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“No quiero que me conozcan, quiero estar a salvo”: Ralph Fiennes, el gran actor teatral que no quiso ser ni famoso ni galán

El intérprete británico que saltó a la fama en ‘La lista de Schindler’ y ‘El paciente inglés’ vuelve a las pantallas con ‘La maravillosa historia de Henry Sugar’ y tiene a punto ‘The Return’, que lo reunirá con Juliette Binoche

Ralph Fiennes
Retrato de Ralph Fiennes en 2002 en Londres.Scott Barbour������������������
Eva Güimil

“Daría mi primogénito por Ralph Fiennes”. El entusiasmo de una amiga de Elaine en Seinfeld tras ver El paciente inglés es un buen ejemplo del desmesurado entusiasmo que despertó la película de Anthony Minghella en 1996 y el fervor con el que fue acogido su atractivo protagonista. Cuando Ralph Fiennes (Ipswich, 60 años) recorría el cuello de Kristin Scott-Thomas y bautizaba su sinoide vascular como bósforo de Almásy, los cines se venían abajo y Hollywood se relamía pensando que había encontrado un galán a la antigua usanza. Sus ojos azules, delicado rostro y porte clásico hacían pensar en un Lleslie Howard para las nuevas generaciones, un Robert Redford de elegantes hechuras europeas, tal vez un Daniel Day-Lewis menos torturado. No tardó en demostrar que no iba a ser tan fácil encasillarlo.

Apenas cuatro años antes, su irrupción en Hollywood había dejado sin aliento y sin halagos a los críticos. Saliendo casi de la nada —tenía una amplia trayectoria teatral en su Inglaterra natal, pero apenas un par de películas de televisión— y desde un papel secundario había robado todos los focos en La lista de Schindler (1993). ¿Quién estaba tras aquel nazi repugnante de mirada helada? No es el único gran malvado de su carrera. Para una nueva generación de cinéfilos es “el que no debe ser nombrado”, Lord Voldemort, el antagonista en la saga Harry Potter. “A Ralph se le dan bien los monstruos”, afirmó Nicholas Hytner, su director en Straight Line Crazy, su último éxito teatral. “No los aborda de forma sensacionalista. Intenta comprenderlos”.

Fiennes ha tocado todos los palos, también la comedia gracias a Wes Anderson, que lo incorporó a su troupe en El gran hotel Budapest. Esta semana ha desembarcado en Netflix una nueva colaboración entre ambos: La maravillosa historia de Henry Sugar, en la que interpreta al escritor Roald Dahl.

Estaba predestinado a una vida entre textos. Tuvo una infancia bohemia, hijo de un granjero convertido en fotógrafo y una madre escritora y pintora y vivió en quince casas distintas con sus seis hermanos, entre ellos Joseph (protagonista de Shakespeare enamorado) y Martha, directora, que lo tuvo a sus órdenes en Onegin. Una vida nómada que provocó que su madre les educara en casa. Fue ella quien le leyó Hamlet a los ocho años y en vista de su entusiasmo le regaló una grabación de Laurence Olivier recitando el papel. El pequeño Ralph no entendía la obra, pero se prendó de la cadencia de la voz. Su madre estimuló el carácter creativo de los hermanos, pero no todo fueron rosas. “Mi madre a menudo mostraba un gran nivel de angustia”, confesó Martha a The Guardian. “Le habían diagnosticado una histeria incurable, y tenía un lado impredecible. Fue aterrador. Ella gritaba, rompía la vajilla, amenazaba con matarnos a todos”.

Ralph Fiennes
Ralph Fiennes (Photo by Ron Galella/Ron Galella Collection via Getty Images)Ron Galella (Ron Galella Collection via Getty)

El mayor de los hermanos fue el más consciente de aquella realidad, algo que Martha considera que sigue dentro de su interior. ”Creo que Ralph tiene un lado oscuro; tiene una comprensión innata de ello, una comprensión muy verdadera de la naturaleza humana. Entiende la angustia y la tristeza. Siempre hay una belleza extraña en la tragedia”.

El teatro fue, y es, su primera gran pasión. En 1988 se incorporó a la Royal Shakespeare Company, la meca de cualquier actor devoto del escritor, como confesó a The New York Times. “Quería ser actor porque me emocionaba Shakespeare. Era emocionante y conmovedor. No pensaba en el cine, porque me parecía otro mundo”. Pero el cine sí pensaba en él. Sus primeras interpretaciones llegaron, como era de esperar, en clásicos y cine de época. Interpretó a un retorcido Heathcliff en una fallida versión de Cumbres borrascosas (1992), fue parte de la controvertida El niño de Macon (1993), del tan exquisito como excesivo Peter Greenaway, y se metió en la piel de T. E. Lawrence en Lawrence de Arabia: un hombre peligroso (1992). Ese fue el papel que llamó la atención de Steven Spielberg. No sólo le gustó su interpretación, sino también la audacia que demostraba a la hora de interpretar un papel tan magistralmente definido por Peter O’Toole.

