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Malcolm X, David Bowie y cuando Marta Sánchez cantó para Tarantino: confesiones de Nile Rodgers, el hombre que hizo bailar al mundo

Definió la música disco en los setenta, ha producido a las mayores estrellas de las últimas cinco décadas y, a la edad en la que otros piensan en jubilarse, trabaja con Beyoncé y Coldplay y gira por el mundo. El 12 de julio estará en el Icónica Fest de Sevilla

Nile Rodgers and Debbie Harry
Nile Rodgers y Debbie Harry en una fiesta en Nueva York en 1981.Michael Putland (Getty Images)

Puede que el nombre de Nile Rodgers (Nueva York, 70 años) no les suene de buenas a primeras pero, sin ninguna duda, todo el mundo ha escuchado muchas de las canciones en las que él ha intervenido. Entre 1977 y 1983 fue el líder de Chic, uno de los grupos más exitosos de la música disco, gracias a temas como Le Freak y Good Times (que, a su vez, inventó el hip hop involuntariamente, al ser sampleado por The Sugarhill Gang en el primer éxito del género, Rapper’s Delight). Pero también fue el productor de Like A Virgin, de Madonna; Let’s Dance, de David Bowie; muchos discos de éxito de Duran Duran y un montón de canciones y álbumes de todos los estilos, desde We Are Family, de Sister Sledge, a Cosmic Thing, de The B-52′s pasando por los debuts en solitario de Diana Ross, Debbie Harry y Mick Jagger.

Se puede entender que su época de gloria la vivió en los años setenta y ochenta, pero no es del todo cierto. Tras superar en los años noventa una adicción a las drogas que lo tuvo clínicamente muerto, y tras sobrevivir a dos cánceres, el año pasado trabajó con Beyoncé en su single Cuff It, con la banda femenina de K-pop Le Sserafim, y también está produciendo lo próximo de Coldplay y St. Vincent.

Nile Rodgers ha tenido varias vidas y unas cuantas resurrecciones pero, probablemente, la decisiva fue la que experimentó como co-compositor y guitarrista de Get Lucky, el morrocotudo hit global de Daft Punk, del que ahora se cumplen diez años, y que le abrió a todo un nuevo público. “Creo que esa apertura se debió a que los únicos humanos que salimos en el vídeo somos Pharrell (Williams) y yo”, bromea el músico, al otro lado de la pantalla, desde una habitación de hotel en Nashville (EE UU). “Todo el mundo conocía a Pharrell, porque es una súper estrella, pero se preguntaban: ‘¿Quién es el tío que toca la guitarra?’, y debieron pensar que yo era alguien importante porque era el más viejo. Luego descubrieron que yo había escrito canciones que conocían tanto ellos como sus padres. Es curioso, porque ahora, cuando viene alguien a hacerse un selfi conmigo, me dicen: ‘¡Qué ganas de enseñarle esto a mi madre!“.

Bernard Edwards, Norma Jean Wright, Nile Rodgers y Tony Thompson, o sea, Chic, en un retrato de 1977.
Bernard Edwards, Norma Jean Wright, Nile Rodgers y Tony Thompson, o sea, Chic, en un retrato de 1977.Gilles Petard (Redferns)

Rodgers, locuaz en todo momento, ríe a carcajadas mientras cuenta esto. Se muestra exultante, ataviado con una boina negra y luciendo su característica melena con trenzas y unas gafas de pasta. El motivo de que atienda la videoconferencia desde ese lugar es que se encuentra en medio de una gira por Norteamérica como telonero de Duran Duran, con quien ha mantenido una estrecha amistad durante cuatro décadas. “Me siento tan bien tocando y trabajando que casi siempre me olvido de que tengo 70 años. Pensar en la edad me hace sentir que debería estar retirado pero, de hecho, me lo paso mejor ahora, y si presencias un concierto de Chic, verás que es más excitante de lo que ha sido nunca”, sostiene.

La trayectoria de su banda principal también ha sido intrincada. Tras dejarlo por primera vez en 1983, Chic regresaron en 1992 con un octavo álbum, pero tras un concierto en Tokio, su co-líder y amigo inseparable de Rodgers, el bajista Bernard Edwards, falleció por una neumonía. Fue nuestro protagonista quien lo encontró muerto en su habitación de hotel. Sobrevivió al shock y, de forma inesperada, reinventó la formación en 2018 con otro álbum, It’s About Time. En directo sigue recreando su repertorio con una gira bautizada como Nile Rodger’s & Chic, que este verano recalará en España: el 11 de julio estará en Madrid (Noches del Botánico) y el 12 en Sevilla (Plaza de España, dentro del Festival Icónica).

