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De paisajes extraterrestres a trampantojos vegetales en el Museo del Prado: el increíble universo floral de Sara Uriarte

La artista, fundadora de Cordero Atelier, reivindica las flores como materia escultórica y expresiva sin tópicos ni cursilería, tal y como ha demostrado con su proyecto más mediático hasta la fecha, la Puerta Barroca de la emblemática pinacoteca madrileña que concibió junto al estudio de diseño Casa Josephine

La florista posa con la materia prima de sus creaciones.
La florista posa con la materia prima de sus creaciones.Ángela Suárez
Carlos Primo

Sara Uriarte, fundadora del estudio Cordero Atelier, llegó a lo vegetal por necesidad. Como interiorista de formación, en sus proyectos para eventos y sesiones fotográficas –es un nombre habitual en la agenda de profesionales de la moda, el arte y el diseño– echaba de menos una vuelta de tuerca; tal vez se debiera a que, en el fondo, quería hacer algo más que decorar. “Me gusta mucho el arte y, especialmente, la escultura, sobre todo como espectadora”, reconoce. “Me apetecía incorporarla y no encontraba quien pudiera darme ese servicio, así que las plantas han acabado siendo una materia prima para esculpir”. En 2022, su participación en el Festival Flora de Córdoba consistió en transformar el patio andalusí del Palacio de Viana en un paisaje casi extraterrestre inspirado en el micelio, la red de ramificaciones que conectan el manto vegetal de un paisaje.

En noviembre, su intervención en las escaleras monumentales de la Cancillería Consular de Italia en Madrid, con motivo del décimo aniversario de ICON, también convocó una imagen extraña y fascinante: grandes volúmenes florales con formas irregulares, como si la escalinata hubiese sufrido una invasión a medio camino entre un cuento de hadas y un relato de ciencia ficción. “Los proyectos efímeros me gustan mucho”, explica Uriarte, que concibió este desde el inconformismo: no se resignaba a que una intervención de una sola noche tuviera que implicar un derroche de recursos y materiales.

La solución fue establecer un nexo con su proyecto más mediático hasta la fecha, la Puerta Barroca del Museo del Prado que concibió junto al estudio de diseño Casa Josephine, y que durante el verano y parte del otoño convirtió la puerta de Goya del museo madrileño en un trampantojo dorado y vegetal de las columnas salomónicas del Barroco. Pues bien, aquellas flores son las mismas que estas. “Tuvimos que estudiar mucho el modo de conseguir, mediante los tintes adecuados, que la intervención durara tanto tiempo, así que nos pareció buena idea reutilizar las hortensias”, apunta. “Después de seis meses a la intemperie, seguían estando bien”.

Los colores son otra seña de identidad: Uriarte siente predilección por el dorado y los tonos intermedios, cercanos al rosa o al beis, con toques teatrales de naranja o rubí. “El color aporta mucha información; de los lugares, recuerdo sobre todo el color”, reflexiona. “Siempre me apetece atreverme a mezclar cosas que en principio me cuestan, me gusta llegar al límite con el uso del color. Cuando empecé había un bum wabi sabi y me sentía fuerísima de la tendencia, pero hice bien en seguir mi instinto”.

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Sobre la firma

Carlos Primo
Redactor de ICON y ICON Design, donde coordina la redacción de moda, belleza y diseño. Escribe sobre cultura y estilo en EL PAÍS. Es Licenciado y Doctor en Periodismo por la UCM
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