“Nadie quiere escuchar esto de Will Smith”: la canción con la que el actor trata de limpiar su imagen tras el bofetón
‘You Can Make It’ es el tema con el que Will Smith regresa a la música tras años de silencio, pero por ahora la crítica no se pone de acuerdo sobre lo que el actor quiere decir exactamente con ella o a quien se lo dice
En el episodio de la serie Padre de Familia titulado McInfarto, emitido por primera vez el 13 de enero de 2008, hay una escena que ha pasado a la posteridad como uno los más certeros retratos de lo que la cultura popular creía que era la música de Will Smith. El pequeño de la familia, Stewie, se propone “tener más éxito entre los niños que los raps limpios de Will Smith” y a continuación se muestra a la estrella rapeando en el estudio frases como “Respeto a las mujeres cuando tengo una cita / las llevo al parque o tal vez al museo / y solo las beso si están preparadas”. O: “Ayuda a tu mamá y a tu papá y consigue un trabajo / para poder pagar el material escolar”. Se suponía que el rap era contestatario, duro e incómodo, pero Will Smith, según esa parodia, rapeaba para ganarse el amor de todas las edades, todas las razas, todos los estratos.
Smith, la gran estrella de cine, empezó como rapero. Se hacía llamar The Fresh Prince. En 1997, ya firmando como Will Smith, en la cumbre de su fama musical publicó un álbum llamado Big Willie Style del que la crítica dijo, en su vertiente más amable, cosas como que tiene “un rap humorístico y amigable” y, en su vertiente más despiadada, que Smith es “el Cliff Richard del rap”. Andy Crysell, de NME, artífice de esa socarronería, dice lo siguiente sobre canciones como Chasing Forever: “Smith balbucea perezosamente sobre comprarle un regalo a su novia en Tokio, sobre lo mucho que le gustaría que su hijo creciera y fuera médico y cuenta que ha estado trabajando muy duro últimamente, por lo que tiene ganas de ir a la playa”.
Smith era el rapero para todos los públicos, el actor enrollado que iba muy a menudo a divertirse a El Hormiguero, el genio de las relaciones públicas, el patriarca de una familia que si bien entre algunos despierta recelo por su estructura empresarial (como la escritora Terry McMillan), lleva lustros cayendo bien a las masas. Smith era todo eso hasta que en los Oscar de 2022 pegó un bofetón a Chris Rock en los Oscar. La cuarta entrega de Dos policías rebeldes, estrenada a finales de mayo, ha sido un éxito y ha demostrado que las audiencias parecen haberle perdonado, o que el factor nostalgia de las grandes franquicias nacidas en los noventa es más grande que el sonido de un bofetón. En el guion de la película se añadió una escena final, muy bien recibida por el público, en la que Martin Lawrence abofetea a Will Smith, una referencia más que obvia a aquel episodio. Fue la forma de Smith de pedir perdón desde el cine, pero al parecer también necesitaba hacerlo desde la música.
You can make it es el sencillo de presentación de un disco que será el primero de Smith en casi 20 años y lleva el nada críptico título de Dance in your Darkest Moments (Baila en tus peores momentos). Smith presentó la canción en los premios BET hace unos 10 días, en una actuación de corte mesiánico que lo sitúa en medio de un círculo de fuego y que comienza con el actor y rapero diciendo: “No sé quién necesita escuchar esto ahora, pero pase lo esté pasando en tu vida, estoy aquí para decirte que puedes superarlo”. La corrosiva web Vulture ha llamado a esta actuación “el comienzo de la gira de limpieza de imagen de Will Smith” en un artículo titulado “Nadie necesita escuchar esto”. You Can Make It fluctúa entre la jerigonza de autosuperación masculina que podría perfectamente soltar uno de esos hombres tatuados y musculados que conducen coches caros en Instagram y se hacen llamar coaches y también toca el victimismo en tercera persona: “Créeme, intentaron hacer sangrar a Will Smith / Por el espejo retrovisor veo que la adversidad fue el regalo”. Vulture ve en ella cierta “urgencia por mezclar crecimiento espiritual y comercio”. “You Can Make It aborda la onda expansiva en la percepción pública de Smith, donde los fans de toda la vida están felices de seguir apoyándolo, pero algunos todavía sienten que necesita ser humillado. Es agotador. Es amargo. Nadie quiere escuchar esto de Will Smith”.
The Guardian habló hace un mes de “un regreso cuidadosamente coreografiado” que mira al pasado para recordar al mundo lo limpio, familiar y enrollado que era Smith: una franquicia de éxito incontestable que comenzó en los noventa y, ahora, recurrir a un tema góspel sobre la fe y la fuerza interior para regresar al que fue el escenario del crimen. Un escenario que no son los Oscar, pero sí otra gala de premios de audiencia millonaria en Estados Unidos (es la primera gala de premios a la que vuelve tras aquella noche). Los premios BET son, además, organizados por la Black Entertainment Television y premian a lo mejor de la cultura del entretenimiento afroamericana. Esto tiene sentido y mensaje porque muchas columnas de opinión (en The Guardian, en USA Today o en The Washington Post, por ejemplo) señalaron que hubo algo de racismo en el modo en que el bofetón fue recibido por el mundo: mantenían que de haber sido Smith un hombre blanco el escándalo hubiese sido menor y que hombres blancos han hecho cosas peores en televisión y no han recibido tantas críticas. Que si una persona negra comete un error en público, necesitará pedir perdón muchas más veces que un blanco. Hay cierta simbología en que esta canción se cantase en esa gala: tal vez Smith pedía perdón no al mundo, sino a los negros, a su comunidad, por dar alas aquella noche a ciertas opiniones racistas y perpetuar la imagen del hombre negro violento en un país en el que la población negra se enfrenta a suficientes problemas y los asesinatos de Trayvon Martin o de George Floyd a manos de, respectivamente, un vigilante y un policía racistas aún no han sido olvidados.
Por ahora el tema ha entrado tímidamente en las listas de éxitos de góspel y de música cristiana pero, con menos de medio millón de reproducciones en Spotify desde su estreno hace 12 días, no parece que vaya a regenerar el interés en la faceta musical de Will Smith. Probablemente no le hace falta: con su perfil de estrella de cine en plena forma y una fortuna personal estimada en unos 350 millones de dólares, esta era simplemente la canción que quería hacer para dar un mensaje a los suyos. Para el resto del mundo, para el público generalista, los más de 360 millones recaudados por su última película son suficiente mensaje.
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