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“Bermudas de golfo”: la prenda masculina que convirtió el muslo en capital erótico

La prensa de tendencias internacional las llama ‘slutty shorts’ y no solo se las pone el ubicuo Paul Mescal. Los pantalones mínimos, producto del calor, la moda y la erotización del cuerpo masculino, salta a las calles este verano

Con todos ustedes, el muslo. Los de Manu Ríos, los de Paul Mescal, los de un modelo de Dolce & Gabbana y los de Chris Pine.
Con todos ustedes, el muslo. Los de Manu Ríos, los de Paul Mescal, los de un modelo de Dolce & Gabbana y los de Chris Pine.Getty Images / Pepa Ortiz (Collage)
Ianko López

Es muy posible que estos días sus redes hayan sido tomadas por imágenes del actor Paul Mescal ataviado con unos cortísimos shorts a rayas, que podrían tomarse por ropa interior, combinados con camisa y mocasines como para una cena de presentación a los futuros suegros. Hace tiempo que el actor irlandés hacía méritos para atribuirse el título de paladín de las bermudas muy cortas, pero esta última aparición, en el desfile de Gucci, se ha difundido tanto que no deja espacio para hipótesis alternativas: como las revistas internacionales de tendencias masculinas ya advertían hace unas semanas, los short shorts (bermudas cortas) o slutty shorts (bermudas de golfa) son ya una realidad que conviene mirar a la cara.

Paul Mescal is not the first to wear short-shorts, but he has powered the trend as the year’s most-wanted heartthrob. In this photo, he poses in Milan in June.
Paul Mescal no ha sido el primero en ponerse 'short shorts', pero sí el que ha marcado tendencia al ser el hombre más deseado del año. En la imagen, posa en Milán este junio.Riccardo Giordano (ZUMAPRESS.com / Cordon Press)
Actor Chris Pine, photographed in May in Los Angeles wearing… pijamas? A two-piece outfit? In 2024, the distinction is unimportant.
El actor Chris Pine fotografiado el pasado mayo en Los Ángeles con... ¿un pijama? ¿un conjunto de calle? En 2024, no importa demasiado.PG/Bauer-Griffin (GC Images)

Ya no es solo que hayan adoptado la tendencia celebridades masculinas del mundo del espectáculo como el propio Mescal, además de Jeremy Allen White, Chris Pine, Milo Ventimiglia o Donald Glover, pionero que hace dos años ya agravaba las cosas por no llevar camisa (pero sí sombrero) con sus shorcitos amarillos. Lo mismo ha ocurrido con los insoslayables influencers digitales. En las pasarelas masculinas –Prada, Rick Owens, Dries Van Noten, Dolce & Gabbana o la propia Gucci– también se ha avistado la bermuda muy corta como una forma plausible de invocar el espíritu de la Riviera italiana, a veces entremezclada con otras prácticas de plena actualidad como el tenniscore (recurso a prendas diseñadas para la cancha de tenis, favorecido por el éxito de la película Rivales, de Luca Guadagino) y el uso de los clásicos bóxers masculinos de algodón a modo de pantalones cortos. Pero, además, las marcas de ropa deportiva y los principales gigantes de la moda pronta ya se han mostrado dispuestas a capitalizar un fenómeno para el que este verano no habrá vuelta atrás.

Se multiplican los interrogantes y el desconcierto. Los fashionistas vocacionales, que daban por hecho el retorno del corte pirata, están con las tijeras en una mano y el carné del gimnasio en la otra. Los tradicionalistas partidarios de las divisiones de roles de género han encontrado otra ocasión para expresar su espanto ante la caída de Occidente. Y enfoques más serenos y productivos inciden en las implicaciones sociológicas y culturales que se derivan de esta nueva sobreexposición del muslo masculino.

John F. Kennedy Jr. crowning himself as patron saint of the short-shorts in Hyannis Port, Massachusetts in 1980.
John F. Kennedy Jr. coronándose como santo patrón del pantalón muy corto en Hyannis Port en 1980.Ron Galella (Ron Galella Collection via Getty)
Tom Selleck on an episode of ‘Magnum’ living the influencer dream: little fabric, lots of money.
Tom Selleck en un episodio de 'Magnum' viviendo el sueño de cualquier 'influencer': poca tela y mucho dinero.CBS Photo Archive (CBS via Getty Images)

Aunque, en honor a la verdad, tan nueva no es. Tal y como el arte nos ha enseñado, ya en el mundo egipcio y grecorromano los hombres de todas las clases sociales exhibían muslo y pantorrilla a discreción a través de unos ropajes similares a las actuales faldas o vestidos femeninos. A partir de los años cincuenta del pasado siglo, el género de películas “de romanos”, o “de gladiadores”, y su subgénero italiano, el péplum (vocablo latino que designa una prenda griega), dio buena cuenta de ello desde una mirada erotizante que, debido a la moral de la época, no podía decir su nombre, pero cuyo público objetivo –sobre todo hombres homosexuales– recibió con entusiasmo. A falta de otros referentes, varias generaciones de gais obtuvieron su educación sentimental de estas películas, y de ello han dado cuenta en sus escritos autobiográficos autores como Terenci Moix.