¿Qué le motiva para seguir subiéndose a un escenario? Me encanta hacer que la gente se sienta bien, y ese es el tipo de música que persigo. Algunos seguidores me dicen, todavía ahora, que durante toda la semana posterior a un concierto de Chic, siguen de subidón. Ese es un sentimiento increíble.

Nile Rodgers retratado en 2009 con su guitarra eléctrica.
Nile Rodgers retratado en 2009 con su guitarra eléctrica.Guitarist Magazine (Future via Getty Images)

¿Qué le gusta más, producir, componer o interpretar? Esa una pregunta fácil. Siempre me gustaría estar haciendo lo que no estoy haciendo. Ahora mismo estoy de gira y deseando volver a entrar en el estudio para grabar música nueva. Tan pronto como entre en el estudio, estaré impaciente por volver a salir de gira.

En su juventud, tuvo relación con Malcolm X y los Panteras Negras, y luego creó Chic cuando comenzaba la era dorada de la música disco. Las letras hablaban de hedonismo y baile pero también de unir a la gente. Aquello tenía un componente político más fuerte de lo que parece, ¿no? Era extremadamente político, pero nosotros intentábamos hacerlo de modo divertido y feliz. Incluso aunque no entendieras toda la dimensión política, a mí me gustaba escribir como si fuese el reportero de un periódico. Con Chic empecé a escribir sobre moda, pero también sobre la situación económica, sobre las relaciones entre la gente, y el único modo que teníamos de entenderlo era volviendo atrás en la historia. La era de la música disco tenía mucho que ver con los años veinte del siglo pasado, que fue la era de la depresión económica en EE UU y el período entreguerras, que en Alemania conocieron como los años dorados. Todo funcionaba de la misma manera: Norteamérica era próspera y luego cayó la economía. En los años setenta sufrimos la mayor recesión vivida desde la gran depresión, y nosotros reaccionamos de la misma manera: pasándonoslo lo mejor que nos podíamos imaginar y celebrando las pequeñas victorias que habíamos conseguido, como el final de la guerra de Vietnam, la liberación de la mujer, el movimiento gay... todas las cosas por las que habíamos luchado a nivel de justicia e igualdad.

Nile Rodgers y Carly Simon. Él le escribió a ella la canción 'Why'.
Nile Rodgers y Carly Simon. Él le escribió a ella la canción 'Why'.Lynn Goldsmith (Corbis/VCG via Getty Images)

La música disco también tuvo muchos detractores. En EE UU hubo movimientos en contra muy fuertes a finales de los años setenta, incluidos boicots y destrucciones masivas de grabaciones. ¿Cómo les afectó todo aquello? Nos hizo mucho daño, sin ninguna duda. Publicamos nuestro primer álbum en 1977 y se nos asoció directamente con la música disco. Grupos como Earth, Wind And Fire o Kool & The Gang hacían el mismo tipo de música, pero existían desde antes. Curiosamente, eso mismo pasaba con los Bee Gees, pero el enorme éxito de Fiebre del sábado noche los relacionó con la música disco. No olvidemos que fue el primer álbum de música de baile que ganó el Grammy a mejor disco del año, en 1979, algo que no volvió a suceder hasta Random Access Memories de Daft Punk (ríe). El caso es que aquello puso a los rockeros en guardia. A la gente no le gustan los cambios, no quiere que nada enturbie su tranquilidad. El movimiento disco r juntó a gente que no estaba asociada de antemano entre sí, frente a otros estilos musicales que buscaban separar y categorizar a los oyentes. Esto es político. Aquello asustó al poder, al establishment, porque les hizo sentir que estaban perdiendo el control. El gran negocio siempre busca controlar a los consumidores. Como músico profesional, soy consciente de eso, mi música se debe consumir y debe satisfacer a la audiencia, no hago música solo para mí, así que la pienso en términos de que debe ser comercialmente exitosa. Y una vez que empiezas a competir en ese mercado, sabes que vas a tener una oposición. Si tienes demasiado éxito, la oposición va a tener mucho más miedo. Un grupo sencillo como Chic, del que nadie había escuchado hablar antes, de repente tenía el single más vendido de la historia para el sello Atlantic. Le Freak era más grande que todo Led Zeppelin, que Crosby, Stills & Nash, Ray Charles, Aretha Franklin... Eso era peligroso. Nos habíamos convertido en el enemigo.