Un malvado histórico

“Ralph hizo tres tomas”, contó Spielberg a NBC News en el 25 aniversario de La lista de Schindler. “Hasta el día de hoy sólo he visto la primera. Era absolutamente brillante. En cuanto lo vi supe que era Amon. Vi el mal sexual. La sutileza. Había momentos de bondad que surgía través de sus ojos y luego se enfriaban instantáneamente”. Spielberg le dio cierta libertad para construir el personaje y Fiennes inició un régimen para engordar a base de comidas opíparas y cerveza Guinness que detalló a Los Angeles Times. ”Goeth era un hombre con un sentido de su propio poder increíble, el poder de dejar que la gente viva o muera. Y los hombres poderosos a menudo llevan una barriga con ellos de una manera que demuestra ese poder. Los hace más expansivos, crea espacio adicional a su alrededor. Hay algo casi fálico en ello”.

El recién llegado logró una nominación al Oscar a mejor actor secundario que acabó ganando Tommy Lee Jones por El fugitivo. Aquella noche no todos en la mesa de La lista de Schindler lo lamentaron. Liam Neeson confiesa que cruzó los dedos para que perdiese. Temía que quedaría encasillado para siempre como Anthony Perkins después de Psicosis. Fiennes, Neeson y su mujer Natasha Richardson se habían hecho íntimos durante el rodaje. Era un asiduo a la granja del sur de Francia propiedad de la familia de Richardson. Ella preparaba cócteles de lichi, encendían el tocadiscos y bailaban en el césped. Tras el fallecimiento de la actriz en 2009, Fiennes le dedicó un emocionante obituario en The Guardian.

Ralph Fiennes, Tyler Garcia & Jennifer Lopez during Jennifer Lopez on Location for "Maid in Manhattan"
Ralph Fiennes, Tyler Garcia & Jennifer Lopez during Jennifer Lopez on Location for "Maid in Manhattan" at Streets of New York City in New York City, New York, United States. (Photo by James Devaney/WireImage)James Devaney (WireImage)

A pesar de ser el actor de moda en Hollywood, no se olvidó del teatro. Su Hamlet en 1995 le convirtió en la comidilla cultural de Nueva York. Agotó las entradas durante cuatro meses y por la platea desfilaron Cher, Tom Hanks, Kir Douglas o Paul Newman y Joanne Woodward. También Barbra Streisand, que se había hecho con los derechos de The normal heart, la obra del dramaturgo Larry Kramer sobre el sida (que acabaría adaptando Ryan Murphy) y pensaba en él como protagonista. La directora de El príncipe de las mareas consideraba que Fiennes tenía “un encanto mágico que atrae tanto a hombres como a mujeres”, algo que ayudaría “a las audiencias de cualquier orientación sexual comprender las emociones que unen a los personajes de The Normal Heart”.

El partenaire de Streisand en Tal como éramos, Robert Redford era otro de los encandilados por Fiennes. Tras verle como el diabólico nazi le dio un papel diametralmente opuesto. En Quiz Show: el dilema (1994) fue Charles Van Doren, el elegante y cultísimo doctor en Lengua inglesa por la universidad de Columbia cuyo ego le hizo convertirse en protagonista del primer gran escándalo televisivo. Esa capacidad de Fiennes para mostrar dos facetas tan diversas de la oscuridad humana fue la que convenció a Kathryn Bigelow de que él y no Andy García era el adecuado para interpretar al grasiento Lenny Nero, el traficante de sueños de la infravalorada Días extraños (1995).

¿Y el galán para cuando?

Quedaba un registro por conquistar, el más preciado por Hollywood: el galán clásico. Llegó merced al Conde Almásy y El paciente inglés (1996), donde vivía una apasionada historia de amor con Krisin Scott-Thomas en una época histórica convulsa y en medio de paisajes exóticos. Hoy es un clásico, pero en 1996 fue una patata caliente con la que nadie sabía bien qué hacer. El rodaje llegó a pararse y los actores redujeron drásticamente su sueldo para que se produjese. Pocos en Hollywood confiaban en un drama demasiado caro sobre un hombre deformado con protagonistas que, aparte de Fiennes, no eran demasiado reconocibles. Kristin Scott-Thomas estuvo hasta el final a punto de ser sustituida por Demi Moore. Solo la salvó la tenacidad del director Anthony Minghella. El proyecto corrió peligro hasta que los Weinstein se hicieron con ella y la convirtieron en el gran evento de la temporada gracias a una de sus desmesuradas campañas publicitarias. La Academia se rindió. Logró doce nominaciones a los Oscars y ganó nueve. La de Fiennes fue una de las tres que no se materializaron, pero los halagos recibidos y el aumento de su caché compensaron las cinco horas diarias de en la sala de maquillaje que requería su personaje. El actor insistió en que se le aplicará maquillaje en todo el cuerpo, incluso en las escenas en las que sólo se vería su cara.