Desde la Edad Media, y durante siglos, la piel de la pierna masculina adulta le fue hurtada al espacio público, cubierta por medias, calzas o pantalones largos de diversa tipología. En el siglo XIX, y fuera de ciertos trajes regionales, el largo por encima de la rodilla quedó limitado a los niños. Hubo que esperar a la expansión de los imperios coloniales europeos en los siglos XIX y XX –hasta de las empresas más abyectas se derivan consecuencias positivas– para que se inventaran las bermudas, que en sus inicios estaban reservadas a los climas tropicales, y que después se popularizaron como una forma de sobrellevar con dignidad los picos térmicos occidentales. Hoy, con la escalada libre de las temperaturas consecuencia del cambio climático, constituyen un elemento imprescindible del vestuario urbano masculino universal durante el cuatrimestre junio-septiembre. Pero fue entre finales de la década de los setenta y principios de los ochenta cuando la versión mini de la prenda vivió su primer gran momento de gloria.

Harrison Ford in Cannes in 1982.
Harrison Ford en Cannes en 1982.Jean-Louis URLI (Gamma-Rapho via Getty Images)

En aquellos tiempos, marcados por la onda expansiva de la revolución sexual, nada había de raro en que los hombres inscritos en la normatividad heterosexual se presentaran en público vistiendo pantaloncitos que hoy calificaríamos como slutty. Como caso paradigmático destaca el personaje de Magnum, que en la serie Magnum P.I. interpretó Tom Selleck entre 1980 y 1988. También los protagonistas de otras series de máxima audiencia de la época como Starsky & Hutch, Dallas o Happy Days. Un actor tan poco sospechoso de encarnar en la vida o en el cine posiciones cercanas a lo queer como Harrison Ford se fotografió con frecuencia –y con particular fortuna– vistiendo pantalones cortísimos como opción de streetwear relajado. Y un veinteañero John F. Kennedy Jr. obtuvo cotas máximas de poderío icónico durante el Día del Trabajo de 1980 en Cape Cod, reuniendo tres únicos elementos: una tupida melena ondulada, un colmillo animal colgando del cuello y unos minúsculos shorts de ribetes blancos. Es cierto que todos estos ejemplos provienen de los Estados Unidos, pero para trasladar el foco hasta nuestro país basta con recurrir a las grabaciones de los partidos de fútbol de la primera mitad de los ochenta: la distancia a la que quedaban respecto a la rodilla las perneras de la equipación de nuestra selección nacional en el Mundial de 1982 hoy seguramente se consideraría, como mínimo, poco decorosa.

Spanish soccer player Quini in the national team’s 1982 uniform, whose shorts appeared quite abbreviated — unless you judge by today’s fashion standards.
Quini con el uniforme de la Selección Española de 1982, cuyo pantalón podría parecer demasiado corto... hasta hoy.Gianni Ferrari
A Hutch-less Paul Michael Glaser, aka Starsky, in Bermuda shorts at his home in 1975.
Paul Michael Glaser, o sea, Starsky, con bermudas y sin Hutch en su casa en 1975.ABC Photo Archives (Disney General Entertainment Con)

Esta fiebre por los muslos de los hombres contiene la novedad de fijar la atención en un lugar de su fisonomía que durante mucho tiempo fue invisible. O incluso negada. Por ejemplo, durante el largo auge de los pitillo: en la bolsa del pantalón estrecho, una pierna contundente cotizaba a la baja. Otra novedad deriva de la alegría con la que el hombre se entrega últimamente a cultivar y lucir sus encantos, sin particular temor por sentirse reducido al rol pasivo de una imagen deseable: un indicio de ello son las colas en las máquinas de pierna de cualquier gimnasio. El pantalón muy corto, históricamente asociado a la infancia, sería la prenda ideal para los nuevos hombres-niños enamorados de sí mismos que potencia la sociedad contemporánea. La idea de tratar al hombre como objeto sexual no genera ya reparo alguno, sino adhesiones entusiastas –o quizá solo inconscientes- por parte de los interesados.

También tiene sentido en este universo post-covid, donde el teletrabajo se ha asumido como norma y que sucede a largos confinamientos, prendas como los bóxers, cuyo uso externo antes se consideraba privativo de la intimidad doméstica, emerjan a la esfera pública.

What Dolce & Gabbana just showed on Milan runways: lots of leg.
Esto es lo que Dolce & Gabbana acaban de mostrar en la pasarela de Milán: mucha pierna.Mondadori Portfolio (Mondadori Portfolio via Getty Im)

Sea como fuere, este verano va a verse en nuestras ciudades mucho aductor libre, y también mucho vasto medial, vasto lateral, recto anterior y hasta pectíneo. Lo que esto implique más allá del esparcimiento erótico-festivo aún no está del todo claro, pero también pueden aventurarse explicaciones más sombrías: en su día, la breve fiebre del minishort masculino antecedió al advenimiento de la era Reagan y el nuevo orden mundial marcado por los gobiernos conservadores, la Guerra Fría y las guerras culturales. Urge prepararse para lo peor, pero también pensar en alternativas más optimistas.

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Sobre la firma

Ianko López
Es gestor, redactor y crítico especializado en cultura y artes visuales, y también ha trabajado en el ámbito de la consultoría. Colabora habitualmente en diversos medios de comunicación escribiendo sobre arte, diseño, arquitectura y cultura.
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