gwen the Milkmaid. “Lo llamo jubilación anticipada y creo que es brillante. Gana dinero en OnlyFans, fórrate pronto y hazte una tradwife buenorra con seguidores”, reza la cuenta Mostly Peaceful Latinas acerca de este fenómeno al compartir una imagen de Milkmaid.

El interés en las búsquedas de “esposa” y “matrimonio” se disparó el pasado año notablemente en Pornhub. Las búsquedas de “esposa tradicional” aumentaron un 34% y las de “tradwife”, un 72%. Acerca de este creciente interés habla el coach de relaciones Michael Swerdloff. “A medida que las mujeres se vuelven más fuertes y se sienten más empoderadas y seguras, los hombres que luchan con su masculinidad y se sienten amenazados pueden querer excitarse y masturbarse ante mujeres que les hacen creer que son el hombre de la casa, para sentirse menos amenazados”.

“El contenido de tradwife no es para mujeres. Es para hombres que buscan esposas sumisas”, titula la periodista Jessica Grose a un artículo publicado en The New York Times. Y en The Cut, Kathryn Jezer-Morton explica que las tradwives de Instagram son mera estética conservadora, mientras que las de TikTok “se adentran mucho más en la ideología y el lado obsceno, con vestidos fetichistas, delantales ceñidos y escotes blancos como la leche”. “Esto es estrictamente observacional, pero supongo que quienes impulsan la circulación de este material son hombres”, le dice el periodista Max Read en el artículo.

“Estás figuras me parecen una clara muestra de la hipocresía imperante en nuestra época, que sigue estigmatizando y despreciando a las trabajadoras sexuales. Ellas están promoviendo una idea superrígida de lo que es la feminidad, de lo que es ser mujer y del rol de la mujer para sostener el estatus de la familia tradicional cuando al tener OnlyFans, en realidad son empresarias, por lo que se establece una contradicción profunda”, señala a ICON la periodista y escritora Noemí López Trujillo, que acaba de publicar el ensayo ​​Me dibujaron así (Península, 2025).

“Es importante tener en cuenta el sesgo de género que siguen teniendo ese tipo de discursos ultracapitalistas que dicen que todos somos muy libres, todos tenemos que ser empresarios y todos podemos hacer lo que queramos con nuestros cuerpos, pero casualmente son ellas las que tienen que vender su cuerpo y nosotros, los hombres, quienes lo compramos”, dice Aäron Sáez Escolano, autor de Solo para fans (Aguilar, 2025).

Hay quienes no ven la diferencia entre las creadoras de OnlyFans y las tradwives, como un usuario que ha creado un hilo de Reddit que titula OnlyFans es una evolución natural de lo que eran las esposas tradicionales. “Las modelos de Onlyfans hacen lo mismo que cierto ideal de la pareja romántica femenina: actúan como objetos sexuales por dinero”, añade. Esa mística de la cercanía entre el objeto sexual y el ama de casa solícita también se ha reflejado, mucho antes, en muchos reportajes de Playboy: las conejitas, recordemos, eran camareras. O sea, mujeres sexis que servían a hombres dispuestos a pagar. Y populares cadenas de comida rápida estadounidense como Hooters tenían como gran valor que sus camareras servían con mucho escote a una clientela mayoritariamente masculina. En los años setenta, la novela Las poseídas de Stepford de Ira Levin llevó el mito a un relato de ciencia ficción desnortado: los hombres empezaban a sustituir a sus esposas por perfectos robots que eran máquinas de limpieza y a la vez máquinas de placer sexual. Y creó el adjetivo de Stepford wife (“esposa de Stepford”) para esas mujeres que parecen reunir ambas cosas. Como Anya Lacey.

Lo problemático de figuras como Anya Lacey es que mandan el mensaje de que depender de un hombre es positivo y deseable, pero lo hacen mientras ganan dinero a través de su contenido en OnlyFans. Las tradwives, en el caso de separarse, cuentan con sus propios ingresos gracias a sus vídeos (ya sean en Onlyfans o cocinando para millones de seguidores en Instagram), mientras que esas mujeres a las que venden las bondades de depender económicamente de los hombres no suelen tener un medio de vida autónomo, lo cual suele terminar en violencia financiera o violencia económica de género. Además, promueven castidad y decoro mientras se desnudan en su perfiles, por lo que venden la idea de que hay que apostar por un armario modesto y cauto cuando ellas se lucran despojándose de la ropa. Engañan a las mujeres, pero también a esos hombres que fantasean con ellas, como asegura Nerea Pérez de las Heras en la Cadena Ser. “Os hacen soñar con mamasitas de los años cincuenta, pero todas esas chicas facturan, hacen sus trimestrales, negocian con clientes, revisan sus estadísticas de audiencia y leen las noticias”. Porque las tradwives, coqueteen o no con OnlyFans, facturan. Y mucho.

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Sobre la firma

Marita Alonso
Redactora especializada en cultura pop y estilo de vida. Licenciada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Complutense de Madrid. 
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