¿Qué tienen en común casi todas las casas de los ‘tiktokers’ más famosos?
Las llamadas ‘collab houses’ confirman la nueva idea del lujo para adolescentes: apenas tienen muebles, pero en ellas podemos encontrar máquinas de palomitas, neveras gigantes llenas de bebidas energéticas y sofás donde pueden sentarse cómodamente 36 personas
¿Cómo son las casas de la gente que ha triunfado en la vida? A juzgar por la sección que abre ¡Hola!, en la que millonarios de todo el mundo enseñan sus hogares, hay varias tipologías, desde el chalet alpino agresivamente acogedor con no menos de siete chimeneas hasta el riad inspirado en Las mil y una noches. El programa MTV Cribs, que se emitió desde el año 2000 hasta 2018, también educó a varias generaciones en la estética del ganador: Mariah Carey mostró su “habitación sirena”, que, por algún motivo, no contenía ninguna sirena, pero sí mucho dorado; el rapero 50 Cent presumió de su fila de Ferraris y el skater Tony Hawk demostró lo que era molar en 2005: su reproductor de CD tenía 100 platillos distintos, no tres o cinco como los que había en todas las casas.
Para los usuarios de Tik Tok, muchos de los cuales tienen solo 11 o 12 años, las casas aspiracionales poseen una estética bastante más uniforme. Todas tienen hectáreas de césped verde, pero nada de árboles ni flores. Se valoran los porches y balaustradas, el gimnasio privado, las neveras gigantes llenas de bebidas energéticas y una piscina del azul del plástico del agua embotellada.
No hay muchos muebles, porque molestan en los vídeos, pero sí objetos que puedan dar juego, como dinosaurios gigantes o máquinas de palomitas. Y los sofás casi siempre son de piel blanca y podrían acoger a 36 personas no demasiado apretadas. Con algunas variantes, así son casi todas las llamadas collab houses, las casas donde viven a veces más de una docena de tiktokers famosos y en las que se dedican a crear contenido. A los representantes de estas nuevas estrellas les encanta la fórmula porque es una manera de tener más o menos controlados a todos sus pupilos, de la misma manera que a los empresarios del XIX les resultaban útiles las colonias obreras.
Las primeras collab houses, que siguen el modelo de las casas de youtubers y gamers, surgieron a finales de 2019 en Beverly Hills y Bel Air pero ahora la mayoría se extienden por el valle de San Fernando, donde antes se instalaba la industria del porno –es el escenario de Boogie nights– y han ido generando epígonos, también en España. En Jávea, por ejemplo, está The Jet House, una casa de tiktokers ingleses con palmeras y bar en el jardín.
La más famosa de todas esas granjas de contenido es la Hype House (18 millones de seguidores). Su primera localización, desde la que filmaron miles de minivídeos estrellas de la red como Addison Rae y los hermanos Tony y Ondreaz Lopez, era una casa de eso que los californianos llaman “estilo español” –no tiene nada que ver con la arquitectura de Toledo ni de Ibiza– como las de las comedias románticas de los noventa tipo El padre de la novia. Su estilo, todo molduras y barrotes torneados, parecía algo anticuado para ser la casa de una pandilla adolescente, pero cumplía varios de los requisitos de la casa tiktoker.
Por ejemplo, muchos espejos y una bañera del tamaño de un camión pequeño. En junio, y en plena cuarentena, los miembros que permanecían en la Hype House –por supuesto, hay todo tipo de dramas y cismas– se trasladaron a otro edificio aún mayor, el tipo de casa que podría ocupar un villano en una película de acción de los noventa, cuatro pisos de construcción acristalada con un ascensor y una gran piscina rectangular, en la que se pudo ver a menudo a una antigua residente, Charli D’Amelio, de 16 años, la que es hoy probablemente la tiktoker más influyente.
Esa se considera la casa seminal pero desde entonces han surgido muchas más –la Sway House, la Clubhouse, la Drip Crib, Kids Next Door, Girls in the Valley, Cabin Six– y entre todas se ha ido conformando lo que los historiadores del futuro catalogarán como la estética tiktoker de principios de los años veinte. La idea que tendría alguien de 13 años de la casa de sus sueños.
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