Eso mismo ha sucedido en este siglo con el reguetón, ¿no? Sí, sin duda. El solista más grande del mundo actualmente es Bad Bunny, de hecho. Yo trabajé con Daddy Yankee y con Rauw Alejandro en varios temas. Resido en Miami actualmente, después de pasar casi toda mi vida en Nueva York, así que estoy muy conectado con la música de influencia latina. Cuando era joven, llegué a tocar con gente como Celia Cruz y Joe Bataan, toqué mucha salsa. Me encanta la música, y yo hago cualquier género que se me ponga a tiro alrededor, no tengo miedo de probar nada.

Nile Rodgers, Cher y Alfa Anderson en una fiesta organizada por la revista Billboard en Nueva York en 1979.
Nile Rodgers, Cher y Alfa Anderson en una fiesta organizada por la revista Billboard en Nueva York en 1979.Ron Galella (Ron Galella Collection via Getty)

¿Qué opina de Rosalía? Que es grandiosa. De hecho, es gracioso, porque el año pasado competí por un Grammy Latino contra ella y lo primero de lo que estuve seguro al ver las nominaciones fue: “Este no lo voy a ganar” [al final los vencedores finales fueron Jorge Drexler y C. Tangana por Tocarte]. Yo pierdo contra otros artistas todo el tiempo. La gente piensa que yo he grabado los discos que más lo petaron de los músicos que estuvieron conmigo pero, no, espera un momento: Let’s Dance de David Bowie competía con Thriller de Michael Jackson, ¡no podíamos superar al mejor álbum de todos los tiempos! Pero si pierdes contra un artista que ha tocado el alma de millones de personas, eso es genial, es divertido participar.

Cuando trabajaste con Madonna, aún no era la súperestrella que iba a ser. De hecho, fue Like A Virgin el disco que la propulsó a la fama. ¿Cómo la recuerda? Cuando la conocí, le pregunté: “¿Qué quieres hacer?”. Y dijo: “¡Dominar el mundo!”. Me encantó la confianza que tenía en sí misma, y también debo señalar que es la artista que ha trabajado más duro de todas las personas a las que he conocido. Podía ponerla a cantar la misma canción 25 veces y lo hacía, nunca protestó por nada. Eso me fascinó, porque confiaba tanto en mí que, incluso cuando yo aportaba algo que ella no había escuchado, ella se alineaba conmigo. Hace no mucho, miré los créditos de todos sus álbumes y Like A Virgin era el único en el que había tenido a un solo productor. ¡Nunca antes me había dado cuenta de eso!

En 1990, produjo las canciones Soldados del amor y Te daré todo, del grupo español Olé Olé. ¿Cómo surgió aquello? No recuerdo bien cómo contactamos, pero Marta (Sánchez) y yo todavía somos amigos. Cada vez que actuamos en España o cerca ella viene a vernos. La grabación fue genial. Después de eso, volví a trabajar con ella, ya en solitario, en un proyecto para Quentin Tarantino con Slash en la guitarra (se refiere a Obsession, para la banda sonora de la Tú asesina, que nosotros limpiamos la sangre, (1996) de la que Tarantino era productor ejecutivo. La película no funcionó bien, pero nos divertimos tanto como artistas y colaboradores que volvimos a repetir los tres en otro single, Moja mi corazón.

Nile Rodgers y Madonna en una discoteca neoyorquina en 2022.
Nile Rodgers y Madonna en una discoteca neoyorquina en 2022.James Devaney (GC Images)

Ha trabajado con las mayores estrellas del universo. ¿Cómo veía a Marta Sánchez dentro de ese firmamento? Ella es fabulosa, todavía lo es. No he tenido la oportunidad de seguirla con tanta frecuencia últimamente, pero es fantástica. En la primera grabación, llegó al estudio, cantó de varias maneras diferentes sin utilizar autotune ni nada de eso (ríe) y tiene muchísima personalidad. Era una estrella, una verdadera estrella.

¿Se acuerda de todos los discos que ha producido? ¡Claro que no! Cuando la gente me menciona algunos trabajos yo digo: “¡Ah, ya, sí, si!”, como si lo recordara de verdad, pero es imposible. Empecé a grabar profesionalmente a los 21 años. Eso quiere decir que durante 50 años he estado grabando prácticamente cada día. Nunca ha pasado una semana entera sin trabajar.

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