Cuando el sexo se cuela en Vinted: “Hemos normalizado que cualquier ‘app’ sirva para ligar”
En las plataformas de compra-venta no solo es habitual el flirteo, sino que cada vez más usuarios publican imágenes injustificadamente eróticas para vender cualquier objeto


“El infierno está vacío y todos los demonios están en Depop”, dice la columnista Poppy Sowerby. Depop es una popular plataforma de reventa y a ella dedica un artículo publicado en UnHeard, en el que habla de la cantidad de usuarios que intentan que las mujeres que venden prendas les envíen desde fotografías sexys hasta prendas de lencería usadas. Este comportamiento es conocido como fetish mining, que consiste en solicitar fotografías u otro contenido bajo falsas promesas (en este caso, la compra de un producto) con fines de autogratificación sexual.
Otro insólito comportamiento es el de los usuarios que posan de forma injustificadamente sensual con las prendas que (supuestamente) venden. El equipo de Wallapop tiene clara su postura. “La plataforma está diseñada para la compraventa de artículos de segunda mano y nuestras políticas prohíben terminantemente tanto el acoso sexual como las conductas explícitas u obscenas, ya sea a través de anuncios o de interacciones en el chat. Nuestras normas establecen que está prohibida la publicación de artículos o materiales sexuales, así como la solicitud o promoción de los mismos a través de nuestro sistema de chat o perfiles”, explican a ICON. “También se prohíben imágenes con desnudos o zonas íntimas, salvo en contextos artísticos (pintura, escultura, etc). Entendemos que en la compraventa de moda de segunda mano es común que un usuario fotografíe la prenda puesta para mostrar su estado, talla o caída. Este tipo de imágenes están permitidas siempre que estén alineadas con la finalidad de vender un artículo y no caigan en las restricciones anteriores”, aseguran.
Por ello, la plataforma de reventa cuenta con herramientas externas e internas con las que discernir y moderar qué está permitido y qué no dentro de la plataforma en base a sus políticas. También disponen de un equipo de moderación que revisa y toma medidas ante este contenido mediante distintos métodos de detección.
Pero ¿qué buscan quienes posan de forma sexy en las plataformas de reventa? Inma Benedito, autora de Too Match (Plaza & Janes, 2025), acudió a Hoy por hoy para hablar de su libro cuando la conversación dio un giro al hablar de quienes emplean estas aplicaciones como si fueran una suerte de Tinder. Aunque la periodista confesó entonces que ella jamás había experimentado algo así, comenta ahora con ICON que considera que la gran victoria de las dating apps es que han colonizado el ecosistema del flirteo, imponiendo sus reglas más allá de la propia app. O sea, hoy el ligoteo es una posibilidad abierta ya sea en Tinder, en Grindr, en Instagram, en Wallapop, en Vinted o en LinkedIn.
“Ligar hoy no significa lo mismo que hace 20 años”, asegura Benedito. “Ligar hoy significa conocer y saber usar el mecanismo de Tinder. El cortejo ha dejado de ser un ritual que se exhibe en público para quedar relegado a la esfera privada. Saber que puedes ligar en cualquier momento, desde la intimidad del sofá de casa, el váter o en un ratito muerto en la sala de espera del dentista, nos disuade de hacerlo en público. Ligar hoy es una actividad guardada en el bolsillo del pantalón”.
Considera, asimismo, que esa facilidad para conectar y desconectar a discreción constituye un incentivo que invita a buscar ese tipo de conexiones en otras apps inicialmente concebidas para otros fines, a menudo webs de compra y venta, siempre siguiendo la misma mecánica que impera en las de citas. “Hay un pacto social según el cual la función oficial de determinados lugares no es más que un pretexto bajo el que subyace el auténtico propósito que allí nos congrega. Por ejemplo, las discotecas son para bailar. Por eso, cuando alguien se te acerca para hablar, sabes que quiere ligar contigo. Creo que hemos exportado ese pacto social a las apps. LinkedIn, Instagram, Wallapop, más allá de cumplir una función muy concreta, no dejan de ser en última instancia un escaparate de nosotras mismas”, asegura.