NEW YORK, NEW YORK - NOVEMBER 14:  Ralph Fiennes attends "The Menu" New York Premiere at AMC Lincoln Square Theater on November 14, 2022 in New York City. (Photo by Michael Loccisano/WireImage)
NEW YORK, NEW YORK - NOVEMBER 14: Ralph Fiennes attends "The Menu" New York Premiere at AMC Lincoln Square Theater on November 14, 2022 in New York City. (Photo by Michael Loccisano/WireImage)Michael Loccisano (WireImage)

En pantalla era un gran amante torturado. Repitió el papel en El fin del romance (1999) junto a Julianne Moore, y persiguió al fantasma de su mujer en la devastadora El jardinero fiel (2005), pero no estaba hecho para la comedia romántica tan del gusto de la industria. De su paso por la cursi y almibarada Sucedió en Manhattan (2002), en la que seducía a Jennifer López como la más improbable de las camareras de hotel, no guarda demasiado buen recuerdo. “Sentí que era un papel de príncipe azul. Y el príncipe azul es una figura muy sosa”.

El mismo año que seducía a Jennifer Lopez con poco entusiasmo abordó dos personajes complejísimos: el trastornado protagonista de Spider (2002) de David Cronenberg y el asesino en serie de El dragón rojo (2002), la precuela de El silencio de los corderos que ya había sido llevada al cine por Michael Mann en la brillante Manhunter (1986). Con una carrera jalonada de personajes de psique alterada, resultó sorprendente que Wes Anderson le contactase para El gran Hotel Budapest (2014). Y no fue para ofrecerle un personaje concreto, sino el que quisiera. Según confesó a Vanity Fair, Anderson le hizo llegar el guión con una nota en la que se leía “Dime qué papel te gustaría”. Eligió al omnipresente conserje Gustave y recibió críticas entusiastas.

Como todo actor británico, no se libró de sonar como James Bond e incluso tuvo conversaciones con Barbara Broccoli. No se logró, pero acabó entrando en el universo 007 para reemplazar a Judi Dench como M. Era la saga más taquillera de su carrera hasta que se cruzó en su camino otro malvado carismático, lord Voldemort. Fue su hermana Martha (su hijo mediano, Hero Fiennes Tiffin, interpreta al personaje cuando aún es el niño Tom Riddle) quien lo animó. Acabó aceptando y disfrutando el papel, especialmente cuando comprobaba el terror con el que lo miraban los niños que visitaban el set.

Al igual que su compañera de reparto, Helena Bonham-Carter, Fiennes se posicionó a favor de J.K. Rowling cuando se desencadenó la polémica tras unas declaraciones de la escritora. “J.K. Rowling ha escrito unos libros magníficos sobre el empoderamiento, sobre niños pequeños que se encuentran a sí mismos como seres humanos. Trata de cómo te conviertes en un ser humano mejor, más fuerte, más centrado moralmente”. El actor afirmó en The New York Times entender que alguien se hubiese sentido molesto por las declaraciones, pero en ningún caso justificaban el acoso sufrido por Rowling. “El abuso verbal dirigido a ella es repugnante, es atroz. No se trata de una fascista obscena y ultraderechista. Es sólo una mujer que dice: ‘Soy una mujer y siento que soy una mujer y quiero poder decir que soy una mujer’.

Ralph Fiennes and Kristin Scott Thomas on set of the film " The English Pataint "
288026 017: (FILE PHOTO) Ralph Fiennes and Kristin Scott Thomas on set of the film " The English Pataint " 11/01/96. (Photo by Liaison Agency)Getty Images (Getty Images)

Ha intentado proteger su vida privada de los tabloides, a los que considera el peor lado de la fama. “Soy alguien a quien no le gusta abrirse. A veces no quieres que te conozcan. Quieres mantenerte a salvo. Odio decir cosas y luego desear no haberlas dicho”. Pero eso no ha impedido que hayan trascendido detalles. En pleno éxito de La lista de Schindler se casó con la actriz británica Alex Kingston, que acabaría siendo muy popular por su papel de la doctora Elizabeth Corday en Urgencias. Llevaban juntos desde que se conocieron en la escuela de teatro. La relación tuvo un traumático final cuándo él se enamoró de Francesca Annis, la actriz que interpretaba a su madre en Hamlet.

Su relación con la protagonista de la primera versión de Dune supuso un pequeño escándalo en su momento: ambos estaban casados, ella tenía tres hijos y era diecisiete años mayor que él. La relación duró once años y se terminó cuando él se fue con una cantante rumana. Ambas ruputras hicieron las delicias de los tabloides, que se frotaron aún más las manos cuando se supo que había mantenido relaciones sexuales con una azafata durante un vuelo de Darwin a Mumbai. Cosas de viajar en business.

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Sobre la firma

Eva Güimil
Eva Güimil (Mieres, 1972) ha sido directora y guionista de diversos formatos de la televisión autonómica asturiana. Escribe sobre televisión en EL PAÍS y ha colaborado con las ediciones digitales de Icon y 'Vanity Fair'. Ha publicado la biografía de Mecano 'En tu fiesta me colé'.

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