En 2019 Edurne Oteiza, actual directora de marketing de Wallapop y entonces, directora de operaciones, explicaba a SModa que desde la plataforma eran conscientes de que había personas que la empleaban para encontrar pareja, aunque aclaró que no era lo habitual. “No estamos hechos para ligar, pero tenemos millones de usuarios al mes y claro que habrá casos de parejas que se conozcan en la plataforma. Desde luego me alegraría que alguien encontrara el amor de su vida”, aseguró.
Ismael P. es un decorador de interiores que emplea desde hace años Vinted para comprar y vender prendas especiales. Señala que hace tiempo que observa un creciente número de perfiles que posan en una actitud marcadamente provocativa. “Imagino que irá por el lado del fetiche o irá por el lado de la trampa. Quiero decir: puede ser gente que tiene una relación e intenta ver si puede ligar con alguien por ahí para que su pareja no se entere…”, asegura. “Al ver este tipo de perfiles tiendo a pensar que es alguien que necesita recurrir a apps para ligar más discretas que las habituales para que la pareja no se entere. Como el que liga por LinkedIn, o el tipo que no ha salido aún del armario y va tanteando a través de estas aplicaciones, porque puede quedar discretamente y luego, eliminar la conversación. Nadie se entera nunca de su nombre real y nadie ha enviado fotos: tan solo ha habido una supuesta compra-venta”, asegura.
En los foros de la plataforma Reddit hay diversas conversaciones acerca de personas que emplean las aplicaciones de reventa con fines de flirteo o sexuales. “Vi a una chica que sube fotos bastante provocativas. Resalta que solo las usa para contenido (tiene todos sus links en su bio) y tiene bastantes seguidores. Todos los que le dan like a sus fotos son hombres. Sé que va totalmente contra las normas de Depop, ¡pero parece una buena plataforma!”, dice un internauta que se pregunta si hay perfiles que emplean la plataforma como un puente hacia sus cuentas de OnlyFans.
“No me parece una buena idea… Depop es para vender ropa y artículos de segunda mano, sin emplear siquiera selfis. Como vendedora y compradora de Depop, me molestaría si estuviera buscando ropa nueva y viera a alguien intentando convencerme de ir a su OnlyFans. Esa plataforma no está pensada para eso y cerrará el perfil a quien lo haga”, responde una usuaria de la app.
Al hablar de OnlyFans, Aäron Sáez Escolano, autor de Solo para fans, libro que explora la relación de la sociedad con las redes sociales a través del fenómeno de las páginas de suscripción, asegura que como dice Boris Groys, la gente es el producto que vende al haberse convertido en su propia plataforma de publicidad. “Partiendo de este pensamiento es obvio que usarnos como soporte para publicitar lo que vendemos es un paso natural. La atomización que vivimos nos hace vernos separados e individuales y no sentimos que ese uso de nuestro cuerpo como objeto de venta y cartel publicitario sea algo generalizado. Lo asumimos como pequeñas decisiones personales libres, y por lo tanto la mercantilización del sexo y del erotismo se nos vende como una mezcla de capacidad empresarial y falta de prejuicios que enmascara un sistema que nos impele a actuar de esa manera, convirtiendo nuestra imagen y nuestro cuerpo en un banco de pruebas validado por likes, visitas y ventas”, asegura. “Personas que se venden a sí mismas, y que venden a través de sí mismas. No creo que eso nos dé libertad, sino que estamos siendo obligados a jugar con unas normas impuestas que en muchos casos nos denigran y se nos imponen. Y en eso, nuestro cuerpo y nuestro sexo es un arma de venta que hemos aprendido a usar y con la que comerciar y que en los últimos años se ha convertido en el modo natural de actuar”.
Para finalizar, Wallapop quiere aclarar que trabaja a diario para prevenir este tipo de comportamientos y garantizar que los más de 19 millones de usuarios puedan comprar y vender de forma segura gracias al equipo de Trust & Safety, que representa un 8% de la plantilla. “En 2023, el 88% de los reportes fueron revisados y solucionados en menos de 4 horas”, explican.
A Swerby le alarma la cantidad de usuarios que emplean las plataformas de reventa para poder observar a otras personas en la intimidad de sus casas, pues no son pocas las que caen en la trampa de enviar más imágenes de las publicadas en sus perfiles luciendo determinada prenda con la intención de venderla sin caer en que la finalidad del supuesto comprador es sexual. “Puede parecer extraño que, considerando la disponibilidad de pornografía, los hombres sigan haciendo esto, pero lo que les mueve es el riesgo y esa sensación de control”, señala.
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